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El largo camino de gloria HUTT

sábado, 19 de mayo de 2018

por Antonia Domeyko
Reportaje
El Mercurio

La ministra de Transportes vive pensando que en tiene altas probabilidades de no durar todo el periodo. A cargo de una de las carteras más complejas, compensa su tarea con una afición que pocos conocen: la costura. Aquí, habla de por qué comenzó su carrera profesional tardíamente, del cáncer de su esposo, de la adopción de sus hijos y de cuando fue rostro de TV. También matiza respecto del nepotismo y dice que ve a Felipe Kast como "uno de los candidatos más reconocidos" para suceder a Sebastián Piñera.



Dice que, todos los días, desde que fue nombrada ministra de Transportes, piensa en una cosa: que su cartera tiene, en promedio, dos ministros por período presidencial.-Las probabilidades de no durar los cuatro años son altas -admite.

De hecho, estos tres meses en el cargo han sido turbulentos para Gloria Hutt, 63 años, ingeniera civil mención en transporte de la Universidad Católica, ex subsecretaria del ministerio en el anterior gobierno de Sebastián Piñera y ex coordinadora nacional de Evópoli. Basta mencionar que tras declarar desierta la licitación del Transantiago, que llevaba dos años y medio en proceso, le trajo una lluvia de críticas: que su decisión fue poco transparente, que fue un retroceso, que se trató de un acto ideológico, que cometió un error político.

Tampoco pasó inadvertida, hace un par de semanas, su desafortunada aparición en una entrevista de TVN, donde accedió a subirse a micros del Transantiago con el periodista. En uno de los buses, algunos comenzaron a gritarle "vaya a las poblaciones" y a increparla.-Asumieron que yo no había usado nunca el transporte público. Y sí: el 518 que pasa por Bilbao.

Llevaba dos semanas en el ministerio, lo mínimo era que me hablaran con un poco más de compostura -dice, recordando el incómodo episodio, y luego agrega:-Fue un grupo fue bastante agresivo, hubo harto efecto patota y en forma bastante maletera. Yo entiendo que no son comentarios personales, es porque uno está en este cargo, es lo que uno representa, pero también creo que es importante que exista al menos una forma de conversar que sea apropiada, que no te agredan por muy en desacuerdo que puedan estar con el gobierno.-¿Le afectó?-Una cosa que a mí me afecta son las malas vibras, y me importa que las personas puedan estar abiertas a conversar y yo les pueda dar una opinión. Es algo que valdría la pena que en Chile se diera mejor.-Hay molestia ciudadana con el Transantiago, pero también con la clase política.



-Sí, yo creo que hay un reclamo generalizado. Creo que hay una actitud de rabia o de desahogo no controlado que no nos hace bien. Hay un gran desafío para todos los que estamos en el servicio público y en el sistema político de recuperar la confianza de las personas a través del cumplimiento de nuestra tarea, la seriedad del trabajo y el diálogo.Con tres hijos y tres nietos, Gloria Hutt está un sábado al mediodía sentada en la sala de estar de su casa, en la comuna de Providencia, acariciando al Fox Terrier de su hija, que está recostado sobre sus rodillas.Es una casa cuadrada, de dos pisos, de ladrillos rojos cubiertos con enredaderas verdes, con persianas de madera blanca, con un caminito de adoquines hacia la puerta de entrada rodeado de arbustos de lavanda y pasto impecablemente cortado.Junto a su marido, el ex capitán del Ejército Felipe Cossio, vive aquí desde 1997, pero la historia de la ministra ha sido un constante peregrinaje: es la casa número 28 en la que ella ha estado.Gloria Hutt Hesse nació en Santiago en 1955. Es la hija mayor de Germán Hutt, comandante del Ejército, y de Adriana Hesse, dueña de casa. Al poco tiempo, luego de naciera su segunda y única hermana, partieron a vivir por la asignación militar de su papá a San Antonio. En el puerto entró al colegio, por primera vez, en segundo básico. Antes, su madre había decidido que ella estudiaría en la casa, con una profesora particular.-No tengo idea por qué, pero mi mamá encontraba que yo aprendía muy rápido -explica.


