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Blumel: "Hay que entender una cosa que es importante: no todo tiene que ser ley"

domingo, 01 de julio de 2018

Rienzi Franco
El_Mercurio

Ministro de la Segpres, Gonzalo Blumel, ante críticas de la oposición por "sequía legislativa". "Las materias que sean parte de la potestad reglamentaria del Presidente, a través de decretos o normativas, las vamos a ejercer como corresponde", afirma el secretario de Estado, quien además detalla las regulaciones que prepara el Ejecutivo para las asignaciones parlamentarias.

El ministro Gonzalo Blumel tiene un estante con libros en su oficina de La Moneda. Algunos tratan de historia, como los de Gonzalo Vial. Otros, de uno de sus referentes en política: Winston Churchill. "Soy optimista. No parece muy útil ser otra cosa", solía decir el ex Primer Ministro británico.

La frase parece a ratos calzar perfecto con la forma en que habla el ingeniero de 40 años. En 100 días pasó quizás de ser reconocido por la oposición como una promesa de renovación de la centroderecha al pararrayos de la administración del Presidente Sebastián Piñera, en el marco de las críticas al Ejecutivo por la llamada "sequía legislativa".

Piñera le respondió duro a la ex Nueva Mayoría: pidió que trabajaran, que aprobaran leyes de la actual administración. Y el ministro de la Segpres salió a pedirles que no obstruyeran la labor en las comisiones en el Congreso, al tiempo que respetaran los tiempos de tramitación de los proyectos.

-Esta semana se endureció el debate respecto de cómo el Gobierno está desplegando su agenda legislativa. ¿Ha sido su momento más complejo en el cargo?

-Es un debate necesario, porque nosotros como gobierno tenemos una misión a cumplir y un mandato democrático: encaminar a Chile hacia el desarrollo integral. Tenemos un programa de gobierno, el cual tiene más de 300 compromisos legislativos y hemos venido avanzando en la implementación de este programa en dos tiempos. El primero ha tenido que ver fundamentalmente con ir abordando las principales urgencias sociales, colocando orden en temas que estaban largamente postergados. Ahí está por ejemplo el caso de migraciones, que no estaba bajo control; la situación de la infancia y el Sename, con un panorama dramático; y una prioridad fundamental: recuperar la capacidad de la economía de crecer y mejorar los salarios. En el segundo tiempo vamos a seguir desplegando nuestro programa de gobierno y, sobre todo, lo que son las reformas esenciales. Hay varias que están ya en el Congreso, como la que pone fin al CAE, y un cronograma de 15 proyectos para los próximos meses: la reforma a Carabineros; a las pensiones; a la ley de Isapres en materia de salud; la tributaria y las de modernización del Estado.

-¿Cuál es, a su juicio, la principal diferencia con la estrategia legislativa respecto del gobierno de la Presidenta Bachelet?

-Para nosotros, la principal prioridad, más que la cantidad, es la calidad de las leyes. Eso es finalmente lo que les importa a los chilenos. Si no son de buena calidad, se frustran las expectativas y la ciudadanía se aleja y desconfía de sus representantes. Lo segundo: se dejó de lado la retroexcavadora en materia legislativa. Pasamos del frenesí a la responsabilidad legislativa. ¿Qué significa eso? Que tenemos que hacer buenas leyes y que tenemos que ir concordándolo con la oposición. Tuvimos un gran respaldo en la elección presidencial, un mandato democrático muy robusto, pero tenemos minoría en la Cámara de Diputados y en el Senado. Entonces, nuestra estrategia es distinta. No pasa por retirar proyectos masivamente, sino ir trabajando los proyectos. Tanto los que forman parte del programa de gobierno como con mociones parlamentarias que se están discutiendo en el Congreso, que complementamos en función de la visión que tenemos, e incluso con proyectos que venían de administraciones anteriores, como algunas leyes de la ex Presidenta Bachelet. Hay una diferencia de pasar del frenesí a la responsabilidad legislativa y, por último, entender una cosa que es importante: no todo tiene que ser ley.

-Porque tienen minoría en ambas cámaras y no podrán aprobar su agenda en el Congreso en 4 años.

-El Ejecutivo cumple un rol colegislador fundamental, pero el Congreso también puede legislar y tiene una enorme cantidad de facultades para impulsar su agenda. El presidente del Senado ha dicho que tienen más de mil proyectos en las comisiones que ellos pueden legislar. En materia de migración, por ejemplo, tenemos una ley en el Congreso, pero también hemos ido adoptando las medidas que han permitido ordenar la casa y procesar de mejor manera el proceso migratorio a través de lo que es la potestad reglamentaria: los decretos, las normativas. Ese es un ejemplo; en materia de seguridad, los cambios que hemos venido haciendo en Carabineros los vamos a fortalecer con una nueva ley de Carabineros, pero también venimos implementando cambios administrativos. En materia económica, está la ley proinversión.

