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José Octavio Bordón, embajador de Argentina:

"Nuestros países defienden intereses mutuos que apuntan a una convergencia común"

viernes, 25 de mayo de 2018


Ediciones Especiales
El Mercurio

El diplomático analiza los estrechos y variados vínculos que exhiben ambas naciones.



La continuación invariable de una hoja de ruta que Chile y Argentina trazaron desde el retorno a la democracia en ambos países con cada vez más estrechos niveles de confianza mutua resume, según el embajador José Octavio Bordón, los vínculos bilaterales que ambas naciones exhiben en los últimos años.

"Diría que en los últimos dos años se profundizó la confianza previa y se hizo más intensa y más ágil. Eso no significa que cada país deje de defender sus intereses, sino que defendemos los intereses mutuos que apuntan hacia una convergencia común. Esto se suma a lo mejor de lo nuestro y a nuestra histórica amistad refrendada este año en los 200 años de la gesta de Maipú como el año pasado lo fue la de Chacabuco".

-En términos generales, ¿cuál es el balance de la relación bilateral entre Chile y Argentina en el último año?

"El balance es muy positivo, con innumerables ejemplos de avances. Un punto importante es la espera de la ratificación por parte de ambos Congresos del Acuerdo Comercial -el cual formará parte del Acuerdo de Complementación Económica (ACE 35)- entre ambos países, instrumento que perfecciona y convierte en un documento de última generación el tratado existente. Además, destaco los nexos entre el MERCOSUR y la Alianza del Pacífico, tras el ingreso de Argentina como país observador en este último bloque regional. Siendo los Presidentes, Mauricio Macri y Michelle Bachelet, líderes pro tempore de ambos grupos, concretaron la primera reunión de los referidos bloques, lo que ha dado paso a un nuevo nivel de relacionamiento para el futuro. Cabe recordar que una de las primeras propuestas a pocas horas de asumir el Presidente Piñera fue profundizar el interés de afianzar los vínculos MERCOSUR-Alianza del Pacífico y explorar opciones para que ambos países participen más activamente de uno y otro bloque.

También, destaco el clima distinto que existe para la realización de inversiones. Las inversiones chilenas en mi país suman US$ 18.000 millones desde que se volvió a la democracia, la mitad por compra de activos y la otra mitad como fruto de inversiones nuevas. En el último tiempo se han activado mucho las inversiones chilenas en Argentina. Es importante que la economía argentina, en la medida que vaya recuperando su estabilidad y dinamismo, comience a incrementar sus inversiones en Chile. A lo anterior, se agrega la reactivación que se ha dado al Consejo Empresarial Binacional, cuya próxima reunión tendrá lugar en el mes de julio. En este marco de avances, se destaca el Acuerdo para Evitar la Doble Tributación, el cual favorece a las Pymes y la próxima eliminación del roaming telefónico, que sin duda favorecerá a millones de personas.

En el ámbito del transporte, también hay novedades bilaterales que se refieren al área del transporte aéreo, facilitando que empresas chilenas que ya están presentes o nuevas que quieran ingresar, puedan incrementar sus inversiones, rutas y frecuencias en Argentina. La idea es que el incremento en la demanda de las personas por volar permita que haya más compañías, más competencia y mejores precios, sumado a que Aerolíneas Argentinas -que recibe cada vez menos subsidios- vuele más.

Otros puntos tienen que ver con las mejoras de infraestructura en los pasos fronterizos. A modo de ejemplo, el Paso Jama que conecta el centro-norte argentino con el norte chileno, sumado a la reactivación del ferrocarril binacional que unirá dicha zona.

A ello incorporo las mejoras en los pasos australes que permitirán una conexión más fluida a los habitantes de Punta Arenas y Ushuaia.

Asimismo, destaco la conexión a través de Agua Negra que conectará San Juan con Coquimbo-La Serena y la refuncionalización del túnel Caracoles-Cristo Redentor -reafirmado con el reciente acuerdo suscripto-, y el túnel de Las Leñas que comunicará gran parte de la provincia de Buenos Aires-Mendoza-Neuquén con Rancagua en Chile y desde ahí hacia el futuro mega puerto de San Antonio y Valparaíso.

En otros ámbitos de relacionamiento bilateral, agrego y destaco la unidad de posturas y criterios que Argentina y Chile han tenido frente a temas como la defensa de la democracia y los derechos humanos, la no intervención, y el respeto por los compromisos adquiridos ante la comunidad internacional".

-Da la sensación de que luego de que fuera electo en Chile el Presidente Sebastián Piñera la sincronía con el gobierno del Presidente Mauricio Macri es muy grande y muy estrecha ¿Esto es real, por qué se da y qué áreas de la relación bilateral podrían verse beneficiadas por vínculos tan estrechos?

"Bueno, ambos Presidentes no solo son amigos desde hace mucho, sino que también comparten vínculos comunes en temas tan curiosos como el fútbol en que ambos jugaron un rol de conducción en los clubes más importantes de ambos países. También tienen afinidad política, lo que se proyecta a sus respectivos partidos políticos/coaliciones. Esta realidad ayuda, pero no reemplaza a la agenda que ya está trazada. El gobierno del Presidente Piñera nos ha pedido apurar, complementar y afianzar la amplia agenda que veníamos llevando adelante y planteando temas nuevos como el de ciberseguridad en el que ambos países venimos bastante atrasados. Este nivel de confianza se suma a la activa relación en materia de Defensa, que tienen como ejemplo la Fuerza de Paz Combinada Cruz del Sur, la Patrulla Antártica Naval Combinada (PANC) y en trabajos de cooperación para fomentar la integración austral, entre otros temas. No podemos pensar que tenemos que trabajar menos porque nuestros Presidentes son amigos, más bien tenemos que trabajar más que antes para acompañar la relación que ambos tienen.

