lunes, 19 de mayo de 2008
Felipe Castillo Montt
Economía y Negocios Online, El Mercurio
Para combatir los atrasos, el senador Baldo Prokurica instó al Gobierno a "dar el ejemplo" y hacer una campaña nacional.
"Nos juntamos tipín ocho", "altiro" o "entre las nueve y las nueve y media" son frases ya insertas en la idiosincrasia de Chile. Lamentablemente, la impuntualidad pasa la cuenta. Y para nuestro país, el saldo en 2007 se situó entre los US$ 160 y los US$ 343 millones, o sea entre un 0,12 y un 0,27% del PIB.
Aunque en la región distamos de países como Perú -donde el 84% de su población admite llegar tarde a sus compromisos, con pérdidas de US$ 5 mil millones- o Ecuador -donde en 2003 la impuntualidad les costó US$ 2.300 millones-, hay quienes son partidarios de atacar el problema de raíz.
El vicepresidente del Senado, Baldo Prokurica (quien puso en marcha la preparación del estudio encargado al Instituto Libertad, que muestra una leve baja en los costos por impuntualidad en 2007, ya que en 2006 fue de US$ 385 millones), cree que "Chile tiene una pésima costumbre de no llegar a la hora, y esto es de capitán a paje", dijo el parlamentario de Renovación Nacional, un convencido de ser víctima de la impuntualidad ajena.
¿Un ejemplo? El 9 de abril pasado, el senador suspendió una sesión especial en el Congreso, que tenía por finalidad tratar el tema de la sequía. La causa: el ministro de Hacienda, Andrés Velasco, llegó 45 minutos atrasado a la sala, según contó. "Dijo que estaba con la Presidenta, y eso no es excusa", dijo Prokurica, quien ese día le envió una carta a la Mandataria para manifestar su molestia.
La cifra que concluyó Prokurica se basa en el supuesto de que los chilenos pierden 15 minutos por día debido a la impuntualidad. Cálculo "bastante conservador", explicó, y siguió: "Para que no me digan que exagero".
El senador sostiene que mientras en países desarrollados la impuntualidad en una reunión es inaceptable, en Chile hay un concepto erróneo sobre ser puntual. "Uno llega a la hora y dicen: "¿este gallo no tiene nada que hacer que llega a la hora?"". Lo más grave, según el parlamentario, es que quienes usan esa práctica "obligan" al resto a caer en lo mismo. "Como las reuniones comienzan tarde y terminan tarde, uno termina llegando tarde al compromiso siguiente".
Para combatir la costumbre, el parlamentario propone tres cosas: que la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, y el ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma, impulsen una campaña dentro del Gobierno para imponer la puntualidad como una "forma de hacer bien la pega" en municipios, intendencias y alcaldías.
Además, plantea hacer una campaña nacional parecida a la que inició Alan García en Perú, "La hora sin demora".
Y que en los colegios se inculque la puntualidad como hábito desde pequeño.