-Algunos parlamentarios de Chile Vamos han planteado que el trabajo legislativo no tiene por qué ser un eje prioritario del Gobierno ni tampoco una camisa de fuerza. ¿Concuerda con esa tesis?

-Tenemos una diferencia, porque efectivamente no todo es ley, pero hemos puesto 156 urgencias a 63 proyectos. Hay una enorme cantidad de proyectos muy importantes que se están discutiendo en el Congreso. Pero ojo: nos parece extremadamente importante que se respeten las urgencias, que los proyectos avancen, que no se dilaten y que la agenda legislativa que representa al programa de gobierno que ganó las elecciones presidenciales se pueda concretar.

-¿Cree usted que ha entregado bien el mensaje del Gobierno en el Congreso? Se puede inferir que la narrativa del Ejecutivo es que no todo es ley, lo que para algunos equivale a que un ministro de Hacienda diga de pronto que no todo es dinero.

-Para implementarse el programa de gobierno hay distintas alternativas y posibilidades. Cuando tengamos que hacer leyes en el Congreso, vamos a impulsar con mucho compromiso y convicción las leyes. Pero por otra parte vamos a hacer uso de la potestad reglamentaria. En esto, no hay que tener ningún tipo de ideas preconcebidas. Adicionalmente, las materias que sean parte de la potestad reglamentaria del Presidente, a través de decretos o normativas, las vamos a ejercer como corresponde y con resultados muy positivos. Así, por ejemplo, lo hemos visto en materia migratoria, sin perjuicio de que para la estabilidad de esos cambios, su proyección institucional, tengamos una ley de migraciones hoy día en el Congreso que necesitamos que se discuta y apruebe.

-Respecto de la ley migratoria, parlamentarios de la ex Nueva Mayoría y del Frente Amplio han ingresando alrededor de 100 indicaciones y la calificaron de deficiente.

-Eso es completamente legítimo, que los parlamentarios de oposición se opongan a los proyectos de gobierno es bastante natural. Uno esperaría un ánimo constructivo.

-Pero existen igualmente varias indicaciones de la UDI.

-Está bien, es parte del proceso legislativo. ¿Qué es lo que hemos planteado esta semana? Que las urgencias del Ejecutivo se respeten y que los proyectos puedan avanzar.

-El proyecto de migraciones se tramita en la comisión de Gobierno Interior, donde existen seis representantes del oficialismo y siete de la oposición. ¿Por qué el Ejecutivo no pide el cierre del debate, si es una técnica legislativa que se puede aplicar en este caso?

-Se puede ocupar, y así se hizo en la comisión de Constitución de la Cámara para cerrar el debate y empezar a votar el proyecto de reforma constitucional que establece el deber del Estado de promover la igualdad entre hombres y mujeres.

El mismo Nicolás Eyzaguirre cuando asumió como ministro de la Segpres reconoció que el frenesí legislativo le estaba causando problemas y fue motivo de permanente discordia entre el oficialismo de la Nueva Mayoría y el gobierno de la Presidenta Bachelet. Hay un ejemplo emblemático: la reforma educacional que se ingresó el 2014 en el gobierno anterior tenía 21 páginas y al poco tiempo se ingresaron 31 páginas de indicaciones para corregir la enorme cantidad de problemas que tenía. Hasta hoy la estamos corrigiendo. La reforma tributaria de la administración anterior también tuvo que ser cambiada por completo durante el debate legislativo y después hubo que presentar varias reformas para corregirlas. Esa no es la forma de legislar que requiere el Parlamento, y no es la forma de ir aprobando buenas leyes que los chilenos esperan. Ese es el llamado del Presidente: que dejemos de lado este debate y podamos trabajar para aprobar las leyes.

-¿A qué atribuye entonces las críticas de parte de la oposición a la forma en que ha operado el Ejecutivo en las comisiones, como sucede con los senadores DC Yasna Provoste y Francisco Huenchumilla?

-Lo que uno observa es que en algunas comisiones existen dilaciones que son excesivas cuando no hay coincidencia de los proyectos del Ejecutivo con intereses de la oposición y el Gobierno tiene todo el derecho a implementar su agenda legislativa, para eso están las urgencias: para ir impulsando esos proyectos. En la comisión de Salud de la Cámara de Diputados, por ejemplo, tenemos la ley de fármacos que está con urgencia hace varios meses, se le ha puesto urgencia en varias ocasiones y ¿qué es lo que se ha discutido fundamentalmente en la comisión? Un proyecto para legalizar la cannabis, otro para legalizar la eutanasia y otro para establecer la imposibilidad de objeción de conciencia institucional. Ese es un ejemplo concreto.

-De todas formas, el Ejecutivo puede establecer discusión inmediata si el proyecto es uno prioritario. ¿Por qué no lo hace?

