Dólar Obs: $ 933,42 | -0,25% IPSA -0,25%
Fondos Mutuos
UF: 39.269,69
IPC: 0,20%
Eduardo Chadwick: "Chile puede duplicar el valor de sus vinos en 5 o 10 años"

domingo, 01 de junio de 2008

F. Derosas y D. Bustamante
Economía y Negocios Domingo

El líder de una de las firmas más premiadas de la industria local lanza el desafío que tiene por delante el país, y entrega la clave del éxito: perseverancia y más perseverancia.





Controlador de cinco de las viñas más cotizadas del país -Errázuriz, Caliterra, Arboleda, Viñedos Chadwick y Seña-, Eduardo Chadwick tiene mucho que decir en la industria. El éxito comercial y sus exitosas catas a ciegas en 4 continentes, donde enfrento a los mejores del mundo y salió airoso, le otorgan una claridad para indicar el camino, que a muchos les cuesta pensar cómo aún hay firmas que no se suben al carro.

"La industria chilena tiene que convencerse de que tenemos los vinos de la más alta calidad y que tenemos que orientarnos en ese segmento y no producir vinos baratos y masivos", lanza antes de afirmar que "Chile puede perfectamente duplicar el valor de sus vinos en 5 o 10 años".

Como muestra de esa filosofía, el ingeniero civil y enólogo posee una carta de presentación contundente: sus vinos se cvenden en promedio a US$ 60 por caja, el doble del de la industria nacional.

"Nos falta mucho", señala, y esta carencia lo ha hecho descartar la idea de instalarse en Argentina. "Estoy orgulloso de lo que hemos hecho (...) y creo que hay mucho por hacer. Desviarse y promover a Argentina no lo veo muy lógico", analiza. Y es que claro, Chadwick es crítico del trabajo en imagen que ha realizado Chile. "La industria tiene claro que la imagen es relevante para el éxito de nuestro vinos", dice.

Comenta que con las cuestionadas campañas, nuestro país "avanzó poco", al tiempo que dice que nunca encontró verdaderamente relevante ni con un mensaje concreto la campaña Always Surprising.

"Para vender la imagen hay que jugársela", reflexiona nuevamente, en lo que se puede considerar un nado contra la corriente: en momentos en que la industria lucha contra el alza en los costos y el tipo de cambio, reforzó el área comercial en el extranjero, 80% de su equipo está fuera del país buscando nuevos mercados como Inglaterra, EE.UU., Alemania y China.

El enólogo no se explica cómo aún el país no aprovecha en su imagen el "paraíso sanitario" que posee para sus productos. Chile aún no lo hace, pero Viña Chadwick ya lanzó su apuesta: señala que se encuentra obteniendo las certificaciones para ser una viña biodinámica (y prontamente podría sorprender con nueva bodega y hotel boutique); Caliterra está volcada al desarrollo de viñedos orgánicos; y Errázuriz espera tener un desarrollo sustentable en todas sus hectáreas.

La historia de una viña que crece a tasas de 25% y que espera cerrar 2008 con envíos por US$ 65 millones, y para el bicentenario, US$ 100 millones en ventas.

¿Cuál es el secreto de Errázuriz y las otras viñas? El secreto es que no hay secreto. "Perseverancia y más perseverancia", concluye Chadwick.

Recuerdo al maestro Mondavi

Si hay una figura que ha marcado a Chadwick, ésa ha sido la del recientemente fallecido Robert Mondavi, impulsor de la industria vitivinícola californiana. Para el gerente de Viña Errázuriz, el norteamericano no sólo dejó un legado y un ejemplo en el país, sino que fue clave a la hora del nacimiento del primer vino ícono del país. "Parte de lo que tiene que hacer la industria chilena es seguir el ejemplo", de lo que Mondavi hizo en la industria californiana, afirma Chadwick, la que en los sesenta estaba como la chilena en los ochenta.

Chadwick conoció a Mondavi en 1991, por esos años la diferencia de edad (el chileno estaba apenas sobre los 30 años, mientras el norteamericano llegaba a los 80) no fue obstáculo para que afiataran una relación. "De aprendiz a maestro", resalta Chadwick, luego de hacer de guía durante su visita en Chile a petición de otro viñatero: Agustín Huneeus, de Veramonte. El viaje de carácter exploratorio sirvió para que el norteamericano supiera el potencial del país. Pero no le bastó sólo conocerlo. En 1995, Chadwick y Mondavi realizaron un join venture que daría vida al primer vino ultra premium en Chile -tal como en 1978 lo hizo junto al barón Philippe de Rothschild con el vino Opus One-, Seña, la primera botella nacional en venderse sobre los US$ 50. Diez años después, la apuesta dio resultados: la cata a ciegas de Berlín, organizada por Chadwick en 2004, hizo que Seña (y Viñedos Chadwick) se impusiera a vinos franceses como Chateau Margaux y Chateau Lafite, y a italianos Súper Toscanos Sassicaia y Tignanello. Un legado de peso: "Es la persona más importante de la industria del vino de los últimos 50 años", sentencia Chadwick.

 Imprimir Noticia  Enviar Noticia