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Fundación basada en Bruselas:

La cruzada europea de Steve Bannon para unir a los populistas

domingo, 29 de julio de 2018

Carlos Fresneda EL MUNDO
Internacional
El Mercurio

Londres El ex estratega de Trump pretende agrupar a todos los partidos de derecha dura de Europa en "El Movimiento".



El sueño europeo de Steve Bannon se llama "El Movimiento" ("The Movement"). Bajo ese nombre, el ex estratega de Donald Trump se propone reunir a todos los grupos de la derecha populista europea bajo un mismo paraguas. "El Movimiento" tendrá su sede en Bruselas y su misión será dar la campanada en las elecciones europeas, en mayo de 2019.

Mientras hace dos semanas miles de británicos se manifestaron en las calles de Londres en contra de la visita de Trump, Bannon convocó en un hotel de cinco estrellas de Mayfair a una nutrida representación de la ultraderecha europea. "La reunión tuvo tanto éxito que vamos a empezar a contratar personal", reconoció.

"El Movimiento" aspira a ser algo así como la internacional de la alt-right , tomando precisamente como modelo el "Momentum" que aupó a Jeremy Corbyn y que sirvió para reactivar a la izquierda británica. El propio Bannon asegura que su meta es convertirse en la antítesis de la fundación Open Society, del multimillonario estadounidense de origen húngaro George Soros, quien ha desviado unos 28.000 millones de euros para causas liberales en las tres últimas décadas.

"Soros es malvado pero brillante", atestigua Bannon, que ha decidido apoyarse en la pequeña estructura de "El Movimiento" (creado realmente en enero de 2017 por el abogado belga Mischäel Modrikamen) para impulsar la fundación y el think tank con el que pretende dar alas a los grupos de la derecha dura europea.

Luego de dimitir como asesor de Trump, y tras salir por la puerta trasera de Breitbart, Bannon se ha reinventado a sí mismo como profeta de la alt-right en versión europea. El 50% de su tiempo, anticipa, lo pasará en los próximos meses en el Viejo Continente. "El Movimiento" arrancará con nueve personas en plantilla, con ambiciones de superar las 25. Su misión será hacer sondeos, acuñar mensajes, desplegar las armas de marketing electoral y contribuir todo lo posible al éxito del populismo de derecha en Europa.

Admiración por Salvini

El desembarco a la americana de Bannon causó divisiones iniciales en la ultraderecha tradicional europea, pero las resistencias van menguando al cabo de casi seis meses. Su bautismo de fuego se produjo en Francia, donde fue padrino de Marine Le Pen en la metamorfosis del Frente Nacional en la Agrupación Nacional.

Allí tuvo, según él mismo reconoce, su momento "eureka". "¿De qué quieres que hable?", le preguntó a Le Pen. "Todo lo que tienes que decir es que no estamos solos", le respondió. Y Brennan se tomó a pecho la invitación y extendió su tarjeta de visita europea.

"Luchan por su país y los llaman racistas. Pero los días en que eso era un insulto se han quedado atrás. Los medios del establishment son los perros guardianes del sistema. Cada día que pasa, nosotros somos más fuertes, y ellos más débiles. Déjenles que los llamen racistas, xenófobos o lo que quieran, y lleven esas palabras como una medalla", afirmó.

El segundo momento álgido fue su paso por Hungría, donde ejerció de adulador del Primer Ministro Viktor Orban, al frente del Fidesz-Unión Cívica Húngara. "Orban fue Trump antes que Trump", dijo. En Budapest, en mayo, ante una audiencia a la que sumaron ultraderechistas de Polonia, de Eslovaquia y de la República Checa, lanzó otra de sus proclamas: "Lo que importa es la supervivencia del Occidente judeo-cristiano. No tenemos por qué creer en el declive".

En Suiza se reunió días después con los líderes de Alternativa para Alemania, también se dejó caer por Austria y volvió a Roma, a tiempo parar celebrar el éxito de su amigo, Matteo Salvini, incrustado como ministro de Interior en el gobierno del Movimiento Cinco Estrellas y la Liga. "Italia es hoy por hoy la vanguardia de Europa. Si funciona en Italia, funciona en cualquier parte del mundo", dijo.

Los tentáculos de Bannon llegan ya a los países escandinavos, con el partido xenófobo Demócratas de Suecia y el ultraconservador Verdaderos Finlandeses como objetivos. El ex asesor de Trump tiene también la mirada puesta en España y asesora a Vox, el partido del ex parlamentario del PP Santiago Abascal.

Las incursiones del profeta de la alt-right han disparado las alarmas en Bruselas, ante las sospechas de que su auténtico "sueño" sería dinamitar la Unión Europea desde dentro, y de paso, hacerle un favor a su antiguo jefe.

De hecho, el Brexit se interpreta como la primera ficha en el dominó de Bannon. Su relación especial con Nigel Farage, ex líder del Partido de la Independencia del Reino Unido (Ukip), le sirvió para utilizar el referéndum de la UE como campo de pruebas del marketing electoral en el territorio sin ley de las redes sociales; de hecho, son públicos sus vínculos con Cambridge Analytica.

En el Reino Unido, Bannon se apoya en Raheem Kassam, el ex colaborador de Farage que fue su brazo derecho para la edición británica de Breitbart y que le organizó la reunión con los representantes de la ultraderecha en el hotel de Mayfair. El propio Farage le invitó a su show en la radio, ocasión en que exploraron futuras alianzas, aprovechando que el ex líder del Ukip junto al millonario Arron Banks estarían tramando la creación de un nuevo partido favorable al "Brexit duro".

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