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Etiología de las tomas

martes, 03 de julio de 2018

Miguel Saralegui
Opinión
El Mercurio




Señor Director:

Carlos Peña insiste en dar una explicación filosófica de las tomas ("El Mercurio", 1 de julio).

Al explicar la causa profunda de las tomas, ofrece un repertorio de problemas generales que acompañan la experiencia moderna de la vida social: la soledad, el ansia de significado, el egoísmo. Porque no solo los estudiantes, sino todos los individuos estamos solos, buscamos significados y nos gustaría que nuestro criterio individual fuese el último. Sin embargo, a diferencia del resto de los ciudadanos, solo a los estudiantes se les permite realizar tomas sin ninguna consecuencia ulterior.

La pregunta relevante, que Carlos Peña no formula, es la siguiente: ¿Por qué se permite efectuar tomas a los estudiantes y no al resto de los individuos que componen nuestra sociedad, tan solos, egoístas y anhelantes de significado como aquellos?

La respuesta tiene que ver con el lugar que la universidad ocupa en el imaginario de la sociedad chilena. La universidad aparece como el lugar para plasmar las reivindicaciones de justicia. De este modo, cuando los alumnos llevan a cabo el acto en sí mismo ilegal de tomarse la institución educativa, los demás lo aceptamos porque consideramos que los estudiantes están haciendo un reclamo con el que toda la sociedad se puede identificar, incluso si los métodos son inapropiados. Ignoramos la invalidez jurídica de sus medios de las tomas porque validamos sus fines políticos.

Aunque esta visión grandiosa de la universidad aparezca atractiva, lamentablemente no es la apropiada. Como institución, la universidad es mucho más modesta y así debe serlo para cumplir su cometido. La universidad es un lugar de creación de conocimiento y de formación profesional. Si la universidad se convierte en el lugar de los reclamos de justicia, no se debe a una virtud de la universidad, sino a un defecto de la sociedad chilena. Lamentablemente, si la universidad se ha convertido en este sucedáneo de la plaza pública, se debe a un fallo del resto de la sociedad y obviamente de la política: no ofrecer un buen lugar para que estos debates y reclamaciones se expresen.

Miguel Saralegui
Profesor de la UAI

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