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El plan de Piñera post instalación: Concluir trabajo de comisiones en 60 días y desplegar la agenda programática de la derecha "sin complejos"

domingo, 03 de junio de 2018

Bárbara Vial.
El_Mercurio

En paralelo al trabajo en las comisiones gubernamentales, el Presidente entrará en otro ciclo de su mandato: instalar la agenda que comprometió en la campaña y con la que llegó a La Moneda. Se trata de las áreas de salud, pensiones, seguridad, educación y crecimiento económico.

El jueves pasado trabajó doce horas seguidas en la primera Cuenta Pública de su segundo mandato. Terminó cerca de las 10 de la noche en La Moneda y, además de su redacción, estuvo concentrado en ensayar una y otra vez su intervención a través del Telepronter.

Al día siguiente, también en su despacho de Palacio, concluyó por fin el discurso. El Presidente Sebastián Piñera había estado buena parte de su jornada encerrado con Mauricio Rojas, asesor del segundo piso de La Moneda, y pieza central en el discurso. En el Gobierno estiman que su doctorado en historia económica de la Universidad de Lund, en Suecia, donde fue parlamentario entre 2002 y 2008, facilitó que el discurso terminara de escribirse a las ocho de la noche del jueves. En su última Cuenta Pública, en 2014, permaneció hasta las 2 de la madrugada afinando el mensaje.

Las últimas semanas habían sido una vorágine para el Presidente Sebastián Piñera y sus ministros. Desde que Emmanuel Macron cancelara un encuentro que tenían programado en París a fines de mayo, donde también estaría presente Mauricio Macri, el Jefe de Estado aprovechó de despejar su agenda y sostuvo al menos ocho encuentros con sus ministros. Cada uno de ellos duraba al menos dos horas, y abordaban en detalle las temáticas de sus carteras.

Nerviosismo en La Moneda

Parte del contenido del mensaje comenzó a delinearse el 5 de mayo. Ese día llegó a La Moneda un focus group con las conclusiones de un grupo de personas de clase media -agrupadas en los segmentos C1, C2 y C3- respecto de sus expectativas sobre la Cuenta Pública.

Casi en simultáneo, señalan en el Gobierno, se realizó una reunión en Palacio, destinada a proponer una "lluvia de ideas" para el mensaje. El Presidente lo había pedido. En el encuentro estuvo buena parte de los actores que participaron, con mayor o menor intensidad, en la elaboración del discurso: los ministros Andrés Chadwick, Cecilia Pérez y Gonzalo Blumel, además del jefe del segundo piso de La Moneda, Cristián Larroulet; el historiador Mauricio Rojas, el director de la Secretaría de Comunicaciones (Secom), Jorge Selume, y la periodista Fernanda Otero.

Rojas recogió buena parte de las ideas fuerza y estructuró un primer discurso. El equipo de asesores del segundo piso había adquirido un rol central en la Cuenta Pública, lo que para no pocos en La Moneda tenía un correlato con la influencia que tiene hoy en Palacio (ver nota secundaria).

En los mismos días, de hecho, Piñera les entregó un índice del discurso a Larroulet y Rojas. El mismo documento llegó a manos del ministro Blumel, que como secretario general de la Presidencia suele participar en la recopilación de los antecedentes y la elaboración del discurso.

El Presidente estaba más nervioso de lo común, señalan sus cercanos. Pedía silencio, como suele ocurrir cuando está en esa situación. Y la tensión se traspasó a otras carteras del Gobierno. El uso del Telepronter era seguido con atención en La Moneda, donde Selume era el encargado de esa tarea. El Mandatario ya había pasado la prueba en la última cadena nacional, destinada a la agenda de la mujer, pero estaba consciente de las dificultades de implementarlo. En su discurso ante el Congreso Pleno, de hecho, ironizó en un momento cuando necesitó que lo adelantaran.

Agenda de gobierno

En las semanas anteriores al mensaje, la agenda gubernamental había girado en torno a aspectos que dividen a la centroderecha. Por una parte estaba el "nepotismo", del que el propio Presidente fue acusado por la oposición tras la fallida designación de su hermano Pablo Piñera como embajador en Buenos Aires y que terminó con un proyecto de ley de Evópoli para regularlo. Por otro, el debate sobre la adopción homoparental que suponía el proyecto de ley de adopciones, cuya votación fue postergada esta semana en medio de la encendida discusión de los llamados sectores liberales y conservadores de Chile Vamos.

