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La nueva generación anti píldora

martes, 12 de junio de 2018

Sofía Beuchat y Claudia Guzmán. Foto: cARLA dANNEMANN.
Reportaje
El Mercurio

Si a fines de los años 60 la píldora se convirtió en símbolo de libertad para la mujer, hoy muchas creen que la verdadera libertad está en decir adiós a la anticoncepción hormonal. Algunas no quieren "llenarse el cuerpo de químicos", otras creen que ya es hora de que los hombres también se hagan cargo.



Son las cinco de la tarde del sábado 30 de septiembre de 2017. Las calles Las Ubinas y Andrés de Fuenzalida, en Providencia, están cerradas, porque se celebra una versión más del Festival Flu, un encuentro que une moda, música y gastronomía.

La cantante chilena Alex June se sube al escenario. Pero no solo a cantar.

-¡Chiquillas, dejen las pastillas! -grita.

-¡Chiquillos, háganse la vasectomía! -insiste después.

La audiencia aplaude eufórica. En el público hay muchas como ella; mujeres entre los 25 y los 35 años que han optado por una vida más natural, lo que significa que no quieren que entren en su cuerpo químicos o sustancias ajenas, lo que incluye desde alimentos transgénicos o muy procesados hasta las píldoras anticonceptivas.

-Las tomé un año y me hacían pésimo -cuenta Alex. -Me daban ganas constantes de vomitar. Sentía que mi cuerpo estaba llenándose de hormonas como si fuera un pollo de criadero; me pareció completamente antinatural. ¿Para qué acostumbrar mi cuerpo a eso, si hay otros métodos para prevenir un embarazo? Además, las pastillas no resuelven todos los problemas. La gente se relaja cuando se las toma, y se olvida de que no protegen de las enfermedades de transmisión sexual.

Francisca Casas, 32 años, dueña de un estudio de márketing, también decidió dejar de tomar píldoras anticonceptivas hace un par de años, motivada por una búsqueda de lo natural. Asegura que ha sido una experiencia positiva.

-Me cuido con preservativos, gozando el no estar tomando algo que altera tu cuerpo -cuenta. -Nada que modifique la normalidad del cuerpo puede ser bueno. Si me falta una hormona, ok, la tomo, pero si no, ¿por qué darle al cuerpo algo que no necesita?

Para su amiga Camila (34 años, quien pidió aparecer en este reportaje bajo otro nombre y lleva años sin tomar anticonceptivos orales), esta decisión se vincula con una serie de tendencias que, en el fondo, buscan lo mismo. La alimentación consciente, por ejemplo, también apunta a conocer mejor al organismo, al invitar a interpretar qué comida le hace bien y cuál no.

-No me gusta la idea de meterle hormonas al cuerpo, pero no soy exagerada con lo natural: tomo antibióticos si hay que tomarlos y no soy antivacunas -precisa. - La experiencia física de tener un cuerpo libre de pastillas ha sido buenísima. Para mí, lo más importante del proceso de dejar los anticonceptivos ha sido conocer cómo funciona mi cuerpo, entenderlo mejor. Comprender que las mujeres somos cíclicas, que tenemos momentos en los que tal vez necesitamos estar más recogidas, más indoor, y que eso no es un problema. Entender que estar con la regla no es motivo de vergüenza, no es andar enferma.



Fertilidad en una App

El rechazo a la anticoncepción hormonal se está dando también entre las adolescentes. Laura Loyer, de 17 años -quien entrega su testimonio con el consentimiento de su madre, Nicole Uteau- es una de las jóvenes que se suma a esta opción.

-Tengo amigas que toman pastillas y es porque están en una relación estable, y me parece perfecto, porque a ellas les importa que sea ciento por ciento seguro no embarazarse. Pero eso no significa que yo apoye eso. Si yo llego a tener una relación a largo plazo le voy a exponer a mi pareja mi visión: no quiero tomar químicos que no son naturales. Si no queremos tener hijos, hay otras opciones -dice Laura.

Al iniciar su vida sexual, Laura fue a visitar a una ginecóloga junto con su mamá y ambas sintieron incomodidad al ver cómo el mundo médico convencional no entendía su decisión y recetaba pastillas como primera y casi única opción: "Si no las toma es bajo su responsabilidad", les dijeron.

-Nuestra consulta era más motivada por entender de las enfermedades de transmisión sexual. Yo pensaba que nos iban a aconsejar sobre comportamiento sexual, sobre el manejo de los impulsos y cuáles son las precauciones que hay tomar dado el aumento de las ETS. Pero el cuidado por evitar el embarzo adolescente era mayor -cuenta Nicole.

