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Luis Almagro, secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA):

"Con todas sus imperfecciones, la democracia es por lejos el mejor sistema que existe"

domingo, 19 de agosto de 2018

MATÍAS BAKIT
Internacional
El Mercurio

El diplomático uruguayo dice que es "bueno para el hemisferio que Chile tome una posición clara, abierta y contundente en favor de la democracia y los derechos humanos".



Desde que Luis Almagro (Paysandú, 1963) asumió como secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), el 26 de mayo de 2015, el organismo hemisférico ha alertado sobre las violaciones a los derechos humanos y ha exaltado la defensa de la democracia en la región, con énfasis especial en la crisis de Venezuela, y desde abril pasado, en Nicaragua.

En entrevista con "El Mercurio", el ex canciller uruguayo comenta los atropellos llevados a cabo por los regímenes de Nicolás Maduro y de Daniel Ortega, el aporte de Chile a la región y por qué es tan importante defender los valores democráticos en América Latina.

-¿Cómo calificaría el momento actual de la democracia en América Latina?

"Necesitamos más democracia para más gente. Las Américas sigue siendo la región que tiene el grupo de democracias más grande en el mundo. A excepción de Cuba y Venezuela, es un hemisferio de mil millones de habitantes que viven bajo sistemas democráticos. Ahora tenemos la situación de Nicaragua, en la cual el sistema interamericano está trabajando de lleno, inclusive en el terreno, y haciendo todo lo posible para lograr que el país vuelva al camino de la democracia, la paz y la justicia. Los casos de Brasil y Perú son precisamente ejemplos de que las instituciones funcionan, más allá de las tensiones internas.

Otro problema es que las encuestas sobre democracia, paradójicamente, demuestran menor cercanía de la gente a los temas de funcionamiento de los gobiernos. Los estudios de opinión pública señalan el descontento de la gente con los sistemas de gobierno, porque no son capaces de ofrecer soluciones a sus demandas, pero eso no debe interpretarse como falta de apoyo ciudadano a la democracia, sino como cansancio frente a la falta de comprensión y desconexión de la realidad por parte de numerosos sectores políticos. La OEA tiene mucho que aportar en eso, trabajamos con los Estados en fortalecer sus sistemas electorales, en promover la transparencia, luchar contra la corrupción, entre otros. Pero con todas sus imperfecciones, la democracia es por lejos el mejor sistema que existe y la debemos defender a capa y espada".

-¿En qué medida colaboran los países de la OEA a mejorar esto? ¿Qué cree que falta?

"Los órganos de la OEA en que los países están representados están ahora mucho más activos. Sin ir más lejos, en las últimas semanas la OEA se ha pronunciado sobre los temas claves en la región. En la Asamblea General de junio se emitió una resolución sobre Venezuela, señalando que no reconocía la reelección del 20 de mayo de Nicolás Maduro, porque el proceso careció de total legitimidad al no adaptarse a los estándares internacionales y no cumplir con los requisitos básicos para ser transparente, justa y legítima, y encomendó al consejo permanente seguir de cerca la situación. Hace algunos días, el consejo permanente de la OEA aprobó crear un Grupo de Trabajo para contribuir a la búsqueda de soluciones pacíficas y sostenibles en Nicaragua, y coadyuvar en el proceso de diálogo.

Igualmente, el 29 de junio, el consejo rechazó la separación de familias migrantes por parte del gobierno de EE.UU. y encomendó a la CIDH hacer una visita in loco a la frontera sur de EE.UU. Desde la Secretaría General vamos a seguir llamando la atención sobre el 'deber ser', los principios y valores que los Estados mismos se han comprometido a cumplir".

-Usted ha sido muy crítico y activo desde su rol para lograr una solución a la crisis venezolana. Sin embargo, nada parece resultar. ¿Qué más se puede hacer en ese caso?

"La OEA ha aprobado tres resoluciones sobre Venezuela. La última fue durante la asamblea general, que declaró la ilegitimidad de las elecciones y del régimen, abrió el camino para que los países tomaran acciones respecto a la aplicación de medidas y sanciones.

En esa resolución -del 5 de junio- se inició el procedimiento del artículo 21 de la Carta Interamericana Democrática referido a la suspensión de Venezuela. Es una resolución muy potente, muy fuerte y que procura el restablecimiento del orden institucional en Venezuela, y para eso, acciones concretas de los países. En la misma resolución se reafirma la necesidad de seguir insistiendo en la apertura de un canal humanitario que resuelva la situación dramática que viven los venezolanos, que este año registrará una inflación de un millón por ciento, la misma que vivió Alemania en 1923.

Hay que mantener la presión internacional, incrementar las sanciones y por supuesto aplicar todos los instrumentos en nuestras manos, incluida la Carta Democrática Interamericana. La resolución del 3 de abril de 2017, por su parte, ya determinaba la alteración del orden constitucional en Venezuela conforme establece el artículo 20 de la Carta. Hoy más que resoluciones se requieren acciones, sanciones más duras. Debe haber más sanciones de EE.UU., la UE y Canadá. El régimen debe sufrir más para lograr una solución política que no han estado dispuestos a dar por las buenas".

-En el caso de Nicaragua, ¿cómo evalúa la situación?

