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Enrique Krauze, historiador mexicano:

"Creo que AMLO va a tener más poder que ningún Presidente en la historia contemporánea de México"

sábado, 30 de junio de 2018

Carolina Álvarez Peñafiel Enviada especial
Internacional
El Mercurio

Ciudad de México Antes, los mandatarios eran poderosos por la investidura, pero López Obrador tiene carisma y liderazgo.



Enrique Krauze es un buen conocedor de Andrés Manuel López Obrador, el favorito para las elecciones de mañana en México. No porque comparta su ideología, sino como uno de sus críticos. Fue él quien lo describió como el "Mesías tropical" en un ensayo biográfico que escribió en 2006 para su revista Letras Libres, una frase que es más bien una tesis que doce años después y en la tercera candidatura de AMLO el historiador mantiene.

Krauze, autor de decenas de libros -el más reciente "El pueblo soy yo"-, cientos de artículos y ensayos, habla en su departamento en el barrio de La Condesa con "El Mercurio" de su visión sobre el momento histórico de México y del escenario en el que la izquierda, por primera vez, tiene altas posibilidades de llegar al poder por la vía electoral.

El historiador comenta que los mexicanos están enojados, que ya no toleran la corrupción que era intrínseca en el sistema político del siglo XX, durante la hegemonía del Partido Revolucionario Institucional (PRI). La transición a la democracia entregó herramientas como la libertad de expresión, "que arrojó una luz sobre un fenómeno que siempre estuvo allí", y la supervivencia de esas prácticas, "sobre todo en el caso del gobierno actual del PRI, fue intolerable para la población".

Hay otro malestar, el de la violencia. "México no ha tenido un nivel de violencia así desde la Revolución Mexicana, hace aproximadamente 100 años", dice Krauze. Es un problema del siglo XXI y que es multifactorial, plantea: desde el fortalecimiento de los carteles de la droga frente a un Estado mexicano debilitado, el cambio en la ruta de la cocaína, hasta el consumo en EE.UU. y la exportación de armas desde ahí. Y también, la pobreza y la presión a la que se enfrentan campesinos pobres que de un momento a otro pueden ganar miles de dólares plantando amapolas para la heroína. "Y es eso, o los matan. Creo que la opción es la heroína". A eso, suma otra herencia del PRI, la impunidad y la falta de un Estado de Derecho fuerte.

"Todo esto hace un cóctel de insatisfacción y López Obrador ha tenido la habilidad y hasta el genio de poder transmitir que él es no solamente consciente de este agravio, sino que lo va a resolver. Y que también va a resolver los ancestrales problemas de desigualdad y pobreza de México".

-En este contexto, se da un momento histórico de México, que parece una segunda parte de la transición que comenzó con Vicente Fox (quien quebró la hegemonía del PRI en el poder). Y si las encuestas están en lo correcto, se va a haber completado una alternancia.

"Es lo que yo creo. Este es un triunfo de la democracia. Me parece escandaloso que la gente diga que México no es una democracia, cuando estamos a punto de entrar en la prueba más grande que ha tenido la democracia mexicana. Digamos que tuvo una primera alternancia hacia la centroderecha en el caso de Fox, luego se refrendó con Felipe Calderón, hubo otra hacia el PRI y ahora hacia el proyecto de izquierda. Con vocación social, con una actitud de fortalecimiento del Estado frente a las fuerzas del mercado y con una actitud nacionalista, es decir, los ideales más antiguos y profundos de la izquierda mexicana".

-¿Qué pasó con la otra izquierda, que se alió con la centroderecha para esta elección?

"Hay una izquierda que viene del marxismo, que evolucionó hacia la socialdemocracia y hacia una actitud más sensible hacia el mercado y la libertad. Bueno, López Obrador no viene del marxismo, de esa izquierda socialista. Él es un priista de izquierda nacionalista. Y además con una vocación autoritaria de Estado, con una idea del Presidente fuerte que es muy típicamente priista y mexicana. Esto es algo que chocó con algunas ideas de izquierda más cosmopolitas, más abiertas, más internacionales (...).

"En México lo que estamos viendo es el arrastre de la antiquísima tradición monárquica, que yo he estudiado en un libro que apenas saqué, que se llama 'El pueblo soy yo' (que va a estar en septiembre en Chile). Y también del caudillismo en México que fue importantísimo en el siglo XIX y XX, México es un país que tiene mucha reverencia al caudillo. Si toma en cuenta esas dos tradiciones, ve usted que López Obrador y el presidencialismo mexicano del siglo XX, encuentra razones demás de por qué el arraigo. Fox fue un caudillo finalmente, de centroderecha, pero un caudillo. La gente no votó por el PAN ni por el programa del PAN. La gente votó porque Fox decía 'vamos a sacar al PRI de Los Pinos'. Ahora va a votar por López Obrador, no tanto por el programa".

-Hablemos de López Obrador. ¿Cómo encasillarlo?

"Lo llamé 'Mesías tropical' y tuvo un inmenso éxito esa frase. Pero este fue un ensayo que me llevó meses hacer, un ensayo duro, pero serio. Es un ensayo biográfico, crítico, me meto hasta en qué es Tabasco (el estado natal de López Obrador). Un ensayo biográfico y psicológico, del cual no he cambiado de opinión.

