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ARQUEOLOGÍA Nuevas excavaciones después de 30 años:

Pompeya: "El último fugitivo" y los hallazgos que asombran al mundo

domingo, 19 de agosto de 2018

ELENA IRARRÁZABAL SÁNCHEZ
Patrimonio
El Mercurio

Tras vivir una aguda crisis en 2012, marcada por la desidia, los derrumbes y la corrupción, la ciudad romana arrasada por el Vesubio vive hoy un momento clave. Se realizan fructíferas excavaciones en zonas nunca antes exploradas y se adoptan nuevos enfoques para preservar la urbe de la mafia y otras amenazas.



Caminaba con dificultad pues sufría una inflamación ósea en una pierna. Tenía alrededor de 30 años y llevaba un bolso en el pecho con veinte denarios de plata y algunas monedas de bronce, cantidad que correspondía a un salario promedio para medio mes de una familia de tres personas. Huía de la ciudad, pero acarreaba las llaves de su casa. Tenía la esperanza de volver a su hogar.

Se trata del pompeyano que ha sido bautizado como "el último fugitivo", cuyo esqueleto fue encontrado hace algunas semanas gracias a las excavaciones realizadas en la zona "Regio V", un barrio al norte de la ciudad nunca antes excavado. Un lugar en el que -a diferencia de las despejadas calles de la Pompeya que conocen los turistas- las piedras de lapilli (fragmentos sólidos de lava) se cuelan por todas partes y los zapatos se hunden al avanzar en el material volcánico.

Desde Pompeya, el arqueólogo Francesco Muscolino, quien trabaja en las excavaciones, explica a "El Mercurio" que el hallazgo de este esqueleto "va a aportar datos muy interesantes sobre los problemas de salud, la dieta alimentaria y el modo de morir del individuo. Ya los está revelando".

Efectivamente, aunque en un principio se pensó que el individuo había muerto por el golpe en la cabeza de una gran piedra, el análisis del cráneo, en perfecto estado, reveló que el hombre había muerto de otra manera. Según explicó a los periodistas Massimo Osanna, quien dirige el Parque Arqueológico de Pompeya, "murió de asfixia, un final terrible".

Seguramente la lesión que tenía en la tibia, que le significaban dolores y dificultad para caminar, retrasó su salida. Y cuando se convenció de que debía escapar ya era muy tarde. La calavera tenía la boca abierta de manera impresionante, lo que indicaría que murió de asfixia durante su huida, a raíz de las nubes ardientes y tóxicas de gases, cenizas y piedras que descendieron a altas velocidades del Vesubio, las que mataron de asfixia a muchos pompeyanos.

Todos estos recientes hallazgos, realizados en espacios vedados a los turistas, han sido difundidos en Instagram por Massimo Osanna, lo que ha aumentado el impacto de los descubrimientos.

Drones y realidad virtual

Un caluroso día de agosto del año 79 d.C. la bullente ciudad romana de Pompeya quedó oculta bajo una capa de cenizas, piedras y gases tóxicos, que desplomaron edificios y aplastaron y asfixiaron a las personas. Se calcula que cerca de 16 mil personas murieron en las cuatro ciudades -Pompeya, Herculano, Oplontis y Estabia- que quedaron sepultadas hasta el siglo XVIII, momento en que Carlos VII de Nápoles (y futuro Carlos III de España) inicia las excavaciones en la urbe situada las faldas del Vesubio, descubriendo maravillas que se convirtieron en un imán para todo Occidente.

Más de dos siglos después, alrededor del 2010, ocurrió lo que se ha llamado la "segunda destrucción" de la ciudad, azotada por derrumbes, abandono y corrupción. La inquietud por su preservación generó el "Gran proyecto Pompeya", que se lanzó en 2012 para conservar Pompeya para las futuras generaciones.

