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El abogado argentino fue presidente y actualmente es miembro del directorio del club:

El perfil de Christian Bragarnik, el poderoso agente detrás de Unión La Calera

sábado, 18 de agosto de 2018

Cristóbal Valencia
Deportes
El Mercurio

Las luces y sombras del representante y directivo que ayudó a encumbrar al elenco cementero.



En agosto de 2015, un grupo de abogados argentinos, liderado por los hermanos Sebastián y Ricardo Pini, ex dueños de Rangers de Talca, compró, a través de la sociedad Andes Inversiones Deportivas, el 51% de la propiedad de Unión La Calera.

Un mes después, el nuevo directorio eligió a su presidente: Christian Bragarnik, representante trasandino y uno de los hombres más influyentes del fútbol al otro lado de la cordillera.

El argentino ya no es el timonel calerano, pero sigue siendo miembro del directorio. Él fue el responsable de los arribos a principios de año de Gabriel Arias y Brian Fernández, dos de los baluartes de la buena campaña cementera en la primera rueda, aunque apenas duraron un semestre en la Quinta Región.

"Mi participación en La Calera es total", comenta brevemente Bragarnik a "El Mercurio". Al agente no le gusta hablar con los medios. "No da muchas entrevistas, porque la mayoría son malintencionadas", explican en su entorno.

El ascenso

Bragarnik nació en Liniers y de chico era hincha de Vélez Sarsfield. En los noventa jugó por algunos equipos amateur, sin mayor éxito. Era mediocampista. "Vestuario tiene", asegura su amigo José Lemme, presidente de Defensa y Justicia.

"Es una persona normal, muy inteligente y que nació con la virtud de tener buen ojo para los jugadores", agrega el directivo del "Halcón".

Cuando el hoy agente vio frustrados sus deseos de ser futbolista, comenzó su carrera empresarial, al mismo tiempo que trabajaba en un supermercado chino, atendía en una red de farmacias o en un videoclub. Partió grabando jugadas en VHS.

Y empezó su ascenso. Primero en Defensa y Justicia, que en esa época estaba hundido en categorías inferiores. "Él creció mucho acá", recuerda el mandamás del club que hoy dirige Sebastián Beccacece.

En 2001 vendió a su primer jugador: Mariano Monroy, quien pasó de Arsenal de Sarandí al Querétaro mexicano por US$ 400 mil.

El traspaso le permitió radicarse en tierras aztecas: el mismo Querétaro le ofreció trabajo.

A los seis meses era presidente del club, pero ocurrió uno de los episodios más controvertidos de su carrera: los accionistas del equipo fueron procesados por narcotráfico y las sospechas alrededor suyo se multiplicaron. Pero siempre aseguró haber desconocido las actividades de sus socios. Más tarde estuvo vinculado al Xolos, institución relacionada al cartel de Tijuana.

Con el tiempo extendió su red de influencias. En 2006 fue parte de la negociación por el traspaso de Sebastián González desde Atlante a Tigres. "Había trabajado en algunos clubes y tenía vínculos. El presidente del Atlante era amigo suyo y nos mandó a cerrar el traspaso con las comisiones pagadas por el mismo Atlante. Él borró algunas cláusulas, hizo una buena gestión. Si hubiera ido solo, capaz que firmaba cualquier cosa", recuerda "Chamagol".

Hoy, desde su oficina en Puerto Madero, intenta mantener un perfil bajo, pese a que maneja los destinos de algunos de los futbolistas y DT más codiciados al otro lado de la cordillera, como Darío Benedetto (Boca Juniors) o Eduardo Coudet (Racing).

Pero su nombre aparece en cada mercado de fichajes con alguna sombra: en su país lo tildan como "dueño del fútbol argentino" y lo acusan de manejar los hilos de diez clubes.

Lo comparan con Julio Grondona. De hecho, en uno de sus dedos lleva un anillo con la frase "No pasa nada", que recuerda el dicho de cabecera del ex presidente de la AFA: "Todo pasa".

Bragarnik ha negado que sea un homenaje, pero no oculta su respeto por el fallecido dirigente. "Era una persona que admiraba", dijo hace unos años al diario La Nación, en una de las pocas entrevistas que ha dado.

Su última polémica vino con el traspaso de Mauro Zárate, uno de sus tantos representados, a Boca Juniors. En redes sociales fue acusado hasta de conspirar para que el "Fortín" descendiera.

En Boca lo defienden y lo definen como "el hombre de moda". "Con nosotros funcionó todo muy bien, trajo tres jugadores y todos rindieron. Lo que pasa es que en algunos clubes chicos tiene mucho peso: como no tienen mucha plata, hablan con él para que les traiga a algún jugador a préstamo o para comprarlo. Además, como representa a varios DT, tiene más llegada en los clubes donde ellos dirigen", comenta un dirigente xeneize.

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