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LA PAZ.- Bolivia dijo el miércoles que las exportaciones de gas natural a Brasil y Argentina están garantizadas tras la nacionalización de la operadora de ductos Transredes, que operaba hasta el lunes como filial del grupo de inversiones Ashmore y la petrolera anglo-holandesa Shell.
El ministro de Hidrocarburos, Carlos Villegas, dijo en conferencia de prensa que el traspaso de Transredes a control de la estatal local YPFB no afectará a los compromisos de bombeo de gas a los dos países vecinos, actualmente unos 32 millones de metros cúbicos diarios en conjunto, ni a planes de inversión.
Esas exportaciones, con un valor previsto de más de US$2.000 millones este año, son el mayor negocio exterior de Bolivia y la principal fuente de ingresos del Gobierno izquierdista de Evo Morales.
"No habrá ningún efecto, alteración o cambio y se continuarán con los proyectos que la empresa tenía. Hace unos quince días hubo una reunión tripartita de ministros de Energía (Argentina, Bolivia y Brasil) y hemos acordado cumplir los términos señalados de exportación", declaró Villegas.
Bolivia, con enorme potencial pero una producción de gas que alcanza sólo a 40 millones de metros cúbicos diarios, tiene crónicas dificultades para atender a sus dos vecinos y a su mercado interno durante el período de alta demanda invernal, como el que se está iniciando en el hemisferio sur.
Los ocho proyectos que ya ejecutaba Transredes en construcción y ampliación de gasoductos internos continuarán, dijo Villegas, sin precisar los montos de las inversiones en marcha.
Tras fracasar una negociación de traspaso de acciones entre YPFB y el consorcio que controlaba Transredes, conformado por Ashmore y Shell, el Gobierno de Bolivia tomó control el lunes pasado de la petrolera.
Villegas confirmó que YPFB pagará al consorcio TR Holdings, de Ashmore y Shell, unos US$240 millones por el 50% de acciones que estos socios tenían en la operadora de ductos, cuyos derechos incluyen participaciones en los tramos boliviano y brasileño del gasoducto Santa Cruz-Sao Paulo.
Con esta adquisición para la participación que ya tenía previamente, YPFB pasó a controlar el 97% de acciones de Transredes, según medios locales.
El ministro ratificó que la decisión de Bolivia de ejecutar mediante compra hostil la nacionalización de Transredes se debió a "la actitud inflexible (de Ashmore) de desconocer la autoridad del Gobierno boliviano".
Explicó que Ashmore se negó a vender sus acciones e impidió la transferencia de la participación accionaria de la otra socia, Shell, a pesar de que ésta llegó a un acuerdo con el Gobierno.
Shell había aceptado vender cada acción a US$48, que es el precio en base al cual el Gobierno decidió ejecutar la nacionalización.
El presidente Morales denunció que los administradores privados de Transredes hacían política, conspirando contra el Gobierno.
Medios locales sugirieron que el Gobierno se molestó especialmente porque Transredes entregó la semana pasada un proyecto de ampliación de un gasoducto a un gobernador opositor regional y no a las autoridades nacionales.
Villegas dijo que, a diferencia del desencuentro sobre Transredes, el Gobierno no tuvo dificultades para ejecutar en el último mes el traspaso negociado de otras dos empresas nacionalizadas, de manos de la española Repsol-YPF y la estadounidense Pan American Energy.