Entre 2014 y 2016, los bosques vírgenes perdieron cada año en el mundo una superficie de 90 mil km {+2} , equivalente a Austria, y el ritmo de destrucción se acelera desde que comenzó el siglo. A pesar de algunos esfuerzos para luchar contra la deforestación, casi 10% de los bosques primarios del planeta fueron parcelados, degradados o simplemente destruidos desde 2000, según un análisis de imágenes satelitales presentado en una conferencia sobre "bosques intactos" en Oxford. Los bosques vírgenes son claves en la estabilidad del clima y la única infraestructura "segura, natural, probada y abordable financieramente para capturar y almacenar el carbono", según los expertos.