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Se trata del hermano español, uno de los principales sospechosos del caso

Maristas: Religioso indagado por abusos fue trasladado 15 veces de ciudad desde 1970

domingo, 03 de junio de 2018

Andrés López
Reportajes
El Mercurio

Abel Pérez confesó a la congregación ilícitos de carácter sexual que se habrían registrado durante décadas. En esos años estuvo en diversos países y ciudades -España, Colombia, Bolivia y Perú-. Los Hermanos Maristas solicitaron su expulsión. El caso recuerda lo sucedido en Boston, donde una investigación periodística del Boston Globe develó esta práctica al interior de la Iglesia.



Poco antes de que el Papa Francisco llegara a Chile, la Congregación de los Hermanos Maristas envió una carta a la Nunciatura Apostólica. El objetivo de la misiva era que el Santo Padre tuviera conocimiento de las medidas que habían tomado e informarle parte de las denuncias de eventuales abusos sexuales cometidos por un grupo de religiosos, entre ellos, el hermano Abel Pérez, en contra de ex alumnos de establecimientos educacionales a cargo de la congregación.

Pasó un mes y el Vaticano nuevamente se vinculó con estos casos. A fines de febrero, el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, y el sacerdote español Jordi Bertomeu recibieron a un grupo de víctimas de los Hermanos Maristas en la Nunciatura.

El destino de Pérez actualmente está en manos de la Congregación para la Doctrina de la Fe, organismo que está en el Vaticano y que se encarga de indagar a religiosos acusados por estos ilícitos. Fuentes de los Hermanos Maristas señalaron que ya se solicitó por parte de sus representantes en Roma la expulsión de Pérez, lo que debe ser ratificado por la Congregación de la Santa Sede.

Constantes traslados

Hasta ahora, el caso corre tanto por la indagatoria canónica como por la penal, la cual avanza en diversos frentes, pero que se ha focalizado en determinar si es posible efectuar alguna imputación contra los sacerdotes. También es de interés del Ministerio Público dilucidar las razones por las cuales los religiosos tuvieron tantos traslados, algunos fuera del país, entre 1980 y 2017. En efecto, el abogado que representa a la congregación, Alejandro Peña, presentó el listado de traslados históricos de los involucrados. En otros casos de abusos de sacerdotes en contra de menores se ha registrado el cambio de destinación de los involucrados.

Similitud con el caso de Boston

El procedimiento de cambiar de lugar a religiosos acusados de abusos, como ocurre en otros países, no es nuevo. Por ejemplo, en Estados Unidos, el diario The Boston Globe detectó el patrón de traslados de los religiosos vinculados a hechos de abusos sexuales, los cuales durante años -para pasar inadvertidos- fueron trasladados por diversas ciudades, sin hacer las denuncias a la justicia.

En Chile, una de las últimas diligencias del fiscal Guillermo Adasme fue interrogar al español Mariano Varona, ex provincial de los maristas, quien falleció el 1 de abril. En agosto del año pasado, cuando estalló el caso con una denuncia en contra del hermano Abel Pérez, Varona fue vocero. "Nos dimos cuenta de que actuamos mal", dijo a "El Mercurio", ya que Pérez confesó sus abusos al interior de la congregación en 2010 y fue separado de sus labores con menores de edad en ese año.

Según fuentes del proceso, Varona fue consultado sobre si hubo una investigación canónica que justificara esos traslados, pero no existió, lo cual reconoció. Así, decidió profundizar en las razones y solicitará a la congregación que explique por qué y sobre la base de qué se decidió moverlos de ciudad en ciudad a lo largo de los años. En el caso de Pérez, "El Mercurio" accedió a todos sus movimientos registrados por la congregación fuera y dentro del país, los que llegan a 15 desde 1970.

