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Los escritores que disputan el Premio Nacional de Literatura

domingo, 29 de julio de 2018

Roberto Careaga C.
Cultura
El Mercurio

Retrasado por trámites burocráticos, esta semana se constituirá el jurado del máximo galardón de las letras locales. Diamela Eltit, Enrique Lafourcade, Carlos Franz, Hernán Rivera Letelier y Germán Marín son algunos de los nombres.



Hace unos meses, Enrique Lafourcade regresó a Santiago después de varios años en Coquimbo. Está en una residencia, sumido en un alzhéimer que padece hace casi una década. Sin enterarse, a los 90 años el autor de "Palomita blanca" está siendo postulado para el Premio Nacional de Literatura. Otra vez. Hoy fuera de escena por su enfermedad, desde la década de los 50 Lafourcade fue una figura omnipresente de la literatura chilena y su historial con el galardón es largo y fallido. Tras muchas postulaciones, esta vez son sus hijos Dominique y Octavio quienes están tras su nueva presentación y ya tienen una carpeta de 22 páginas que documenta la larga trayectoria de su padre. Pero no saben cómo postularlo.

Este año, el proceso del Premio Nacional de Literatura ha sufrido un retraso y además de la postulación de Lafourcade, otras también están a la espera de una información más clara desde el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, el organismo que ahora está a cargo del galardón (ver recuadro). El cambio ha producido la demora y, de hecho, este año el premio no alcanzará a fallarse en agosto, como es tradicional, sino que en octubre, informan desde el ministerio.

Un punto está claro: la ley que rige a los galardones precisa que no "existirá la obligación de presentar informe documentado de méritos". Es decir, los hijos de Lafourcade podrían no presentar una carpeta para postular a su padre y aun así él podría ganarlo.

Viejos y nuevos postulantes

De hecho, dos de los autores que se perfilan como favoritos para ganar el Nacional de Literatura 2018 desistieron expresamente de postular: Diamela Eltit (69) y Germán Marín (84). Ambos suenan desde hace años como posibles ganadores, han sido sujetos de campañas y han terminado desgastados en el proceso: "El Premio Nacional de Literatura se ha transformado en un concurso en el que una serie de escritores ingresan en una suerte de campo de humillaciones. Postulantes y ganadores, todos terminan humillados", le dijo Eltit a este diario al lanzar "Sumar", su nueva novela, el relato de una larguísima marcha de trabajadores que sintetiza una obra vanguardista y política, que surgió en los 80 para alzarse como una de las más particulares e influyentes en la narrativa chilena y latinoamericana.

Eltit, autora de la señera "Lumpérica" (1984) y pionera de los estudios de género y feminismo, rechazó peticiones de universidades para postularla al galardón. Marín está en una posición similar y consultado para este artículo prefirió no opinar. Pero ausente no está: acaba de lanzar una nueva novela, "Póstumo y sospecha", un relato sobre dos ladrones de poca monta en que retoma un universo personal de personajes secundarios, maltratados por la historia, que llegaron a brillar en los libros de la trilogía "Historia de una absolución familiar". Y a ellos se suma otro autor que opta por el silencio ante una posible candidatura: Roberto Merino (57), poeta y cronista, que en los últimos meses empezó a sumar apoyos de, por ejemplo, Rafael Gumucio o Ernesto Ayala, director de la revista del Centro de Estudios Públicos.

"Merino es uno de los prosistas más finos que ha producido Chile en las últimas décadas, con un estilo muy propio y reconocible, donde se encuentran con naturalidad giros cultos, expresiones de la calle y salidas cómicas. Logra como pocos alumbrar verdades de la vida cotidiana, del existir, del paso del tiempo", sostiene Ayala que, de ser necesario, dice, presentaría una postulación por el autor de "Horas perdidas en las calles de Santiago". Y es que si bien no es obligación, ya hay más de una carpeta con antecedentes en camino al Ministerio de las Culturas: a la de Lafourcade se suman una de José Luis Rosasco (83), promovido por la Corporación Cultural de Ñuñoa, otra de Jorge Guzmán (88) elaborada por Ediciones LOM, y otras de Hernán Rivera Letelier y de Carlos Franz.

Más campañas

"Me han postulado como cuatro o cinco veces. Yo no tengo posibilidades de ganármelo, pero mi obra sí tiene todo lo que debe tener una obra para ser digna del premio", dice Rivera Letelier (68), al teléfono desde Antofagasta. El autor de "La reina Isabel cantaba rancheras" y best seller desde hace casi 25 años por sus novelas sobre la pampa nortina, tiene el apoyo de las universidades de Antofagasta, Católica del Norte y Santo Tomás de la misma ciudad, como también de su editorial Penguin Random House. "Mi obra es netamente chilena, pero a la vez universal, ha sido publicada en 21 idiomas. Y si estoy dejando que me postulen es porque esperanza tengo. Creo mucho en mi obra", agrega el escritor.

En el caso de Carlos Franz (59) es su primera vez. Figura central de la nueva narrativa chilena de los 90, el autor de "El lugar donde estuvo el paraíso" y "El desierto", entre otros libros, incluye en su carpeta de postulación cartas de apoyo de autores como Jorge Edwards, Antonio Skármeta, Oscar Hahn, el nicaragüense Sergio Ramírez y la española Rosa Montero. También lo patrocinan la Fundación Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes y la Cátedra Mario Vargas Llosa. "A mí no se me había ocurrido siquiera postular, pero ahora, cuando veo los estupendos escritores que apoyan mi candidatura, me siento muy agradecido", dice Franz. "El Premio Nacional es una de las pocas instituciones que da importancia a la literatura en nuestra sociedad tan indiferente a las letras. La lista de sus ganadores es irregular, pero en general meritoria. Hay que potenciarlo apostando solo por la calidad y evitar presiones ajenas a la literatura", añade.

Quizás a Lafourcade le faltó gestionar mejor sus habilidades ajenas a la literatura. "Si hubiese trabajado más la imagen o pertenecer a grupos políticos o económicos habría tenido más apoyo para ganar cualquier premio, pero eso no era parte de lo que él hacía", dice su hija, Dominique Lafourcade, desde Alemania, donde vive. "La verdad es que mucha gente dice que es injusto que no haya ganado el Premio Nacional, porque es una persona que no han querido reconocer por muchos motivos, pero no porque no haya hecho una labor literaria importante en Chile. Fue un animador cultural muy importante. Tiene muchos enemigos, claro", añade.

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