Piñera se refirió tangencialmente a ambas temáticas en su Cuenta Pública, pero, tal como estaba concebido, su discurso se enfocó en trazar la hoja de ruta al 2022 y dar cuenta de la visión y misión de su segundo período. El destinatario de su mensaje estaba claro: el 57% que actualmente respalda su gestión de acuerdo a la encuesta Cadem.

Así, el Jefe de Estado no solo marcó fuertes contrastes con la administración anterior. Además de retomar el relato de la centroderecha, caracterizado por un tono firme respecto a la seguridad pública, la agenda de migraciones, el progreso económico y el sello social que busca imprimir a su mandato, puso énfasis en el acuerdo al que llegó esta semana la comisión transversal de trabajo sobre la infancia. Había un correlato planificado, según afirman en La Moneda: se trataba de la temática que marcó su primera actividad pública al asumir el mando, el 11 de marzo: una visita a un centro del Sename en La Pintana.

En Palacio añaden que, terminado el proceso de instalación, el Presidente apuesta a sellar en 60 días una serie de acuerdos en las comisiones de trabajo gubernamentales, como son la de seguridad ciudadana, Araucanía, salud y desarrollo integral.

En paralelo al trabajo en las comisiones, que, de acuerdo al Ejecutivo, estuvieron destinadas a enfrentar las urgencias del país, Piñera entrará en otra etapa de su mandato: instalar la agenda que comprometió en la campaña y con la que llegó a La Moneda, que para buena parte de Chile Vamos apunta a gobernar con las ideas de una centroderecha "sin complejos". Se trata de las áreas de salud, pensiones, seguridad, educación y crecimiento económico. En La Moneda, de hecho, estiman que el tiempo más fructífero en términos políticos y legislativos de la actual administración durará un año y medio, vale decir, hasta las elecciones de gobernadores regionales, en 2020.

Crecimiento, salud y pensiones

Con el margen de acción que le permite un alto respaldo en las encuestas, y que las descoordinaciones de su gabinete no han logrado golpear, Piñera se reunió el lunes pasado con sus ministros e hizo hincapié en la importancia de volver a retomar el programa con que la centroderecha volvió al poder. Más aún, habría señalado que la "luna de miel" del proceso de instalación se había acabado.

Desde antes del 11 de marzo, el Presidente busca simplificar la reforma tributaria que se aprobó bajo la administración Bachelet. Para ello, si bien se descartó el aumento de los impuestos a las empresas, el Gobierno maneja varias alternativas, como derribar el sistema actual para volver a integrarlo. También se podría abordar la opción de abrir un nuevo período para la regularización de capitales extranjeros e ingresos no declarados de años anteriores: se estima que el proceso llevado a cabo previamente fue exitoso, pero requiere de una extensión de tiempo para eliminar desconfianzas y aumentar los ingresos. El ministro Larraín señaló el viernes que pronto se darán a conocer medidas.

Respecto a la reforma a las pensiones y las isapres, reconocen en el Ejecutivo, el campo quedó abierto tras el mensaje presidencial.

Durante la campaña se puso énfasis en la idea de aumentar el pilar solidario y elevar en cuatro puntos porcentuales las cotizaciones, con cargo al empleador, para mejorarlas a largo plazo. La iniciativa supone modificar el proyecto de Bachelet: el gobierno retiró esta semana el proyecto de ahorro colectivo, lo que irritó a la oposición. Este introduce cambios regulatorios al sistema de capitalización individual, y crea el nuevo ahorro colectivo.

Respecto a la reforma a las isapres, que se instaló con fuerza tras la irrupción de la agenda feminista, La Moneda ha planteado que todos los actores deberán realizar un esfuerzo para terminar con las discriminaciones hacia las mujeres. En el Gobierno afirman que se ayudará a bajar los precios de los planes, a que exista mayor competencia y transparencia en este ámbito, pero que en principio contemplan depositar en manos de las isapres el realizar un mayor esfuerzo en torno al nuevo sistema. La oposición ha dicho que la actual administración está discriminando ahora a los hombres y beneficiando a las grandes compañías.

Impuestos de primera categoría

En La Moneda estaban conscientes de que la oposición -y la ex Presidenta Michelle Bachelet- había logrado ordenar sus filas con miras al 1 de junio y que habría fuego cruzado.

