Una economía pequeña en tamaño, comparada con la de países con una calificación crediticia similar; excesiva dependencia de las materias primas, la que la expone a la constante volatilidad de los mercados internacionales; el acotado efecto del proceso de diversificación económica, y la baja productividad aparecen entre las razones estructurales que explican la rebaja de la calificación de riesgo de Chile desde Aa3 a A1, anunciada esta semana por la agencia Moody's.El informe de la clasificadora señaló que, "a pesar de claras evidencias de una mejora en la perspectiva económica y fiscal a corto plazo", no preveía que el Gobierno recuperara la fortaleza crediticia que tuvo en años anteriores. ¿Los factores? El constante deterioro de la posición fiscal del país desde el año 2010 hasta 2017 -la deuda subió 15 puntos porcentuales en este período, hasta alcanzar el 23,6% del PIB- y un estancamiento de las proyecciones de crecimiento para el mediano plazo.En este último punto es donde Moody's pone el foco, revelando los problemas estructurales que enfrenta la economía chilena que trascienden a los gobiernos de turno y le impiden crecer al país por sobre su potencial.