La conocida ginecóloga de Clínica Alemana, Andrea Huneeus, entiende el punto de vista:

-El contagio de enfermedades de transmisión sexual es una preocupación creciente y alarmante para las mujeres adultas y jóvenes sexualmente activas, y también para las madres de adolescentes. Muchas madres me han dicho: "si mi hija se embaraza, un hijo no es lo ideal, pero podemos adaptarnos. Si se contagia algo, no hay solución, doctora por favor enséñele".

Ir al ginecólogo con la mamá -como hizo Laura- es lo más recomendable. La joven cuenta que las adolescentes que no quieren usar algún tipo de anticoncepción hormonal están apoyándose solo en aplicaciones para el teléfono que permiten hacer lo que antes se hacía en una agenda o cuaderno: llevar el registro de las fechas de sus menstruaciones.

Laura, por ejemplo, usa Clue, un calendario menstrual y de ovulación para Android y iPhone que permite, entre otras cosas, calcular la fecha del próximo período.

-Es una aplicación en la que pones tus menstruaciones, tus estados de ánimo, tus actividades diarias, tus carretes, cuando tienes sexo. Es súper integral. También te da tips de educación sexual y es útil porque cuando voy a la ginecóloga ella la mira y anota lo que está ahí. Va armando un historial -cuenta Laura.

En su página, Clue asegura que fue clasificada como la mejor aplicación de seguimiento menstrual gratuita por la revista Obstetricia y Ginecología, publicada por el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG). Además, se ufana de no incluir "flores, mariposas y eufemismos rosa", lo cual explica en parte su arrastre entre las nuevas generaciones.

Para la ginecóloga Andrea Huneeus, el uso de estas aplicaciones puede ser útil, pero advierte que no pueden usarlas todas las mujeres y son de más riesgo en el segmento adolescente.

-El control de fertilidad por la fecha es una excelente alternativa para mujeres adultas con ciclos regulares que puedan permitirse una actividad sexual programada, con una protección de embarazo del 90 por ciento. No es una gran alternativa para las adolescentes que requieren una eficacia cercana al ciento por ciento, que por su inmadurez hormonal tienen ciclos impredecibles y, por su calidad de adolescentes, sexo oportunista -precisa.

En el entorno de Camila, Francisca y Alex, el libro "Manual introductorio para la ginecología natural" circula como una suerte de Biblia entre sus amigas y conocidas que han tomado la opción de dejar los anticonceptivos. El libro va ya en su tercera edición, fue editado en Argentina, Bolivia y Brasil y este año se traducirá al inglés, para el mercado estadounidense. Se centra en el reconocimiento del ciclo menstrual y los cambios hormonales y fue escrito por Pabla Pérez San Martín, una joven partera chilena de 31 años, formada en la Casi do parto de Brasil.

El mundo médico, si lo conoce, lo mira con suspicacia.

-Últimamente se ha visto más gente que no quiere usar químicos. Es una tendencia. Es bueno querer conocer el cuerpo, saber cómo funciona sin pastillas; ver cómo vas cambiando con el ciclo. Pero si se quiere prevenir un embarazo, tal vez no es el mejor camino. Lo natural es embarazarse- dice la doctora Gigliola Cannoni, ginecóloga de Clínica Las Condes.

Pero Pabla, la autora del libro, se defiende:

-Llevo 12 años sin anticonceptivos y en todo ese tiempo solo he tenido un hijo. Estoy lejos del mito de que sin anticonceptivos uno se llenaría de hijos como era antiguamente.



Equidad de género

Según explica Pabla, el aumento de mujeres que desean dejar la anticoncepción tradicional tiene una razón clara.

-Ha habido un despertar de las mujeres como consecuencia de que han padecido muchos de los efectos secundarios asociados al uso prolongado de píldoras anticonceptivas, y en esto no existe un patrón etáreo, ni de clase, ni otra motivación que no sea el malestar físico y emocional que las píldoras les han generado -explica. -Una de las situaciones que más se comparte entre las mujeres es la pérdida de la libido, un asunto de difícil medición para un médico en su consulta, por lo cual siempre termina siendo un tema subestimado.

Pero, advierte, la manera natural de enfrentar la salud reproductiva implica una constante conversación y diálogo con la pareja, la que debe aprender a fluir y aceptar los ciclos de la mujer.

-Es un ejercicio horizontal, donde no es solo la mujer, como ha sido históricamente, la que se hace cargo de la fertilidad de la pareja- dice Pabla.

Alex, Camila y Francisca comparten este diagnóstico y también sienten que la anticoncepción debiera ser una responsabilidad masculina.

-Es más -dice Francisca-, a veces, ni siquiera te preguntan si tomas algo, dan por obvio que la que se tiene que cuidar eres tú.

Camila piensa que todo el tema de la anticoncepción está construido desde la mirada de los hombres, "porque es más práctico para ellos que sea la mujer la que 'se cuide'. Hay una cosa feminista en esto de rebelarse a seguir tomando pastillas, porque para los hombres, la anticoncepción es un tema de mujeres. Y no. Es un tema de la pareja, es de todos, es de la sociedad".

