Estados Unidos es uno de los países que más invierten en ciencia en el mundo. Además, es por lejos la nación que más publicaciones científicas genera, con un total de 24.500, seguida de lejos por China, con 11 mil (Chile no llega a las mil). Con esos números se podría pensar que es un gigante en lo que a ciencia se refiere, pero aún así tiene problemas que resolver. Desde 1980, los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH), el organismo más importante que financia la investigación en biología y medicina, ha disminuido en 4,3% los fondos destinados a investigadores menores de 36 años. Dicho de otra manera, si antes llegaba a financiar a 2.500 científicos jóvenes, hoy solo apoya a 500. Un hecho grave, asegura un análisis publicado en la última edición de la revista Science. Dilema común En la década pasada, los países europeos enfrentaron el mismo problema. Jóvenes científicos que tenían que competir con sus pares más experimentados y que, por lo mismo, lograban poco financiamiento. Por ello, en 2007, el Consejo Europeo para la Investigación (ERC, por sus siglas en inglés) creó un fondo especial para investigadores con doctorados recientes, de entre 2 y 7 años de antigüedad. Una iniciativa exitosa, se lee en Science. "Este trabajo es positivo porque parte de las medidas adoptadas en Europa o en el NIH, y ya las hemos tomando en Chile. Estamos priorizando recursos para los investigadores jóvenes", asegura Mario Hamuy, presidente de Conicyt. El 38% de estos va a investigadores que obtuvieron su doctorado hace menos de ocho años, detalla. Un ejemplo de ello son los Fondecyt Iniciación, los que se han ido acrecentado paulatinamente y que este año se espera -asegura el presidente de Conicyt- que "van a aumentar significativamente". Adriana Bastías, directora ejecutiva de Redes Chilenas de Investigación (RECh), concuerda con el avance que significan iniciativas como esta, pero advierte que no son necesariamente suficientes. "Este fondo no contempla un sueldo para el científico, es solo un incentivo para investigar", dice. "Es cierto que se ha realizado un gran esfuerzo por aumentar el número de doctores, pero la precariedad laboral es un problema latente que va en aumento", asegura. Esto no solo por la cantidad de gente que está volviendo tras su formación en el extranjero, sino también por el número de programas de doctorado que existen hoy en Chile. La inserción de los investigadores es una de las cosas que debería solucionar el propuesto nuevo Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, dice Alexis Kalergis, director del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia y académico de la U. Católica. "Una fórmula es crear la carrera de investigador, como existe en Argentina o Francia, donde los científicos son contratados por el Estado", cuenta. Una buena fórmula, pero no la única. "Es ampliamente reconocido que el 80% de quienes reciben un doctorado hoy en biomedicina serán empleados en puestos que no pertenecen a la academia", se lee en el estudio de Science con respecto a lo que sucede en Estados Unidos. Algo que contrasta completamente con lo que pasa en el país. Fondos especialmente destinados a la inserción de investigadores en los sectores productivos quedan sin adjudicar por falta de postulaciones. "Las responsabilidades son compartidas", dice Mario Hamuy. La academia se ha enfocado solo en las publicaciones y los sectores productivos no ven la ventaja en esas contrataciones, agrega. Falta diálogo, coinciden los expertos. "Se debe promover la inserción de los doctorados en la industria, pero también en el proceso de modernización del Estado. Ahí hay una gran oportunidad", opina Alexis Kalergis.