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Nuevos estacionamientos se han convertido en "la pesadilla en Isidora"

domingo, 15 de junio de 2008

Bernardita Serrano Bascuñán
Economía y Negocios Domingo

En enero cerraron Isidora Goyenechea. La construcción de 366 estacionamientos les ha dado más de un dolor de cabeza a los restaurantes, que han visto bajar sus ventas; a la municipalidad, y a la concesionaria, que se ha encontrado con un panorama bajo tierra que no esperaba.




En el libro de obras de la construcción de los estacionamientos subterráneos de Isidora Goyenechea ya se acumulan varias multas. Desde el 15 de mayo la Municipalidad de Las Condes sanciona diariamente con 30 UTM (poco más de $1 millón al día) el retraso en la entrega de la calle entre Carmencita y San Sebastián.

Eso sí, las cosas cambiarán a partir de hoy -un mes después de los previsto- con la apertura del tramo que se había acordado hace algunos meses y que es la causa de las multas.

Aunque se trata de un alivio para los más de 10 restaurantes que en enero pasado se encontraron con un muro de varios metros frente a la entrada de sus locales, todavía tendrán que esperar antes de volver a mirar de una vereda a otra. Según los contratos, la entrega de la calle para el tránsito sería el 15 de julio, pero en la concesionaria esperan que "no pase de agosto" y que la puesta en marcha de los estacionamientos sea a principios de 2009.

A la baja

Mientras tanto, en los locales cuentan que lidian con problemas de seguridad, dificultades de acceso, falta de iluminación y baja en los niveles de ocupación y, por lo tanto, en ventas. "Para la gente no es cómodo, hay pasillos muy estrechos, quedó muy oscuro y el cierre es tan alto que tapa la luz", comenta Adolfo Fuentes de Tip y Tap. Como "la pesadilla en Isidora" se refiere Dan Peterson, de Ruby Tuesday, a lo que están viviendo. Para él, que tiene la remodelación del local en espera, el problema no es sólo asumir las pérdidas, sino también lo que no se está creciendo. Para Carlos Sampieri, dueño del restaurante Don Carlos, el problema es que la calle está oscura y no hay señalética. "Estamos acá adentro escondidos, pero estamos", asegura. Para recordar a los transeúntes que ellos no han cerrado, algunos restaurantes se han unido y han puesto pendones desde los muros para llamar la atención.

Pero así y todo, es inevitable que las ventas disminuyan. Aunque algunos hablan de una disminución de hasta un 50% de noche, la mayoría estima en un 20% las pérdidas totales. Hay quienes hacen "verdaderos malabares" para pagar arriendos y sueldos, pero para la gran mayoría la situación todavía es soportable. Están dejando de ganar y de crecer, pero saben que una vez entregado el proyecto las cosas debieran mejorar. Eso mismo es lo que están esperando los dueños del Café Torres, quienes se instalarán a fines de año en uno de los dos locales vacíos del sector. El otro ya fue arrendado por Gabriel Délano del Pub Licity.

Falta de apoyo

Que la municipalidad no los ha ayudado es la crítica de varios de los restaurantes. Un aumento en los robos y una sensación de inseguridad creciente, sobre todo en la noche, es uno de los temas en que aseguran no han visto preocupación de la autoridad comunal. Lo otro se refiere a la posibilidad de estacionarse en las calles aledañas y a la cantidad de partes que pasa el municipio a los autos de los clientes.

Pero en la municipalidad aseguran que se han preocupado y que han iluminado mejor la zona porque están conscientes de la necesidad. Además, Juan Ignacio Jaramillo, jefe de operaciones, cuenta que "se modificó la ordenanza municipal para permitir estacionamientos en la calzada en Isidora y El Bosque en horario nocturno y los fines de semana", algo que no estaba previsto en los planes iniciales de concesión.

Contratiempos

En la concesionaria IDC también están conscientes de los problemas. Han colaborado en el tema de la iluminación, tienen una cuadrilla especial de aseo y una persona dedicada a solucionar, en la medida de lo posible, los requerimientos de los vecinos.

Pero más allá de las buenas intenciones, lo cierto es que ni ellos mismos tienen claro cuándo van a tener lista la obra. "Nos encontramos con demasiadas sorpresas con los servicios que van por el subsuelo. Cada día que se atrasan las obras, la concesión se va acortando y los costos van aumentando. Nosotros estamos muy interesados en terminar luego", asegura Mariano Valle, presidente de la concesionaria IDC. Debajo de la calle encontraron cientos de tubos de servicios como agua y luz que no estaban en los planos y que han retrasado las obras porque cada proveedor de servicio ha ido haciendo trabajos en paralelo. Para Valle, esto muestra la necesidad de contar con un ente único que se preocupe de coordinar y mantener un registro de lo que se hace bajo tierra.

El parking es el más barato del sector: $640 por hora

El estacionamiento subterráneo de Isidora Goyenechea no es el primero que hace la concesionaria IDC en la zona. Son propietarios de los de Plaza Perú y ya están trabajando para lanzar su tercer proyecto en la zona: Plaza Loreto.

Hace más de 10 años ganaron la concesión de los tres sitios y por contrato se fijaron los precios. Hoy cobran $640 la hora y en julio aumentará en $10. Así y todo es casi la mitad de lo que cobra su competencia más cercana. "Este es un monopolio que tira el mercado hacia abajo. Así ganamos la concesión. Había dos maneras de hacerlo: o construíamos poco y cobrábamos caro o hacíamos mucho y cobrábamos barato", cuenta Mariano Valle, presidente de IDC.

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