En el marco de esta iniciativa han emergido los recientes y deslumbrantes descubrimientos arqueológicos, la mayoría registrados en la Regio V. Entre ellos figura una calle bautizada como el "callejón de los balcones". Se trata de una serie de edificios con tres balcones en muy buenas condiciones. La "domus de los delfines" también emergió de las excavaciones, con salas de rica decoración y frescos que retratan a un pavo real, un loro, ciervos y dos delfines dorados. A su vez, en la "casa de Júpiter" se descubrieron salas con adornos de estucos coloreados, de data muy antigua, correspondientes a las primeras etapas artísticas de la ciudad. Un gran fresco del dios Príapo, hijo de Dionisos y Afrodita, es otro de los hallazgos recientes.

Se han hallado restos de caballos, algunos engalanados para desfiles o tal vez ensillados para la huida. Son excavaciones realizadas en el establo de la villa rural de Civita Giuliana, que ha sufrido graves daños por los túneles clandestinos construidos por ladrones. Los trabajos han comprendido también la restauración y nuevas excavaciones en el lugar de encuentro de los gladiadores ( Schola Armaturarum ), que colapsó y se derrumbó en 2010. Allí se encontraron una serie de ánforas, ubicadas en un patio para que se secaran al sol.

¿Puede aparecer en el futuro próximo algo muy espectacular? Según historiadora británica Mary Beard, experta en Roma clásica, "puede que alguna vez haya descubrimientos espectaculares. Las personas están siempre esperando una sinagoga o una iglesia cristiana, algo que no es imposible, pero que veo difícil. Pienso, más bien, que las conocimientos más interesantes van a venir de nuevos tipos de análisis científicos sobre el ecosistema, la dieta y salud de los pompeyanos".

"Un aspecto es excavar el territorio y hacer hallazgos arqueológicos y otro es estudiar en profundidad lo que se ha descubierto. Aun se estudian, por ejemplo, los significados de los frescos en algunos edificios. A su vez, en el campo de la epigrafía hay inscripciones muy interesantes que van apareciendo, lo que aporta muchísima información", explica Catalina Balmaceda, académica de la UC y profesora invitada de Oxford en Historia Clásica.

¿Sobre o bajo tierra?

Nadie niega la complejidad de emprender nuevas excavaciones. Los frescos, por ejemplo, al reaparecer y tomar contacto con el aire se comienzan a decolorar. ¿Cómo preservar estos tonos impresionantes, como el rojo pompeyano? Hoy los restauradores de frescos intervienen de inmediato cuando aparece una pintura, realizando labores de conservación reversibles en el tiempo, pero que previenen la decoloración.

Otro de las métodos tradicionales que se ha tratado de superar son los trabajos no sistemáticos, que implicaba escoger distintas casas para restaurar, sin una visión unitaria. "Ahora consideramos que Pompeya es una ciudad y como tal debe ser tratada, situando en primer lugar su seguridad. Hoy no se excava por excavar, sino que se hace con cautela, primando la seguridad y con objetivos muy precisos", asegura Massimo Osanna, que también es profesor de arqueología clásica de la Universidad Federico II de Nápoles. Es decir, antes de tocar una piedra, los arqueólogos trabajan con drones, láser y realidad virtual para evitar destrucciones innecesarias.

A su vez, las investigaciones se realizan mediante un equipo muy variado. Como explica el arqueólogo Francesco Muscolino, "las excavaciones se configuran como multidisciplinarias gracias al aporte de arqueólogos, arquitectos, ingenieros estructurales, restauradores, arqueobotánicos y arqueozoólogos (para los análisis de los hallazgos orgánicos) y vulcanólogos. Tal variedad de aproximaciones permite recuperar el mayor número posible de datos".

A juicio de Mary Beard -quien escribió un reconocido libro sobre Pompeya, traducido al español por Crítica-, "en general, creo que lo que no se ha excavado en Pompeya permanece más seguro si se deja bajo tierra. Pero pienso que es apasionante si se llevan a cabo excavaciones en pequeña escala, con métodos modernos, que van a ir mostrando distintos aspectos de la ciudad".

