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La ajedrecista chilena de talle mundial

martes, 19 de junio de 2018

Por Martina Díaz a. Retrato: Macarena pérez.
Contenido
El Mercurio

Aprendió viendo a sus hermanos jugar y hoy se prepara para partir a su Quinta Olimpíada Mundial. Damaris Abarca "tetracampeona nacional? es crítica respecto de la falta de equidad en la disciplina: "Vemos lo que llamamos la proporción maldita: una es a cien. O sea, de cada cien personas que juegan, una es mujer".



Damaris Abarca González (28) dice que tenía siete años cuando conoció las diferencias de género en torno al ajedrez. Fue en su casa natal de Rosario, en la Sexta Región, cuando veía cómo su papá les enseñaba a sus dos hermanos a jugarlo.

-Mi padre antes jugaba fútbol, entonces había una idea de que los niños solamente podían jugar ajedrez -recuerda-. Entonces, yo aprendí mirando.

Pensaron que no le iba a interesar porque era un juego de estrategia, pero le encantó y dice que aprender observando es clásico de los ajedrecistas, porque crecen viendo cómo juegan el papá con el abuelo.

Veintiún años después y con cuatro Olimpíadas Mundiales del llamado juego de reyes a cuestas, Damaris se prepara para su quinta competencia global. El ajedrez inunda cada rincón de su departamento, de centro de mesa tiene un tablero de madera, al lado de su sofá dos grandes piezas -una torre y un alfil- y un estante lleno de libros de jugadas.

 Para la actual vicecampeona nacional de ajedrez femenino será su quinta olimpíada consecutiva. Toda una veterana para quien tuvo una iniciación tan precoz como accidental. Solo una vez que su familia se dio cuenta de que a ella también le interesaba el juego, la incluyeron en cada partida y poco a poco fueron viendo cómo iba superando a su hermano mayor y a su padre.

Damaris dice que al comienzo vio el ajedrez solo como un juego familiar. No sabía que existían campeonatos, libros de la materia, y que cada movimiento en el tablero tenía un nombre. Pero todo cambió cuando tenía trece años y el profesor de educación física de su escuela preguntó quién sabía jugar ajedrez, Damaris levantó su brazo sin dudarlo, partió a la competencia comunal, y ganó.

-Fue como despertar. Entender que tenía algo que hacer, algo que era diferente, pero que por sobre todo se movía como una tremenda pasión.

Para ella ese primer triunfo en una competencia comunal fue clave. Nadie la detuvo desde ahí. En su casa compraron libros con jugadas de ajedrez, y como un peón que avanza casilla por casilla, ella practicaba día tras día con sus hermanos, en cada tiempo libre que tenían. Reconoce a su padre como su principal maestro.

Damaris fue acercándose cada vez más a los torneos, y fue campeona chilena en las categorías sub 14, sub 16 y sub 18. Dice que casi todo su tiempo se iba al ajedrez, que prácticamente no estudiaba para el colegio, pero que eso no era un impedimento para obtener excelentes promedios. En 2006 también fue dirigente estudiantil regional, durante la revolución pingüina. Hizo la primera toma escolar en Rengo, en el Liceo Luis Urbina Flores, y la primera marcha de la comuna.

-Siempre tuve ese sentido de buscar justicia y todo eso, pero después con el ajedrez me alejé, me ensimismé mucho, me encerré en la competencia, porque yo era muy competitiva, quería ser campeona y llegué a ser campeona -declara la joven que luego partió a Santiago para entrar a estudiar Filosofía en la Universidad de Chile.

Damaris cuenta que también se formó como árbitro de la Federación Internacional de Ajedrez, gracias a un curso que hizo en México en 2009, con tan solo 19 años. Y así, mientras seguía sus estudios universitarios, arbitraba torneos en su tiempo libre para juntar dinero. Como el caballo, su figura favorita, se movía, saltaba de una actividad a otra, sin parar.

-La dama tiene para nosotras las mujeres un valor simbólico, es la pieza más fuerte, pero a mí no me gustan tanto las piezas fuertes. Me gusta el caballo, que puede no ser la más fuerte, pero es el que tiene más jugadas de mates en su nombre. Es una pieza dinámica, la única que puede darle mate al rey saltando.

En 2010 su salto fue hacia su primera olimpíada, en Rusia. Como campeona nacional, le tocó competir con las mejores de cada país:

-Rusia es la cuna del ajedrez mundial, yo ahí desperté. Me enteré de lo que era el mundo del ajedrez. Ese año me coroné campeona chilena, de todas las edades, tenía 20 años, era muy chiquitita. Me coroné campeona y por eso clasifiqué al Mundial de Rusia. Me tocó durísimo.

En 2012 fue su gran triunfo en la Olimpíada Mundial de Ajedrez en Estambul, Turquía, porque recibió el título de Maestra Femenina de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), por su buen desempeño, y ganó una beca que le permitió tomar clases vía online con grandes maestros como el ucraniano Víktor Moskalenko, y viajar a campeonatos al extranjero celebrados en Cuba, Italia y España. Ese mismo año, mientras buscaba clasificar para la Olimpíada, había sido diagnosticada con lupus, enfermedad autoinmune que la obligó a congelar Derecho en la Universidad de Chile, la segunda carrera que había iniciado. Dice que entró en una crisis tanto psicológica como física, llegando incluso a jugar un campeonato con 39 grados de fiebre.