"Más que diálogo, Nicaragua necesita elecciones. Necesita reinstitucionalizarse, redemocratizarse. Nicaragua es hoy víctima de violencia, represión y asesinatos, cuyas consecuencias han sido absolutamente nefastas para el país. Condenamos cada acto de violencia, cada asesinato que hace retroceder al país a condiciones de barbarie. Por supuesto que apoyamos el diálogo. Es una cuestión de voluntad política, y nosotros vamos a seguir insistiendo en volver al diálogo por todos los medios posibles.

El Consejo Permanente y la secretaría general siguen muy de cerca esta situación y ofrecemos siempre los canales para apoyar ese diálogo y la salida urgente, democrática y pacífica. Muestra de eso es la creación del Grupo de Trabajo para Nicaragua. Sin perjuicio de las acciones de la comunidad internacional, los actores políticos de la sociedad nicaragüense tienen que dialogar y acordar de buena fe una solución democrática, que pasa por escuchar la expresión popular y acordar un calendario electoral, además del cese de la violencia, la represión, el desmantelamiento de los grupos armados irregulares y la puesta en práctica de las recomendaciones del sistema interamericano de DD.HH.".

-Usted ha dicho que en América Latina hay dos dictaduras. Cuba y Venezuela. ¿Ve riesgos en otros países?

"No hay ningún caso comparable a los de Cuba y Venezuela. Uno es una dictadura de casi 60 años y el otro hace 19 años que están en el poder, y han robado las últimas elecciones de un modo descarado. Hay por supuesto focos de preocupación, como hemos conversado, nos preocupa mucho lo de Nicaragua, pero son casos con muchas pautas diferentes. Recordemos, por ejemplo, que el gobierno de Nicaragua viene trabajando con la Secretaría General de la OEA en temas de reforma electoral y fortalecimiento democrático hace muchos meses, y esos trabajos tienen que estar listos para enero de 2019. Además, ha permitido -a nuestras instancias- la visita in loco de la CIDH. Nicaragua está en una encrucijada, no se puede equivocar de camino, sería nefasto para el país que no puede permitirse sostenerse solamente sobre esquemas represivos. Esto lleva a los países a la ruina, siendo el más claro ejemplo de esto Venezuela".

-¿Qué opina de la candidatura presidencial de Evo Morales, pese a los resultados del referéndum?

"Nosotros consultamos a la Comisión de Venecia sobre este asunto, y el 19 de marzo pasado recibimos la respuesta. El informe contiene un análisis jurídico exhaustivo y llega a conclusiones sobre la figura de la reelección, señalando que no es un derecho humano en sí, sino que deriva del derecho a la participación política, y no se vulnera con la imposición de límites de mandatos. El informe de la Comisión de Venecia confirmó el criterio planteado por las misiones de observación electoral de la OEA. De nuestra parte, enviamos el documento para conocimiento y análisis de la Comisión Interamericana de Derechos, la Corte Interamericana y el Comité Jurídico Interamericano".

-Recientemente Chile ha asumido un rol más activo, de liderazgo, en los temas de Democracia y Derechos Humanos en el continente. ¿Lo ve usted así? ¿Por qué no era así antes?

"Para la OEA, Chile ha sido -desde la restauración democrática- un actor clave en la agenda de promoción y defensa de los derechos humanos, la democracia, el desarrollo sostenible y la seguridad, y hoy es uno de los líderes y ejemplos de la región en muchos aspectos. Es bueno para el hemisferio que Chile tome una posición clara, abierta y contundente en favor de la democracia y los derechos humanos, como el Presidente Piñera y el canciller Ampuero están promoviendo, por ejemplo, en los temas de Venezuela y Nicaragua. Nuestro diálogo con el Gobierno de Chile es permanente y sabemos que podemos contar con él para impulsar nuestro buque insignia de lograr más derechos para más gente, de lograr más democracia para más gente que se ha transformado en una necesidad imperiosa para los ciudadanos del continente, dados los efectos que hoy tienen sobre nuestras sociedades la acumulación de años de malas prácticas. Chile es un motor fundamental del sistema interamericano".

-¿Qué opina sobre el presunto atentado contra la vida del Presidente venezolano Nicolás Maduro? ¿Le da crédito? ¿Cree que pueda esto usarse como excusa para más medidas restrictivas y aislamiento?

"Es un tema que deja muchas interrogantes, especialmente por la nula credibilidad del régimen de Maduro. En cualquier caso, la Secretaría General de la OEA siempre condenará el uso de la violencia como herramienta política. Esperamos que los hechos no sean aprovechados como una excusa para pisotear aún más los derechos de los venezolanos, para aumentar el número de presos políticos o para acosar a los miembros de la oposición. Una investigación llevada adelante por la dictadura no va a ser creíble, por el uso político de la misma, porque ya en el pasado han utilizado la tortura para arrancar confesiones, por la persecución y caza de brujas que se desencadena a partir de estas variables.

Sería necesaria una investigación internacional independiente, esto no quiere decir, como ha ocurrido en el pasado, que solamente pueda entrar aquel que el régimen está interesado en que entre, sino una en que específicamente el régimen no esté interesado en que entre. No podemos ni permitir la impunidad de los que están involucrados en los hechos ni la impunidad de los dictadores. La violencia y la muerte deben dar paso a la claridad política, a los principios".

''Más que diálogo, Nicaragua necesita elecciones. Necesita reinstitucionalizarse, redemocratizarse. Nicaragua es hoy víctima de violencia, represión y asesinatos"

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