El Presidente terminó criticando en duros términos la gestión de Bachelet, pero, de acuerdo a sus cercanos, eligió las batallas que daría el 1 de junio. Una de ellas, que fracasó entre inicios y fines de mayo, apuntaba a rebajar gradualmente la tasa del impuesto de primera categoría desde el 27% al 24,5%, equivalente al promedio OCDE. El proyecto necesitaba el respaldo de la mayoría simple de los parlamentarios, por lo que se necesitaban los votos opositores. Y en ese sector, que se articuló para abordar el tema a través del ex ministro Rodrigo Valdés, el ex subsecretario Alejandro Micco, además de los senadores Carlos Montes (PS), Ricardo Lagos Weber (PPD) y Jorge Pizarro (DC), habían rechazado de plano esta idea.

En el Gobierno señalan que el titular de Hacienda, Felipe Larraín, habría insistido hasta poco antes del 1 de junio para que el Presidente no explicitara en la Cuenta Pública que no se realizaría tal rebaja impositiva. Se trataba de una medida destinada a impulsar la inversión y que era ampliamente esperada por los empresarios y parte de la centroderecha. Un ministro señala que el hecho de que Piñera mencionara explícitamente el giro en materia impositiva, y que no optara por otras alternativas, como simplemente omitirlo en su discurso, tenía un objetivo: no entregar un punto político a la oposición, en caso de que el proyecto se abortara en el mediano plazo.

Esta vez, el pragmatismo político se imponía en el Gobierno, donde, de todas formas, explicaron que la medida no se llevará a cabo por el déficit heredado de la administración anterior y el costo de los compromisos adquiridos.

Negociación con la oposición

La arremetida de la oposición para el 1 de junio había sido monitoreada de cerca por La Moneda, al igual que los recursos interpuestos ante Contraloría, que han logrado abortar hasta ahora la designación de Pablo Piñera y que la objeción de conciencia no opere para las instituciones privadas en los casos de aborto, entre otras cosas. Algunas autoridades del Ejecutivo han llegado a pensar que, en caso de que continúe la escalada de la ex Nueva Mayoría, el Gobierno interponga recursos ante la misma entidad relativos a la anterior administración. Aún están en los plazos, dicen.

Conscientes de que no tienen mayoría en ninguna de las dos cámaras, el Ejecutivo resolvió realizar cambios vía reglamento o mediante decretos cuando los proyectos no tengan viabilidad política y que en el Parlamento exista flexibilidad a la hora de enfrentar a la ex Nueva Mayoría y el Frente Amplio: la idea es negociar con cada senador y diputado, sin que necesariamente operen los canales institucionales, siempre insistiendo en el programa por el cual los eligió con casi 5 millones de votos.

El emprender tratativas sector por sector, dejando afuera al PS y el PC -que han liderado la arremetida en contra de la actual administración-, La Moneda ya echó a andar parte de ese modelo. La primera prueba fue el miércoles pasado, con la votación del directorio de TVN. Según algunos parlamentarios, en un principio la oposición estaba dispuesta a rechazar la iniciativa, ante lo cual la ministra Pérez habría optado por ir negociar con cada uno de los senadores. Finalmente, el proyecto se aprobó con 37 votos a favor.

Despliegue político

A partir de la próxima semana, todo el gabinete saldrá a regiones a defender el mensaje y la agenda presidencial. El fin de semana, además, los subsecretarios, seremis e intendentes realizarán un amplio despliegue en la Región Metropolitana, con el mismo objetivo.

Horas antes del discurso ante el Congreso Pleno existía ansiedad en algunas reparticiones, con el fin de mandar a imprenta los ejes del discurso, que, en principio, tendrá como concepto "Chile lo hacemos todos".

El lunes, tras el consejo del gabinete, algunos ministros abandonaron La Moneda con la idea de que se debían evitar las disputas internas, potenciar la coordinación con los partidos y parlamentarios de Chile Vamos. No pocos recordaron que buena parte de esas definiciones fueron abordadas durante un cónclave entre Gobierno y la coalición en Cerro Castillo, el 16 de marzo.

Esa vez, según señalan en el Gobierno, el ministro Chadwick habría enviado el siguiente mensaje: "El Presidente nos ha pedido que el equipo funcione bien, que logremos los objetivos en conjunto, que tengamos un equipo coordinado, que esté en permanente contacto y comunicado. Ya no tenemos excusa de no hacerlo así".

A su turno, añaden los mismos personeros, Blumel resaltó la necesidad de no cejar en el programa de gobierno, la búsqueda de acuerdos, el sello social y el énfasis en la clase media. "Hoy estamos en una situación difícil. Si no recuperamos la capacidad de la economía de crecer, estamos liquidados", había señalado a los presentes.

La vigencia de estos mensajes, recalcan en Chile Vamos, sigue presente y serán centrales para sacar adelante la agenda del Presidente y enfrentar a la oposición.

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