Dos meses antes del Mundial, Japón despidió al técnico que los clasificó a la cita en Rusia. Diferencias irreconciliables con la dirigencia local, además de una tensa relación con los principales referentes del plantel, fueron los motivos esgrimidos para cesar a Vahid Halilhodzic y reemplazarlo por Akira Nishino. Este repentino cambio solo sirvió para agudizar el desorden. La esperanza de los nipones está en los pies de sus jugadores más experimentados, como Keisuke Honda, Shinji Kagawa y Makoto Hasebe. Solo una sorpresa los llevaría a la segunda fase.