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La reforma que prepara el Papa para la Iglesia Católica chilena

domingo, 27 de mayo de 2018

María Soledad Vial y Bárbara Vial
El_Mercurio

A pocos días del encuentro de sacerdotes sobrevivientes a los abusos sexuales de Karadima con el Papa, miembros de la Iglesia aseguran que el proceso de "señales" estaría terminando y que Francisco pasaría a las acciones. Así, se espera que el Sumo Pontífice tome en cuenta el documento que las víctimas de Karadima envíen esta semana con sus propuestas para la reparación.

La sotana fue lo primero que todos pusieron en sus maletas. Ineludible cuando un obispo se reúne con el Papa, en este caso y aunque el encuentro tuviera un pronóstico reservado, parecía una obviedad. Sin embargo, el símbolo de dignidad eclesiástica quedó colgado en la Casa del Clero donde los 34 obispos chilenos fueron alojados en Roma. Desde la curia se les hizo saber que Francisco los esperaba con el clerigman, su traje de trabajo.

Pudiera parecer un detalle, pero no lo es en el mundo Vaticano, donde los códigos son esenciales. Lo señalan los propios obispos cuando hablan de la distancia que Jorge Bergoglio impuso al cara a cara que los convocó como parte de su plan para el "caso chileno" -así le dicen en el Vaticano-, cuyo itinerario tiene fijado y solo un círculo muy estrecho conoce.

Hombre de procesos, Francisco comenzó su itinerario con el envío del arzobispo maltés Charles Scicluna y su ayudante Jordi Bertomeu -hoy convertido en "el hombre del Papa" en este caso, dicen fuentes fidedignas- y su informe entregado a fines de abril. Siguió convocando a las principales víctimas del caso Karadima y, un nuevo encuentro la próxima semana con otros nueve sobrevivientes, en su mayoría sacerdotes formados en El Bosque, podría cerrar este primer capítulo y dar paso al más esperado; el de las decisiones, las medidas que adoptará para iniciar la nueva era que el Papa quiere en la iglesia chilena.

El Plan del Papa

"Él está haciendo con Chile, lo que quiere hacer para la Iglesia Universal". Así califica un obispo chileno la forma como el Papa ha enfrentado las acusaciones de abusos sexuales y encubrimiento. Un cuidadoso plan que es un enigma para la Conferencia episcopal chilena y que él mismo ha trabajado con un círculo estrecho que integran su vocero Greg Burke, el catalán Jordi Bertomeu -emisario que ha llamado personalmente para invitar a cada víctima-, el Prefecto para los Obispos, Marc Oullet, el único que lo acompañó en sus reuniones con los prelados chilenos.

Algunos obispos aseguran que el Papa quiere mostrar "agilidad y resolución" a la hora de abordar el problema.

Intérpretes del lenguaje vaticano creen que el último boletín oficial de la Sala Stampa anticipa que la visita de los sacerdotes víctimas cerraría la fase de "señales y gestos", y daría paso a las "decisiones". Según altas fuentes de la iglesia chilena, todo indicaría que lo primero sería ejecutar las renuncias de los obispos. La remoción del obispo Juan Barros y posiblemente también las de Tomislav Koljatic en Linares y Horacio Valenzuela en Talca, formados todos por Karadima, se dan por seguras.

Otros miembros de la Iglesia apuntan al Nuncio Apostólico, Ivo Scapolo, y en ese contexto, no ven que el reemplazo del renunciado Arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, sea pronto. Incluso se habla de la posibilidad de un administrador apostólico temporal.

En las nuevas designaciones, así como en el paso siguiente, el de las reparaciones, la voz de las víctimas sería decisiva. El documento con propuestas de prevención, justicia en reparación e integración que esta semana le entregarán Juan Carlos Cruz, José Andrés Murillo y James Hamilton, es clave. Entre otras, se propondría que el delito de encubrimiento tenga la misma gravedad que el abuso; realizar una investigación que recoja toda la historia y, además, establecer reparaciones sicológicas. Algunas víctimas apuntan a que se realizaría algo parecido a lo que fue la "Comisión Real" en Australia.

Desde la Conferencia Episcopal, algunos obispos hablan de nuevos gestos de perdón más radicales que las declaraciones anteriores, o la formación de una comisión que revise casos no resueltos y reciba nuevas denuncias. A la fecha en Chile existen 36 sacerdotes condenados, 13 en la justicia civil y 16 en la justicia canónica. De hecho, respecto a las denuncias de abuso sexual contra religiosos maristas, versiones anticipan que sería la propia Congregación para la Doctrina de la Fe, la que tomaría la investigación, pese a que los acusados sean religiosos y no sacerdotes.