-Se ha estado usando. Se le puso discusión inmediata al proyecto que aumenta las sanciones por delitos de soborno y cohecho, eso es un plazo de siete días, y el proyecto no alcanzó a ser despachado porque está en la Comisión Mixta y naturalmente es más complejo. Pero se usó la discusión inmediata, como se han usado las sumas urgencias y como se han usado todas las urgencias que el Ejecutivo puede usar de acuerdo a sus facultades.

-Durante el primer gobierno de Piñera, el entonces presidente del Senado, Camilo Escalona, en referencia al ex ministro Cristián Larroulet, hablaba del síndrome del alma en pena. Se trataba, de alguna manera, de los secretarios de Estado que no tenían influencia en el Congreso. ¿Es distinto hoy?

-Yo en ese sentido discrepo. Además, a diferencia del 2010, cuando había una oposición más unida y más articulada para oponerse y enfrentarse al Gobierno, hoy lo que uno ve es una oposición más fragmentada. Hay sectores que están disponibles para colaborar y con ánimo constructivo y sectores más obstructivos. Algunos se han sumado a nuestras mesas de grandes acuerdos nacionales, como en materia de infancia, y otros se han restado. La oposición que ha sido más obstructiva ha sido extremadamente rápida para interpelar o acusar constitucionalmente a ministros, como nunca antes había ocurrido desde 1990 a la fecha. Lo que nosotros tenemos que hacer es tratar de manejar de la mejor forma posible con la oposición que esté dispuesta a colaborar y ver qué es lo que pasa con la oposición, que tiene un ánimo más obstructivo y menos colaborador.

Regulación de las asignaciones parlamentarias

"Vamos a enviar al Congreso una ley de integridad pública que en lo esencial establece mayores estándares y de regular de mejor manera el acceso al sector público y la permanencia de sus funcionarios, en cuanto a conflictos de interés e inhabilidades, y la salida del sector público al sector privado. Esa ley será el puntapié inicial de la agenda de probidad y transparencia", dice Blumel.

-¿Qué medidas contempla para el Congreso?

-Hay muchos cambios que hemos estado discutiendo con nuestros parlamentarios, también con el presidente del Senado y se lo queremos proponer a la presidenta de la Cámara de Diputados. Tiene que ver con mejorar el uso de las asignaciones parlamentarias, regular de mejor forma los deberes de abstención y establecer algunas inhabilidades en el tránsito de la función pública a la actividad privada. Por ejemplo, todo lo que tiene que ver con la función parlamentaria y las actividades de lobby .

-Pero eso está ya regulado.

-Hoy hay poca regulación. Por eso buscamos fortalecer la regulación existente e incorporar nuevas herramientas para la regulación del tránsito del sector público al sector privado, desde las más altas autoridades como ministros, subsecretarios, jefes superiores de servicio.

-¿Y respecto de las asignaciones parlamentarias?

-Hoy lo que hacemos es regularlo de mejor manera en la ley. Hoy está solo a nivel reglamentario.

-¿Se mantendrá el consejo resolutivo de asignaciones?

-En materia de asignaciones, lo que haremos será fortalecer las normas de probidad en el uso de asignaciones y regular de mejor forma algo que está a nivel reglamentario.

En materia de cambios respecto de la regulación de la función parlamentaria, se abordarán algunos aspectos; los sustantivos esperamos hacerlo con una reforma, de acuerdo con lo que se establece en nuestro programa de gobierno.

-¿Como rebajar el número de escaños?

-Por ejemplo. O todo lo que tiene que ver con modernizar el gobierno corporativo del Congreso: la asesoría parlamentaria, fortalecer el trabajo de la biblioteca, crear una unidad de análisis presupuestario del Congreso.

-¿Cuánta viabilidad política tiene esa iniciativa?

-Todos los cambios que fortalecen la labor del Congreso y los parlamentarios al final del día van a ser bien recibidos, porque permiten ir recuperando la confianza en el Congreso. Estos cambios nunca son sencillos, pero son cambios necesarios.

-¿La dieta parlamentaria se va a incluir en estos cambios?

-Eso lo vamos a evaluar más adelante.

"Tenemos minoría en la Cámara de Diputados y en el Senado. Entonces, nuestra estrategia es distinta".

"Nicolás Eyzaguirre, cuando asumió como ministro de la Segpres, reconoció que el frenesí legislativo le estaba causando problemas y fue motivo de permanente discordia entre el oficialismo de la Nueva Mayoría y el gobierno de la Presidenta Bachelet".

"Lo que haremos es fortalecer las normas de probidad en el uso de asignaciones y regular de mejor forma algo que está a nivel reglamentario".

"Todos los cambios que fortalecen la labor del Congreso y los parlamentarios al final del día van a ser bien recibidos, porque permiten ir recuperando la confianza en el Congreso. Estos cambios nunca son sencillos, pero son cambios necesarios".

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