"Estudiar el medio ambiente y la agricultura es algo muy propio del siglo XXI. Hoy en día se busca un conocimiento más profundo y excavar el área rural nos dice mucho de la alimentación y constitución física de las personas, por los cultivos o restos de animales que se encuentran. Es un trabajo que une a científicos e historiadores", explica la académica Catalina Balmaceda sobre las labores realizadas en áreas rurales. Y ejemplifica: "Desenterrar diez metros cuadrados puede significar muchos años de estudio y la posibilidad de conocer, por ejemplo, cuánta carne comían las personas, cuáles eran los animales domésticos, qué alimentos se comerciaban. Es también una manera de hacer historia social y de profundizar en el modo en que vivían los campesinos versus los habitantes de la ciudad".

El turismo y la mafia

La mafia napolitana o Camorra ha constituido una de las grandes amenazas de Pompeya, casi mayor que el Vesubio. Al organizar robos y venta ilegal de piezas pompeyanas y al involucrarse en fallidas licitaciones para restauraciones o reconstrucciones en la ciudad, la mafia fue tejiendo una red de corrupción en torno a Pompeya que ha provocado grandes perjuicios en este sitio histórico.

De allí que se decidiera, hace algunos años, establecer una alianza con la policía especializada en robos y daños culturales, encabezada por el general Giovanni Nistri, que ha resultado clave en el "renacimiento" de Pompeya. Nistri -que hoy dirige a los Carabinieri de Roma- fue supervisando la contratación de obras y todo lo relacionado con la legalidad y anticorrupción. "El general ha sido una fortuna para Pompeya", señaló Massimo Ossanna.

Lo confirma el académico Salvatore Settis, arqueólogo e historiador italiano, ex director de la Escuela Normal Superior de Pisa, del Getty Center en Los Ángeles, y especialista en la protección del "paisaje cultural" italiano. "La situación en Pompeya mejoró enormemente con la acción conjunta del general Nistri y el superintendente Osanna, que es un muy buen erudito y ha trabajado activamente tejiendo la investigación académica y la administración de la ciudad y su parque arqueológico".

La crisis vivida en 2012, cuando pese a los fondos aportados por distintas organizaciones y la Unión Europea la urbe se derrumbaba por la corrupción y los malos manejos, demuestra, según Settis, "que el dinero es importante, pero no es suficiente. Importantes inversiones en el yacimiento arqueológico de Pompeya ya estaban allí, pero es la habilidad del general Nistri y al profesor Osanna para trabajar juntos, utilizando la experiencia en la administración pública y en la arqueología clásica lo que realmente marcó la diferencia. El dinero no es nada sin experiencia real".

Los tres y medio millones de visitantes que recorren anualmente la ciudad también constituyen una fuente de inquietud para sus autoridades. "La presión de los visitantes en Pompeya va en incremento y, en orden de proteger el deterioro, una posibilidad es introducir un número diario de visitantes que deba reservar con anterioridad su cupo. Pero es una instancia compleja para las personas que deciden visitar Pompeya a última hora. Creo que la real solución es crear varias alternativas de visitas en los alrededores". Settis cita lugares como Herculaneum, Oplontis, Baiae y Pozzuoli, pero señala que esa posibilidad pasa, más que por las agencias de viaje, por la educación de la población en torno a estos valiosos lugares.

De todas formas, en Pompeya se han excavado poco más de 44 hectáreas, de las 66 que conforman el parque arqueológico. Todavía queda una apreciable parte de la ciudad bajo tierra (casi un tercio), esperando que nuevas técnicas y enfoques no invasivos sigan develando las maravillas de la urbe arrasada por el Vesubio hace dos mil años.

La mafia ha sido para Pompeya una amenaza casi peor que el Vesubio.

El "último fugitivo" llevaba una bolsa con monedas y las llaves de su casa.

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