La partida más difícil

La semana pasada nació su primer hijo. Cuando solo tenía seis meses de embarazo enfrentó la partida más difícil de su vida: Damaris tenía lupus. Esta condición hacía probable un aborto por inviabilidad fetal.

-En el caso del lupus, el primer riesgo es para el bebé -explica-, porque lo que hago yo es activar anticuerpos, que lo que van a hacer es penetrar el útero y pararle el corazón al bebé. Entonces, más allá del tema personal de que si yo quisiera o no ser madre, también había un riesgo si decidía tenerlo. Ahí se me dio una posición muy ajedrecista, pero súper compleja.

Damaris dice que el ajedrez es como la vida misma:

-Cuando jugamos ajedrez vamos tomando decisiones todo el rato y asumiendo riesgos; también asumiendo los errores y, aunque haya un error, tenemos que seguir adelante. Entonces, el ajedrez te enseña mucho, sobre todo porque también es un juego donde pierdes un montón. Yo tuve que perder miles de partidas para llegar a ser buena. Te forma el carácter, y la vida te lo enseña también.

Cuenta con tranquilidad que su decisión de ser mamá estuvo bien, y que su embarazo se desarrolló sin mayores complicaciones. El lupus que tiene no es tan agresivo y ha estado controlado. Tuvo a un niño, se llama Elian, y entre bromas cuenta que espera que se dedique al ajedrez.

En este episodio también le agradece al ajedrez ayudar a controlar su impulsividad y ansiedad:

-El lupus me terminó de dar el cachetazo -confiesa-, cuando además de ensimismarme en la competencia y lo hacía en un mundo intelectual, o de búsqueda de virtud propia, en que quería ser abogada y ganar mucho dinero. Ahí terminé de despertar, por eso yo digo que el lupus más allá de una enfermedad, es como un remezón que te viene a decir: analiza tu vida.

Un tablero de hombres

Por lo general los torneos de ajedrez, como la Olimpíada Mundial de Ajedrez 2018, de Georgia, donde Damaris participará en septiembre próximo, se dividen entre hombres y mujeres. Las excepciones son los campeonatos absolutos y los open. Damaris es crítica al respecto, y dice que eso responde a una discriminación positiva para incentivar la participación femenina, pero fue justo esta división una de las razones por las que se decidió a formar la Asociación de Ajedrecistas Chilenas (Ajefem) junto a otras colegas, en 2017.

-Tenemos que dejar de jugar tanto torneo femenino y pararnos a jugar torneos absolutos, porque nos han metido en esta casilla: mujeres jueguen ahí. Y al final a mí me pasó, llevó años siendo la mejor de Chile porque llegué a un techo y resulta que yo podría intentar irme a jugar campeonatos afuera, que lo hago igual, pero eso cuesta mucho dinero.

El año pasado, Damaris fue a jugar ajedrez al Open de Mallorca, y cuenta que era la única mujer presente. Situación que le ha tocado evidenciar en más de una ocasión:

-Vemos lo que llamamos la proporción maldita: una es a cien. O sea, cada cien personas que juegan, una es mujer; esto es a nivel mundial.

Damaris resiente que más de una vez le han dicho que juega "como hombre", por la manera en que mueve las piezas sobre el tablero. Por lo general, parte con la figura del caballo, porque es la que más movilidad le da. Y critica la visión que se tiene sobre la delicadeza de la figura femenina en el mundo del ajedrez:

-Cuando tú haces algo bien no lo haces como mujer, porque cuando tú eres competitiva no es de mujer. Cuando tú eres agresiva (y no digo violenta), no lo haces como mujer, porque las mujeres no somos agresivas, porque las mujeres no hablamos fuerte, porque las mujeres no lanzamos los peones por la cabeza... (Se supone que) una mujer no quiere ir al jaque mate... ¿Qué es eso?, ¡por favor! -dice un tanto molesta, mientras con sus manos va reproduciendo las jugadas sobre el tablero de ajedrez.

Damaris también es entrenadora. Y cuenta que durante este año será parte de la rama de ajedrez profesional del Club Social y Deportivo Colo-Colo. Ella está encargada de buscar más ajedrecistas que puedan integrar el equipo, y espera que se abra otra rama donde pueda dar clases a niños. Ella está preocupada, porque desde enero pasado, a través de un comunicado del Instituto Nacional del Deporte, se enteró de que el ajedrez fue excluido de los Juegos Deportivos Escolares.

Sueña en grande:

-Imagínate una Copa Libertadores de Ajedrez. Que juguemos con Boca Juniors, tienen ajedrez también, hay muchos equipos de fútbol íconos a nivel latinoamericano que tienen ajedrez.

También espera terminar el libro que está escribiendo hace dos años, sobre casos de acoso hacia mujeres en el mundo del ajedrez.

-(Sucede con) entrenadores, en casos donde alguien tiene cierto poder sobre otro, sale el acoso. Y en el ajedrez se ve mucho. A mí siempre me acompañaron mi mamá, mi papá, hasta los 18 años, y después me acompañaba mi pololo. Nunca estuve sola, siempre estuve contenida.

Reconoce que paró de escribir por su embarazo, por lo fuerte que resultaban las historias, y necesitaba calma. Como la reina en el tablero repleto de piezas masculinas, Damaris está enfocada en prepararse para la próxima olimpíada, y en desarrollarse como árbitro internacional. Su meta más grande es poder obtener el título de Gran Maestro Internacional, la máxima distinción en el ajedrez, y dice que nada se lo impedirá. Ya tiene planeado viajar a cada campeonato y olimpíada acompañada, junto a su bebé. *

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