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Pórtico de la Gloria: una restauración clave del siglo XXI

domingo, 29 de julio de 2018

Hernán Ogaz Restaurador de obras de arte
Artes y Letras
El Mercurio

Una acuciosa intervención ha dejado a la vista la conmovedora recuperación de los colores y texturas del famoso pórtico interior de piedra de la Catedral de Santiago de Compostela. Es el rescate de la mayor obra del arte europeo de fines del siglo XII, una de las grandes joyas del arte románico.



Hace cuatro días, justo en la fiesta de Santiago Apóstol, se reabrió a los peregrinos de todo el mundo el Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela. Este conjunto escultórico del siglo XII, obra del "Maestro Mateo" -conocido como el "Fidias" del románico- ha sido puesto en valor para el goce de las actuales y futuras generaciones.

A quienes, tras entrar a la catedral, crucen alguno de los tres arcos de este pórtico de piedra se les presentan los relieves que ilustran la historia sagrada y las imágenes celestiales con una nueva riqueza escultórica e intensidad cromática. Ya no solo se pueden observar las expresivas fisonomías de los profetas y apóstoles del Antiguo y del Nuevo Testamento, dramatizados por la luz del poniente. También se puede apreciar el color de las carnaciones y de los ropajes de las figuras, los reflejos del oro y del lapislázuli recientemente redescubiertos, y la fina reintegración de las imágenes.

Las notas cromáticas doradas y azules, dispuestas con profusión por el artista románico para exaltar la epifanía de la Gloria, prácticamente se desconocían hasta ahora. Primero se revelaron bajo los análisis de espectrografías y microscopia estereoscópica. Luego, bajo las manos pacientes de los restauradores, aparecieron los tonos de esta atmósfera celestial pocas veces vista por los peregrinos, dado el persistente deterioro que venía sufriendo el pórtico.

Así renace este pórtico que busca asomarse a la Gloria Divina. Cuando el sol de la tarde se refleja en los infinitos recovecos de las superficies labradas, los innumerables personajes y acontecimientos bíblicos tallados sobre la piedra adquieren vida. Entonces la experiencia del cansado peregrino se vuelve sublime.

Al final del camino de Santiago

Alrededor del siglo IX después de Cristo comenzaron a llegar a este rincón de España los peregrinos de distintos confines a venerar los restos del apóstol Santiago. Con el paso de los siglos, este lugar se transformó en uno de los principales lugares de peregrinación de Europa, ya que Jerusalén se encontraba en poder de los musulmanes.

En el lugar se levantaron, sucesivamente, una serie de templos. La construcción de la gran catedral románica se inició el año 1075 y fue creciendo en varias etapas. El empujón decisivo vino del rey Fernando II de León, que le ofreció al afamado maestro Mateo una generosa suma anual para que finalizara el edificio. Parte importante de la obra del Maestro Mateo aún subsiste (ver recuadro), aunque la fachada externa que hoy conocemos es una obra posterior, de rasgos barrocos.

El Pórtico de la Gloria ocupa un espacio cubierto, situado tras la entrada, también conocido como "nártex". En la liturgia cristiana medieval correspondía al lugar físico que separaba a penitentes y catecúmenos del resto de los fieles.

Con una base rectangular de unos 17,50 metros de largo por 4,50 metros de ancho y un alzado de 9,50 metros, el pórtico continúa espacialmente con la prolongación de las tres naves hacia la fachada, manteniendo los tres arcos y sus correspondientes bóvedas apuntadas y profusamente decoradas en sus nervaduras con flores y frutas.

Roca, historia y ciencia

Un equipo multidisciplinario de científicos, historiadores, conservadores y restauradores desarrolló las distintas fases de intervención de la obra de arte y arrojó nuevas luces acerca de su construcción, sentidos y comportamiento de los materiales en el tiempo. Se descubrieron a lo menos tres estratos de policromías originales (siglos XII, XVI y XVII), que fueron limpiadas de incrustaciones salinas, de hollín, de sucesivos repintes y reparaciones de mala calidad

El proyecto se inició hace una década respetando los protocolos y criterios aceptados por organismos internacionales como ICOM, ICROM e ICOMOS. El proceso consideró en sus inicios una serie de estudios, diagnósticos y los correspondientes levantamientos críticos del inmueble, del estado de conservación y la búsqueda de los agentes de deterioro. El análisis científico de los materiales de la obra arrojó la presencia de oro puro, lapislázuli, encarnaciones de carbonato de calcio, pigmentos de bermellón, laca de cochinilla, verde de cobre y pigmentos blancos de plomo y otros tantos materiales.

El "azul de ultramar" proveniente de lejanos yacimientos del mineral lapislázuli -de allí el nombre con que antiguamente se conocía dicho pigmento-, muy costoso para la época, solo era utilizado en el medioevo para la iluminación de los manuscritos por los monjes cluniacenses. Aquí, en el pórtico, fue empleado con exuberancia junto a las láminas de oro para resaltar la iconografía esculpida.

Las posteriores intervenciones se dedicaron a ensayar y aplicar los materiales apropiados para estabilizar y fijar las áreas en riesgo de pérdida. Se descubrió, por medio de análisis geológicos, que el probable yacimiento de las rocas que sirvieron para construir el pórtico no era la cantera más cercana, como antes se pensaba. El material principal provenía de la llamada "cantera de la Catedral" en Vigo. También se estableció que los desajustes en la cantería hacían filtrar el agua desde los campanarios hasta el interior del pórtico, produciendo sales dañinas para la estructura de los sillares y las esculturas.

Luego vendría la limpieza química de suciedades, costras y pátinas anómalas. Finalmente se procedió a reintegrar pictóricamente las imágenes, de manera diferenciada, por medio de pequeños puntos, líneas y sutiles aguadas para que la imagen fuese comprendida o "leída" con la suficiente unidad estética. No fue necesario, por ejemplo, recubrir áreas con pérdidas irreversibles. Se apeló en estos casos a la comprensión sicológica de la integración visual de las formas. De allí que partes de las caras o vestimentas no fueran reintegradas, dejando la piedra a la vista. En forma paralela surgieron interesantes estudios que permitieron a artesanos y luthiers reproducir en madera los instrumentos que portan los "Ancianos del Apocalipsis" en el tímpano.

Música bajo los dinteles

El avanzado deterioro de esta obra cumbre del románico tenía en alerta a los custodios de este patrimonio universal, por lo que se creó el programa Catedral de Santiago bajo la dirección de la Fundación Catedral y la Fundación Barrié. Los costos fueron asumidos por la Fundación Barrié, que llegó a desembolsar más de 6 millones de euros en el programa de restauración.

Hoy, la obra mayor del románico de fines del siglo XII, producto del arte del maestro Mateo y sus oficiales, canta nuevamente la Gloria Divina a quienes cruzan bajo sus dinteles. Tras lo escultórico y pictórico se percibe el instante alegre en que los músicos dejan de tocar y se escucha la alegría de los coros celestiales dando la bienvenida a los peregrinos, imagen del pueblo de Dios.

*Hernán Ogaz Basualdo es licenciado en Arte de la UC y máster de la U. París I La Sorbonne. Diplomado OEA-UNESCO en Conservación-Restauración de Bienes Culturales

Cuando el sol de la tarde se refleja en los infinitos recovecos de la piedra labrada, los personajes bíblicos adquieren vida


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