Una Colombia en paz, pero totalmente polarizada, elige al sucesor de Santos
domingo, 27 de mayo de 2018
Alejandra de Vengoechea Especial para ?El Mercurio?
Internacional
El Mercurio
Bogotá | Los dos candidatos que encabezan los sondeos representan opciones muy opuestas.
Más de 155.000 uniformados, entre militares y policías, son los encargados de mantener la seguridad hoy en Colombia donde más de 36 millones de ciudadanos elegirán al sucesor del Presidente Juan Manuel Santos, en un país completamente polarizado, pese a haber logrado firmar la paz con la guerrilla izquierdista de las FARC hace dos años. Los favoritos según las últimas encuestas son Iván Duque (41,5%), abogado, ex parlamentario de 41 años, quien llegó a la contienda de la mano del ex Presidente Álvaro Uribe, y Gustavo Petro (29,5%), economista, un ex guerrillero de 58 años, que cuando fue senador e investigó a varios congresistas aliados con los paramilitares de extrema derecha logró llevarlos a la cárcel. La primera vuelta electoral de hoy -la siguiente será el próximo 17 de junio- se caracteriza por ser la primera en décadas sin violencia -en 2017 Colombia tuvo la cifra más baja de homicidios en 40 años-. También, por primera vez en muchos años, no es la guerra o la paz el tema que determina al ganador. En esta campaña los colombianos volvieron a interesarse por la economía, la educación, la salud. En los debates, que fueron muchos y variados, hasta los niños hicieron preguntas del estilo "¿es posible que Colombia pueda soñar con tener naves en el espacio?". Pese a la polarización que se vive en el país, esta campaña ha sido refrescante, ha tenido argumentos y no ha habido juego sucio, en buena medida porque los seis presidenciables -el menos conocido es el pastor Jorge Antonio Trujillo, con 0,3% en intención de voto- tienen amplia experiencia en temas de Estado. Después de Duque y Petro, sigue en las encuestas el matemático de 62 años Sergio Fajardo con 16,3% de intención de voto. Alcalde de Medellín y gobernador de Antioquia, con creativos modelos pedagógicos, construcción de bellas bibliotecas y espacios públicos para la recreación, Fajardo redujo índices de violencia de la ciudad y sanó las finanzas públicas. Su modelo de gobierno sigue siendo el mismo: la educación todo lo puede. Le sigue Germán Vargas Lleras (6,6%), un abogado de 56 años, vicepresidente durante el gobierno de Santos y uno de sus ministros estrella. Trabajador incansable con más de 30 años de experiencia política en distintos cargos, lideró la construcción de modernas vías, aeropuertos y puentes. Humberto de la Calle (1,9%), abogado de 71 años, quien lideró el proceso de paz que terminó con la desmovilización de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y Vargas Lleras tenían buenas posibilidades de continuar el legado de Santos e implementar el posconflicto. Pero no llegaron lejos, por lo menos en las encuestas. Solo el 14% de los colombianos aprueba el gobierno de Santos. Un país partido Para varios analistas consultados por este diario, esta polarización entre la izquierda de Petro y la derecha de Duque arrancó claramente en octubre de 2016, cuando se votó el plebiscito para refrendar los acuerdos de paz. Ganó el "No" con 50,23% contra el "Sí" que obtuvo el 46,76%. "En buena parte de los acuerdos queda una gran mayoría satisfecha frente a una minoría insatisfecha. Con el tiempo, la oposición, por más feroz que sea, se diluye ante el sentir mayoritario", dijo a El Tiempo Sandra Borda, decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. "Aquí, el país quedó partido en dos mitades. La experiencia muestra que los momentos más sensibles para que un proceso de paz salga bien son los inmediatamente posteriores a su firma. En el caso de Colombia no hubo una pausa, sino que de un día para otro empezó la campaña electoral. No hubo un período de transición", afirmó Borda. ¿Podrán Fajardo, Vargas Lleras o De la Calle moderar la polarización al hacer alianzas? Todo es posible. Duque era un completo desconocido hasta el año pasado cuando Uribe lo lanzó a la presidencia. Hijo del político antioqueño Iván Duque Escobar, quien fue ministro de Minas y gobernador de Antioquia, el abogado Duque se especializó en derecho en la American University y en administración pública en Georgetown. Fue asesor incluso de Santos cuando era ministro de Hacienda y buena parte de su carrera la hizo en Washington en el Banco Interamericano de Desarrollo. En 2014 fue elegido senador del Centro Democrático, que presidía el propio Uribe. En 2017, luego de un sistema de encuestas impuesto por Uribe para decidir al candidato presidencial del partido, Duque se convirtió en el candidato presidencial uribista y en consulta abierta ganó. Tradicional, conservador, padre de tres hijos, católico y buen esposo, Duque promete modificar los acuerdos de paz suscritos con las FARC, no descuidar las fronteras donde se ha recrudecido el conflicto armado. "No permitiré que Colombia se vuelva como Venezuela", ha dicho. Lo opuesto Petro es todo lo contrario. Padre de seis hijos con diferentes esposas, a los 17 años ya era un curtido líder guerrillero. Una vez que dejó las armas, se especializó en Desarrollo, Población y Medio Ambiente en la Universidad Católica de Lovaina. Tras un paso brillante por el Congreso, como alcalde de Bogotá fue duramente criticado por sus malos manejos administrativos y su talante autoritario. Ha dicho que respetará los acuerdos con las FARC y ha sido el único que se ha opuesto a la economía extractiva y a que Colombia se vuelva petróleo-dependiente. Petro apuesta al fortalecimiento de la agricultura, la reindustrialización en sectores estratégicos, el incremento de la inversión ambiental y en ciencia y tecnología. Para sus críticos, este modelo suena a expropiación de tierras y a "castrochavismo". A fin de cuentas, así como Duque es visto como el títere de Uribe, a Petro lo ubican siempre junto al fallecido Presidente Hugo Chávez, de quien fue gran amigo. Lo cierto es que independientemente de quien gane, algo bueno produjo esta polarización. La Registraduría informó que han batido récord en inscripción de cédulas. Se calcula que más del 50% de personas inscritas saldrían a votar hoy. Son 16 millones de votos. Algo nunca visto en un país que ha batido récords, pero de abstención. Para ello, la Registraduría Nacional, entidad organizadora de las elecciones ha habilitado 96.724 mesas distribuidas en 11.233 puestos de votación en todo el territorio nacional. Los comicios serán vigilados por decenas de miles de testigos electorales de los diferentes partidos, además de 4.000 empleados de la Procuraduría (Ministerio Público), 6.823 de la Fiscalía, 3.500 observadores nacionales y 350 internacionales.
