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Crítica de Arte | CorpArtes:

Weiwei, concepto y multiplicación

domingo, 27 de mayo de 2018

WALDEMAR SOMMER
Críticas
El Mercurio




Procedente de Buenos Aires y con término en Sao Paulo, se halla en Santiago la exhibición del hoy célebre arquitecto y artista visual chino Ai Weiwei. El gran formato, la multiplicación de imágenes que obliga a vincularlo con Warhol, la magnificación del objeto a lo Duchamp, además de un profundo sentido conceptual y autobiográfico caracterizan su obra. Y todo esto manifestado, por supuesto, a través de su sensibilidad extremo oriental. La amplitud de los recintos de la Fundación CorpArtes, complementada con la limpieza del montaje, se adapta bien a las realizaciones visitantes: videos, fotografías, dibujos sobre empapelados, esculturas, objetos, instalaciones y el registro de una acción de arte. Muestran distintas facetas expresivas del autor. Así hallamos testimonios trascendentes y lúdicos, dolorosos e irónicos, compasivos y denunciantes, optimistas y decepcionados.

Dentro de lo expuesto, acaso las inmensas realizaciones lineales sobre papel (2015-2016) constituyan los aportes más sorprendentes. Pegadas de manera impecable encima de los muros, ofrecen tres argumentos diferentes. En la primera sala, en blanco y negro, nos hacen reír hombres sintetizados en el dedo de un brazo que culmina en un gesto obsceno. Lo mismo que los otros bien diseñados dibujos corresponden a un grupo de motivos que se reitera, en apariencia, hasta el infinito. Los temas siguientes son más sofisticados. El vertido en amarillo rutilante multiplica y disfraza en preciosos objetos de oro elementos carcelarios ornamentados y entrelazados: la cámara de vigilancia, las esposas. Acá el título adopta un claro tinte surrealista. El tercero, admirable y asimismo sin color, rinde homenaje a un clásico griego, la Odisea, identificándolo con la epopeya de los migrantes actuales. Por su parte, las tres esculturas propiamente tales difieren bastante entre sí. La más clásica representa, en bambú y seda, una diosa que parece suspendida en el aire, traspasándonos con la longitud de sus ojos y dedos. La segunda -"Ley del viaje" (2016)- retrata fugitivos de aire expresionista, apiñados dentro de una balsa. Todo en negro caucho inflable es llevado a dimensiones gigantescas, adquiriendo intenso tono dramático. Probablemente conforma la imagen más poderosa de la exposición. Al contrario, en madera oscura, el volumen que concreta el mapa de China resulta casi no figurativo y de un atractivo menor.

La apoteosis del objeto alcanza uno de sus puntos culminantes a través de la nobleza material. De esa manera, "Cámara de vigilancia con pedestal" adquiere rango de un monumento marmóreo pleno de sugerencia dolida y, al mismo tiempo, de sarcasmo rememorativo. A un mobiliario descontextualizado, muy exótico para nuestra experiencia occidental, corresponden algunas piezas del conjunto. Tenemos, pues, el destacado "Cofre de luna" (2008), sintetizado en solo cinco muebles de la versión original. Sus capitales aberturas circulares permiten atravesarlos con la vista y descubrir las distintas fases lunares, según la posición que adopte el observador. Igualmente extraño nos parece "Contenedor de Bijire", empleado para guardar basura y testigo de un hecho trágico. Al revés, bien doméstica y reconocible emerge "Uvas", ensamblado armonioso de simples y trajinados pisos caseros. Por cierto, no logra la potencia visual y táctil de otro assemblage , "Forever Bicycles" (metal de 2015), si bien lo que se nos ofrece en el exterior de CorpArtes se reduce a una porción del alucinante trabajo primitivo mostrado en Venecia. En todo caso, demuestra un buen momento del pop art de nuestros días. Dentro de una similar línea estilística, Weiwei no propone una versión puramente china de la tantas veces practicada superposición de utensilios. Son los cinco característicos jarrones blanco-azules dispuestos como columna.

Y con la obra recién comentada se relaciona la única acción de arte concurrente. Se trata de su interesante documentación por intermedio de las brillosas piezas de lego. En forma de mosaico rescatan ellas tres etapas del lanzamiento al suelo, efectuada por el artista, de una valiosa vasija de porcelana. Pero recordemos más objetos exhibidos. Sobre todo, la percha metálica para colgar ropa, de 2009, sí transfigurada en una expresiva cabeza humana, al modo del dadá más puro. Añadamos, también, las temibles y testimoniales "Esposas", redimidas por los materiales usados. O ya colocados como acumulativa saturación del espacio en las instalaciones con cangrejos o semillas de girasol, manufacturados, uno a uno, por la superabundancia de mano de obra de la China de hoy.

Si una serie fotográfica de la construcción de su hermoso Estadio Olímpico en Beijing (2003 a 2005) empapela otro muro, diferentes videos ilustran una temática más comprometedora. Así vemos desde el éxodo marino de refugiados hasta otra importante arquitectura suya ejecutada y pronto demolida, responsabilidad delictuosa de un solapado motivo político.

INOCULACIÓN Nutrido conjunto que nos da a conocer la obra de Weiwei, el célebre artista chino Lugar: Centro de las Artes 660. Fecha: Hasta el 9 de septiembre.

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