El factor judicial

Otra encrucijada muy próxima representa la demanda por $ 450 millones de las víctimas de Karadima contra el Arzobispado de Santiago, donde lo acusan de "acciones de encubrimiento". Actualmente está en la Corte de Apelaciones y los alegatos serían "muy luego". Mientras algunos obispos creen que el juicio debe continuar, otros son partidarios de llegar a un acuerdo "cuanto antes" para que el litigio no impida el camino de reparación que quieren emprender. Sin embargo, el acuerdo no estaría fácil. Las partes intentaron dos veces anteriormente y no llegaron a buen puerto.

Australia, Boston e Irlanda en la mira

En noviembre de 2012, la ex Primera Ministra Julia Gillard ordenó formar la "Comisión Real" para investigar todos los casos de abusos sexuales ocurridos en Australia. Integrada por siete profesionales independientes; jueces, policías, abogados, un siquiatra y un ex senador, entre ellos, reveló que 4.029 personas declararon haber sido abusadas por algún religioso entre 1980 y 2015; 68,1% correspondía a la Iglesia Católica.

El documento de 17 capítulos señala que el enfoque pastoral que enfatiza el derecho canónico ha sido un obstáculo para que los obispos o superiores inicien un proceso disciplinario. Argumenta que también ha "contribuido a la visión errónea de que el abuso sexual infantil era un error moral perdonable en lugar de un delito que debería denunciarse a la policía".

Tanto así, que solicitó a la Santa Sede modificar una serie de disposiciones en el derecho canónico e incluso levantar el secreto de confesión en casos de abusos sexuales. Y a la justicia civil le recomendó sanciones penales para quienes no denuncien los abusos sexuales, incluyendo a quienes recibieron información en una confesión.

La iglesia australiana pagó cerca de 268 millones de dólares a las víctimas y lanzó una campaña nacional para aumentar la conciencia y conocimiento sobre el abuso sexual, se fortaleció a la comunidad para responder de manera efectiva y se involucró a niños y jóvenes en el desarrollo, diseño e implementación para la prevención.

En el caso de Irlanda, también muy golpeada por escándalos de abusos, se crearon cinco Comisiones de Verdad y el Estado se involucró en la investigación y ordenó investigar casos desde 1975 a 2004. Recogieron más de 2 mil testimonios relatando abusos sexuales y físicos por parte de sacerdotes. Además concluyó que la Arquidiócesis de Dublín y otras autoridades católicas encubrieron abusos y contaron con el apoyo del Estado para ello. En conjunto, la arquidiócesis de Dublín y el Estado han tenido que desembolsar 1.5 billones de euros como reparación.

Hoy cada parroquia irlandesa cuenta con un encargado de prevenir abusos y las denuncias deben ser reportadas a la policía. En 2008 se creó el Consejo Nacional para la Salvaguardia de los Niños en la Iglesia Católica que también incluye a profesionales independientes.

Boston y la forma como la diócesis del cardenal Sean O"Malley, -el mismo que salió al paso de Francisco por sus dichos en defensa de Barros- enfrentó estos escándalos, están en la mira de los obispos chilenos. A 16 años del destape, las encuestas muestran a sus parroquias como uno de los lugares más seguros para los niños en Estados Unidos. Es fruto de la campaña llamada "Safe enviroment" (Ambiente seguro), de la masiva capacitación de más de millones de adultos entrenados para reconocer abusos sexuales y de 5 millones de niños adiestrados en habilidades para protegerse, además de confesionarios transparentes. También, 52 mil clérigos y 6.205 candidatos han sido evaluados antes de su ordenación.

En 2009, la iglesia de Boston gastó más de US$ 6 millones en terapias para víctimas de abuso sexual y en crear una Comisión Nacional de Revisión integrada por laicos que apoyan a la Conferencia Episcopal. Incluso, en su sitio web incorpora recomendaciones frente a un abuso. La primera: presentar una queja penal, contratar un abogado y luego contactarse con el coordinador de asistencia de víctimas de su parroquia.

Boston
US$ 6 millones en terapias para las víctimas, auditorías externas y coordinadores en prevención de abusos en las parroquias

Australia
La "Comisión "Real" solicitó al Vaticano modificar el derecho canónico, levantar el secreto de confesión y agregó sanciones penales a los que encubren los abusos

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