"La palabra tropical es de él, no mía. Él escribió un libro llamado 'El poder en los trópicos', y cuando lo conocí me dijo 'te voy a decir mi teoría del poder tropical: el poder tropical es impetuoso como los ríos de Tabasco, por eso nosotros somos así'. El adjetivo es de él.

"Ahora, 'mesías' es una palabra muy seria. Probablemente la más seria de las tres religiones monoteístas. Yo tomo muy en serio la palabra mesiánico, no es un adjetivo peyorativo; lo que pasa es que me preocupa muchísimo la transferencia de un personaje que no es un líder caudillista, y él es un líder caudillista que promete una nueva era. Él ha hablado de sí mismo como un salvador. Él ha hablado de un apostolado, se ha identificado con Jesucristo. Y mucha gente del pueblo lo ve como el salvador del México.

"Me pregunto si esos elementos no son suficientes para explicar por qué decirle mesías. Él se ve como el hombre, como el líder, que va a salvar a México".

-Es mucho más que un pastor...

"La sociología religiosa es muy importante en México. No es un pastor, el pastor guía. No, este es un hombre que guía a su pueblo a la salvación y a hacer una cuarta transformación histórica. Él tiene un temple religioso, es absolutamente seguro esto.

"Ahora, ¿cuál es mi preocupación?: es el poder absoluto. Creo que AMLO va a tener más poder que el que ha tenido ningún Presidente en la historia de México".

-¿Incluso más que los priistas?

"Sí. Si tiene el Congreso, ahora o poco después, podrá modificar la Suprema Corte de Justicia, podrá modificar la orientación y composición de las entidades autónomas (...).

"Él tiene una vocación de poder absoluto, porque cree que desde el poder se puede cambiar a la sociedad.

"Cree que es necesario eso, no cree en las instituciones independientes, la sociedad civil es una cosa que él no entiende, las instituciones autónomas no pueden ser autónomas porque si no, le quitan poder al gobierno, que es la palanca, el músculo.

"Él tiene una noción política, eso es lo que hay que entender. Ese poder absoluto no lo concibe como poder dictatorial.

"¿Por qué mayor que los presidentes del siglo pasado? Piense usted en cualquiera de ellos, eran muy poderosos, por seis años, y nombraban a su sucesor, pero no eran los dueños del partido. Eran los presidentes, pero el sistema era muy raro, porque si un presidente quería hacer una cosa muy enloquecida, el PRI era una organización corporativa tan compleja y poderosa que le decía al Presidente eso no, no se puede hacer... El Presidente no era el dueño del PRI".

-Una suerte de sistema de contrapesos internos...

"Exacto. No es el caso de AMLO, va a llegar al poder con un partido (Morena) tan fuerte como el PRI, y él es el dueño. Y el segundo punto es que los presidentes de México eran poderosos porque eran el Presidente de México. El carisma no tenía la menor importancia. El atractivo y el antipático cuando entregaban el poder se volvían nadie. Eran poderosos por la investidura presidencial. No es el caso de AMLO. Él va a ser poderoso por la investidura presidencial, claro, pero también por su carisma. Cuando acabe de ser Presidente seguirá siendo AMLO. Esos dos elementos justifican la observación de que aquí va a haber un poder concentrado muy grande.

"¿Y qué me preocupa? La libertad de expresión".

-¿Cree que él es capaz de tomar medidas contra la prensa?

"No, fuera de no darles publicidad. Pero basta un tuit, por ejemplo: 'es una infamia lo que publicó Reforma, diario fifí hoy en la mañana... y el conservador Gabriel Zaid o Enrique Krauze es una infamia. A nuestros numerosos seguidores en las redes les pido que protesten'. ¿Qué impide que tenga yo aquí 10 mil personas fuera de mi casa? Nada.

"El tema es muy concreto si el Presidente de México, con el poder que va a tener, muestra la más mínima intolerancia a la crítica, con lo que la libertad de expresión corre peligro".

-¿Cree posible que López Obrador quiera quedarse?

"No, porque no tiene la edad. Y no quiere. Pero haber fundado un partido como el PRI para luego dejar toda una dinastía, como un nuevo PRI que dure 50 años; yo pienso que él piensa en la cuarta transformación como una corrección de México, y de aquí en adelante el siglo XXI va a ser como él diga. Y él va a morir como el nuevo (Benito) Juárez. Es lo que él quiere. El único pequeño detalle es que tiene que tener éxito".

-¿Cuáles son las condiciones de ese éxito?

"El éxito sería que lograra básicamente disminuir la violencia, evitar cualquier escándalo de corrupción en su gestión, disminuir en alguna medida la brecha de desigualdad sin detrimento de un crecimiento económico. Pues ya con eso, ¿no?

"Ahora, mi preocupación es la estela de polarización, y eso es junto con la concentración de poder lo que más me preocupa a mí. Cuál va a ser finalmente el López Obrador que va a salir en el poder, porque si es el que ha sido, entonces México va a tener por mucho tiempo una tensión y una polarización que van a impedir un buen desarrollo y una cohesión nacional que se necesita sobre todo frente al Calígula del Twitter que tenemos en Estados Unidos".

"México no ha tenido un nivel de violencia así desde la Revolución Mexicana, hace 100 años".

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