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Incertidumbre inflacionaria por petróleo y alimentos presiona aumento de tasas largas

lunes, 30 de junio de 2008

Lina CASTAÑEDA e Ignacio DÍAZ
Economía y Negocios Online, El Mercurio

La tasa de interés de política monetaria (TPM) podría situarse entre 7,5 y 8% y más a fines de año, estiman analistas.


Las tasas de interés de largo plazo, tanto nominales como reales, están aumentando a nivel global debido a la incertidumbre inflacionaria y con mayor intensidad en Chile, lo que reafirma las proyecciones de analistas respecto a una reacción más agresiva del Banco Central que llevaría la tasa de interés de política monetaria (TPM) a rangos desde 7,5 a 8% y más hacia diciembre próximo.

La semana pasada, las tasas nominales superaron el 8% en papeles a 5 años y los bonos en UF cerraron en 2,98%. El 10 de abril, cuando se anunció la intervención cambiaria, las tasas para los mismos papeles eran de 6,49 y 2,16%, respectivamente.

Tendencia global

"El alza en general refleja la percepción de que, con los niveles de inflación que tiene el país y sin una reversión de los precios de las materias primas a la vista, la única opción que le va quedando al Banco Central es continuar subiendo las tasas de corto plazo", dice Luis Oscar Herrera, de Euroamérica.

En los últimos 30 días las tasas largas en Estados Unidos y Europa han subido del orden de 50 puntos base y en Chile del orden de 100 pb, porque hay un shock inflacionario mundial con alzas del orden del 30% en los alimentos (granos) y el precio del petróleo sigue al alza. Gonzalo Sanhueza, de Zahler y Cía., atribuye el mayor aumento de las tasas en Chile a que los alimentos representan el 30% de la canasta del IPC y sumando energía la cifra se acerca a 50%.

El diferencial de tasa entre el BCP y el BCU (bonos nominales y en UF) a diez años plazo es cercano a un 5%, lo que implica que en promedio el mercado vería que la inflación en los próximos diez años va a estar en torno al 5%. "Es un diferencial extremadamente alto, antes siempre estuvo en torno al 3%, que era la meta de inflación del Banco Central", señala Sanhueza.

Herrera espera una nueva alza de tasa entre 25 y 50 puntos base en la TPM en julio para cerrar el año en 7,5%, condicionado a la evolución del precio del crudo. En el escenario más benigno, Sanhueza prevé un cierre anual de 7,5%, pero si los precios de los commodities no bajan o siguen subiendo, probablemente va a llegar más arriba, dice.

Rodrigo Aravena, de BanChile, hace notar que la estructura de las tasas swaps y forward está indicando que el mercado espera una tasa cercana al 8% a fin de año. "Nosotros creemos que no va a llegar a 8%, pero la estructura de tasas captura las expectativas del mercado", precisa.

Para los inversionistas como los fondos de pensiones, que tenían papeles de largo plazo, el aumento de las tasas les va a significar una pérdida al valorizar su cartera, porque su inversión está a una tasa menor y si quieren vender sus papeles el mercado les pagarían 10 a 20% menos.

Los fondos mutuos también tienen que valorizar sus carteras a la tasa de mercado. A los que operan en renta fija les baja el valor de la cuota, dice Felipe Laborde, de Tanner. Dado las expectativas de inflación, de 1,2% en junio; 0,5% en julio y 0,5% en agosto, el economista espera un aumento de 50 pb de la TPM en julio y el mercado está estimando que el año podría terminar con un nivel de 7,5 a 8%, agrega.

Para los inversionistas que estaban líquidos, esto es, con sus fondos en depósitos de corto plazo, Sanhueza ve hoy muy buenas oportunidades de invertir a tasas más altas.

Las claves que han llevado al IPC a su nivel más alto en 14 años

En lo que va de 2008, la inflación no ha dado tregua. A mayo, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) acumula una variación en doce meses de 8,9%, su nivel más alto desde igual mes de 1994, cuando se situó en 12,7%.

Una cifra que no sólo ha atacado con fuerza el bolsillo de los consumidores, sino que ha complicado aún más la tarea del Banco Central de llevar la inflación dentro del rango meta de 3%.

En los noventa, el fenómeno inflacionario comenzaba a descender tras años con cifras de dos dígitos -superando incluso el 20% durante los ochenta-, producto de una serie de factores. Entre ellos, la baja en el precio que registraba el petróleo, cercano a los US$ 65 el barril, y los cada vez menores costos operacionales de las empresas gracias a la introducción de nuevas tecnologías en los procesos de producción.

La situación hoy es diametralmente distinta. En un contexto marcado por alzas constantes en el precio de los combustibles -el viernes pasado el barril del crudo alcanzó los US$ 142 por barril-, los mayores costos energéticos han gatillado esta situación inflacionaria, comenta Joseph Ramos, académico de la Universidad de Chile.

"Si se suma a estos factores el alto precio que han registrado los granos, en especial el maíz, se configura un escenario propicio para que la inflación se dispare muy por sobre el rango meta que se ha propuesto el Banco Central", añade Ramos. Y advierte sobre la posibilidad de un contagio hacia precios de otros productos, expandiendo los efectos del denominado shock de oferta.

María Cecilia Cifuentes, académica de la Universidad de los Andes, apunta a efectos nocivos que tendría el reajuste al salario mínimo acordado entre el Gobierno y la CUT, y aprobado en el Congreso, el que, a su juicio, complica más el control de la inflación y envía una señal equívoca por parte de la autoridad. "Es cierto que durante los noventa fuimos más ricos, pero hay que asumir que el costo de la vida hoy es más alto, y eso no se soluciona reajustando los sueldos. Fue un error del Gobierno que mete más presión a la inflación", afirma.

Cifuentes cree que sería muy importante que el Gobierno enviara una señal de compromiso con la inflación dejando de lado las presiones políticas en un año de elecciones, esta vez, mediante un gasto fiscal más cauto en el Presupuesto Fiscal 2009.

Álvaro Pereira, gerente de estudios de Bci, cree que el gran desafío para el Banco Central de aquí en adelante es volver a anclar las expectativas inflacionarias del mercado a la meta de 3%, lo que sólo se lograría elevando nuevamente la tasa de política monetaria. "No hay que permitir que se incorporen expectativas de alta inflación, eso sería nefasto, tanto para el control mismo de la inflación como también para la credibilidad del Central, que si bien no está en riesgo, puede dañarse", sentencia Pereira.

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