-Cuando empiezas tu vida sexual activa vas al ginecólogo, te dan pastillas y ya. Pero llegué a un punto en el que me dije: estoy chata de tomarlas -dice en el living de su departamento en Providencia.

Al comienzo, no fue fácil para ella. Intentó dejar las pastillas varias veces, pero no duraba más de un año y volvía a tomarlas.

-Me asusté. Llegué a pensar que mi cuerpo ya no funcionaba bien sin ellas -confiesa.

Su organismo estaba tan acostumbrado a regularse artificialmente que pasó meses sin tener una regla. Su piel se llenó de acné; su humor se puso cambiante. Pero luego de un tiempo, su organismo se estabilizó.

Con su pareja recurrieron durante años a preservativos y también se acercaron a los métodos naturales, que permiten identificar los días fértiles. Hasta que se abrieron a la posibilidad de un embarazo. Hoy está de 5 meses.

El uso de preservativos y otros métodos de barrera aparece como la opción preferida por esta nueva generación anti-píldora. Pero, como recuerda el doctor Cristián Palma, urólogo y andrólogo de Clínica Las Condes, si bien este método puede ser muy recomendable desde el punto de vista de la prevención del contagio de enfermedades de transmisión sexual, tiene un margen de falla para evitar embarazos no deseados.

Esto ha hecho que muchas parejas opten porque sea el hombre quien se haga cargo de la anticoncepción, principalmente a través de la vasectomía, intervención que impide la salida de los espermatozoides a través del semen y es considerada un método definitivo de anticoncepción. La vasectomía es reverseible, pero para ello se necesita hacer una intervención costosa e invasiva. Como explica el doctor Iván Pinto, urólogo de Clínica Santa María y Fundación Arturo López Pérez, el hombre queda infértil, pero no estéril.

-La equidad de género en anticoncepción está avanzando. Muchos hombres llegan diciendo: "mi mujer se ha protegido por diez años, ahora me toca a mí" -cuenta el doctor Palma.

El doctor Pinto agrega que muchas veces los hombres llegan a esta opción cuando sus parejas no toleran la anticoncepción oral o la tienen contraindicada. Algunas, por ejemplo, tienen un mayor riesgo de trombosis en las piernas o de sufrir un tromboembolismo pulmonar; otras se quejan de un aumento en la retención de líquidos o presentan desbalances en sus perfiles lipídicos.

En ocasiones, precisa la doctora Gigliola Cannoni, existen contraindicaciones médicas que impiden que las mujeres usen anticoncepción hormonal, ya sea en píldoras o en otros formatos como los parches, las inyecciones, los anillos vaginales. Pero en otros casos, la decisión de dejar estos métodos depende de la tolerancia de la mujer a los efectos adversos que puedan aparecer, como náuseas, cefalea, hinchazón.

-Muchos pacientes llegan derivados por el ginecólogo de sus parejas -acota el doctor Pinto.

Hace algunos años, los hombres eran más reacios a esta intervención, en gran medida por el desconocimiento y los prejuicios que existían en torno a esta cirugía. Hoy saben que su vida sexual no se verá afectada y esto ha hecho no solo que cada vez más hombres se operen, sino también a que lo hagan más tempranamente.

Es el caso del ingeniero Ricardo Rodríguez, quien decidió hacerse una vasectomía a los 35 años. Con su pareja, María José Vargas, ya tenían tres hijos -hoy de 6, 9 y 15 años- y sabían que no querían más.

-Un amigo me aconsejó que me operara; yo ni siquiera lo tenía en mi radar. Pero cuando ves todas las ventajas que tiene, te parece el paso obvio. Otros métodos son un cacho, con esto la pareja gana libertad. Entre mis amigos fui de los primeros y al principio te hacen hartas burlas, pero ya han aparecido tres o cuatro más -cuenta Rodríguez al teléfono desde San Francisco, Estados Unidos, donde hoy está radicado.

Su mujer, María José, agrega:

-Los anticonceptivos nunca me hicieron bien. Nada grave, solo me pasaban cosas típicas como que me bajaba la libido o me salían espinillas. A veces se me olvidaba tomarlos y para mí era un estrés, una esclavitud. Estaba cansada de tener que cuidarme yo, de sentir que si me embarazaba era mi culpa. Por eso, para mí fue valioso oírle decir: "por qué siempre ella es la que tiene que resolver este tema". *

La manera natural de enfrentar la salud reproductiva implica un diálogo constante con la pareja. 

"Para los hombres, la anticoncep-ción es un tema de mujeres. Y no. Es de la pareja, es de todos, es de la sociedad", dice Camila (34). 

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