El sacerdote nació en Palencia en 1947. Llegó a Chile en 1996, al Escolasticado Elemental; luego, entre 1968 y 1969 estuvo en el Escolasticado Normal. Fue en 1970 en que llegó al Instituto Alonso de Ercilla, donde estuvo tres años. En 1973 lo enviaron a Quillota, al Instituto Rafael Ariztía. Vuelve en 1974 al Instituto Alonso de Ercilla, donde se queda como profesor hasta 1977, en que retorna a Quillota por otros dos años. Luego, en 1978 regresa al instituto en Santiago hasta 1979, período en el que los denunciantes relatan una serie de presuntos abusos sexuales que habría cometido el religioso, entre ellos, el médico Jaime Concha.

Después de estos incidentes, el informe de la congregación señala que Pérez viajó a España entre 1980 y 1982. Al volver a Chile estuvo seis años y medio en Curicó, dos años en Rancagua y de ahí nuevamente viaja al extranjero, con destino a Colombia, por "estudios", de acuerdo con el informe. En 1993 regresa y se establece en Tocopilla por dos años y en 1995 se reintegra al Instituto Alonso de Ercilla.

Uno de los aspectos considerados más graves sucede entre 1997 y 2002, cuando asume funciones en el Colegio Marcelino Champagnat en La Pintana, recinto que recibe a alumnos vulnerables de la comuna. Fue en ese recinto, de acuerdo con el documento, donde en el 2000 se habrían registrado los últimos abusos (ver REC).

Siguiendo con la misma lógica, Pérez viaja a Bolivia.

Sin embargo, volvió en 2006 al colegio de La Pintana, donde estuvo hasta 2008. Luego estuvo dos años en Rancagua, otros seis a cargo de la casa de Sótero Sanz y en 2017 viajó a Lima. Finalmente, después de que estalló el caso, volvió a Chile y se recluyó en el recinto marista de Providencia.

La versión de la Congregación de los Hermanos Maristas

Al ser consultada la Congregación de los Hermanos Maristas respecto de que estos traslados no tendrían una justificación, pues no se abrió un proceso canónico, a través de un comunicado indicaron que "ya con anterioridad hemos admitido que este proceder fue un error de criterio que la congregación enmendó a partir de septiembre de 2017, denunciando todos los casos que se fueron conociendo. Es importante aclarar que hasta esa fecha, los casos que se conocieron fueron de relatos de personas adultas que se acercaron a la congregación para informar o denunciar hechos de abuso que habrían sufrido en décadas pasadas, cuando fueron alumnos en algunos colegios de la congregación, y declararon expresamente no querer llevar los antecedentes a la justicia; lo que solicitaron fue ser escuchados y separar a los religiosos denunciados del contacto con niños, lo cual se hizo de inmediato".

Las medidas de los maristas

Luego de la visita del Papa Francisco, la citación de los obispos a Roma y las críticas sobre el actuar en los casos de denuncias y tratamiento de víctimas, los Hermanos Maristas han llevado adelante una serie de medidas. En los próximos días comenzará "el trabajo de la Comisión para la Verdad, un organismo externo a la congregación marista, que tendrá por misión conocer y recabar información sobre cualquier caso de abuso ocurrido en nuestros colegios, en décadas pasadas, con la finalidad de conocer la verdad, determinar las condiciones y las circunstancias en que ocurrieron esos hechos, para hacer un análisis-diagnóstico y proponer medidas para que situaciones así no se vuelvan a repetir", señalan a "El Mercurio".

Además, agregan que entregaron todos los antecedentes a la fiscalía y al investigador canónico, instancia en la que no existe la prescripción bajo el derecho canónico. "Internamente establecimos una instancia de trabajo, denominada 'Mesa del nunca más', con participación activa de todos los estamentos de nuestra comunidad educativa, cuyo propósito central ha sido generar, perfeccionar y aplicar la política de prevención y protección institucional (....). Se ha renovado y fortalecido el Comité de Protección, organismo destinado a recibir -en primera instancia- cualquier nuevo caso de denuncia, para asistir a las víctimas, ofrecerles apoyo psicológico, legal y espiritual".

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