Las grandes estrategias de Estado no cambian demasiado, se pueden frenar o mejorar de acuerdo a la relación bilateral y no escapan a los vaivenes que puedan existir en uno u otro país y en este plano, nosotros, como argentinos, siempre hemos recibido el apoyo de Chile".

-¿Qué áreas de la relación bilateral considera que están un tanto flojas, por qué se da esta situación y como podría mejorarse?

"No veo áreas débiles, pues debilidad es cuando hay desconfianzas profundas, conflictos innecesarios, o temas muy difíciles de resolver. Creo que hay áreas que nos gustaría fortalecer y mejorarlas. Un punto histórico es que está muy bien que se invierta en la mejora de la infraestructura en ambos países (aeropuertos, rutas, pasos fronterizos, etc.), está bien tener proyectos de grandes obras a largo plazo que demandan tiempo y recursos, también es correcto contar con proyectos medianos como los que ya mencioné en los pasos fronterizos, pero de nada vale hacer todo esto si se siguen implementando procedimientos que no se agilizan. Como avance, merece destacarse que se han integrado los sistemas de control migratorio de personas para hacer un único trámite en uno u otro lado. En esa línea, estamos muy cerca de implementar lo mismo en el trámite aduanero. De hecho, este verano, visita del Papa incluida, las demoras fueron menos de la mitad. Asimismo, se implementaron los controles previos para que no se realicen a gran altura y en condiciones climáticas extremas, sino en lugares cercanos a ciudades para que los viajeros puedan contar con la comodidad de los servicios básicos. Esperamos que, a mediano y largo plazo, y una vez concluidas las grandes obras en el mejoramiento de la conectividad en los pasos fronterizos, seamos un poco más parecidos a la realidad que hoy vive la interconexión entre europeos.

En otro orden y pensando en el incremento de la actividad comercial binacional, hemos decidido acelerar los encadenamientos productivos, es decir, aprovechar las ventajas comerciales de uno y otro país para ser más competitivos a nivel internacional, lo que impulsaría el nacimiento de empresas binacionales y multinacionales con bases en Argentina o en Chile".

-Se cumplen 40 años de una mediación papal que evitó una guerra entre ambos países. Cuatro décadas después, ¿qué experiencias y conclusiones podemos sacar chilenos y argentinos de esta situación límite?

"Vivir en democracia es siempre mejor que vivir en dictadura. No había democracia en ninguno de los dos países cuando estuvimos al borde de la guerra. Eran países que las únicas armas que habían cruzado habían sido para construir su independencia. Siempre hay que construir confianzas y yo participé desde el minuto uno en la idea de construir confluencias, lo que hoy se ve plasmado en una colaboración y cercanía de nuestras Fuerzas Armadas, que es extraordinaria y ejemplo en todo el mundo. La construcción de confianza en los más diversos ámbitos hace que la paz sea la profundización de la relación y de los lazos mutuos. También destaco el hecho de cómo se fomenta el diálogo. Siempre se debe tratar de entender por qué el otro me plantea algo. La capacidad de ceder por cada parte da el punto de equilibrio justo, lo que se dio en el Tratado de Paz y Amistad que suscribieron ambas naciones. En su momento yo me reuní tanto con el Papa Juan Pablo II como con el Papa Francisco y al primero tuve la oportunidad de agradecerle porque su autoridad moral primó frente a dos irracionalidades y nos salvó de lo que hubiera sido un crimen histórico. Cualquier guerra es un crimen, pero una entre Argentina y Chile hubiera sido un crimen irreparable. Recuperada la democracia, el diálogo posterior para desmontar todos los conflictos que quedaban también fue un trabajo notable en una de las fronteras más extensas del mundo".

-Una muestra de esta realidad puede verse en la participación de los buques escuelas de las armadas de Chile y Argentina en la regata Velas Latinoamérica ¿Qué piensa de ese hecho y de su experiencia de navegación en la misma?

"A cualquiera le gustaría poder embarcarse en la fragata Libertad o en el buque escuela Esmeralda. Yo, siendo embajador en Estados Unidos, había estado muchas veces en la fragata Libertad, pero nunca había navegado en los lugares en que lo hicimos. Me pareció que era clave que estuviera en Punta Arenas, en el Beagle y en esa zona porque hace 40 años ese fue el escenario de un eventual conflicto. Estar a bordo de la Libertad y de la Esmeralda junto a veleros de otros países de América me pareció trascendente. También, el hecho de que del Atlántico para acá fuera la nave argentina la que liderara al grupo y desde la zona del Pacífico lo hiciera la Esmeralda tenía un significado especial. También estuve en Punta Arenas trabajando con el Instituto Antártico Chileno, con los representantes de la marina chilena de la zona y con nuestro cónsul general en la austral ciudad. Hice lo propio del lado argentino en Ushuaia teniendo reuniones con las autoridades del lugar. Navegué muchas horas compartiendo con los oficiales, suboficiales y guardiamarinas y pude aprender en detalle lo complejo y maravilloso que implica navegar en una fragata. Viví la armonía y la solidaridad de los veleros latinoamericanos liderados en esa zona por los buques escuela chileno y argentino por el gran conocimiento que tienen de la zona. Es por todo esto que mi interés personal es que avancemos lo más rápido posible en la integración austral para llegar a buen destino como lo hicimos con los otros buques latinoamericanos. Fue sin lugar a dudas una aventura muy hermosa".

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