De hecho, aprendió a leer sola, y a los cinco años también sabía coser. Su abuela materna le enseñó. -A mí me gustaban estas entretenciones que eran más puertas adentro, y más solas. Yo creo que me costaba un poco estar con gente, y de hecho todavía me cuesta. Tengo mi sentido del deber muy desarrollado y he llegado a tener un rol político que implica estar con mucha gente. Lo disfruto igual, pero me cuesta, no es algo que sea natural. 

Después de San Antonio, la familia volvió a Santiago, pero durante su infancia y adolescencia hubo más cambios de barrio, comuna y ciudades.-Mi hermana era muy sociable y cada traslado para ella era un desgarro; en cambio, yo pescaba mis cajitas con cintas, los botones, mis libros y me iba a donde nos tocara vivir. Para mí eso nunca me ha significado un dolor, no soy de grandes nostalgias, soy en esencia práctica -dice. Hoy su hermana, Constanza Hutt, es la directora del colegio La Maisonnette, y ella, además de ser ministra, tiene un taller de costura en su casa, lleno de cajitas y frascos con botones de madera, de cerámica, con lazos de seda, con rollos de encajes de flores, con telas de lana pura, donde diseña de todo, desde poleras hasta abrigos. También tiene herramientas y reglas que pertenecieron a José Cardoch, que compró en un remate hace unos años. Mucho de lo que cose y diseña en ese taller lo usa ella o lo vende en su tienda de ropa en Alonso de Cordova, llamada El Canasto.  

Días difícilesGloria Hutt puso el despertador a las 5:45 de la mañana. Es un lunes de abril, debe viajar a Puerto Montt a una inauguración y llevó su maleta al ministerio para partir desde ahí al aeropuerto. La noche anterior se quedó trabajando hasta tarde.Antes de salir alcanzó a poner música clásica y a hacer ejercicios de elongación de ballet, disciplina que practica desde el año pasado.Su vida profesional comenzó tarde, recién a los 42 años. Antes se dedicó a acompañar y seguir a su marido durante su carrera militar, trasladándose de una ciudad a otra, de San Antonio a Arica y de Washington a Bonn. 

Gloria Hutt tenía 15 cuando conoció a Felipe Cossio. Fue cuando su padre era el director de la Escuela de Ingenieros Militares, donde Cossio llegó como estudiante. Pronto empezaron a pololear, pero unos años después la relación se terminó debido a que al comandante Germán Hutt lo asignaron a Brasilia.Para entonces, la ministra acababa de entrar a ingeniería civil en la Universidad Católica, carrera que siguió luego en la Universidad de Brasilia. Dos años después, la familia Hutt volvió a Chile. Aquí no solo reingresó a la UC, sino que se reencontró y se casó con Felipe Cossio. Ella tenía 22 años y él 25. -A los dos meses de casada quedé embarazada, y un mes después mi marido se enfermó -recuerda.



A Cossio le diagnosticaron cáncer testicular. Así, en noviembre de 1977, su marido partió solo a Washington a tratarse y poco después Gloria Hutt tuvo a su primera hija, Bernardita, sola en Santiago.-Tres días después, partí con mi guagua a Estados Unidos. Lo único que quería era estar con mi marido. Vivieron un año en Washington, en los que Gloria Hutt se dedicó a cuidar a su hija y a su marido. Pasaba el tiempo, recuerda, entre su casa y el hospital.-Un mecanismo de funcionamiento vital en mi ha sido que no le puedo hacer la pelea a la vida: si mi marido está enfermo, no puedo desgastarme en lamentaciones. El foco principal de ese año fue que se recuperara. Nunca piensas que a los 22 años te va a pasar una cosa así, es bien terrible: con la guagua, sola, con el marido enfermo de cáncer, en otro país, y pese a todo tengo un buen recuerdo. No tengo la sensación de haberlo pasado mal ni de haber sufrido. Jamás se me cruzó por la mente que no se iba a sanar.Con el tiempo, Gloria Hutt ha podido mirar esos años con más perspectiva.



-Realmente no voy a tener un problema mayor a esos que tuve. Ya he pasado por un drama, drama, drama de verdad tremendo. Entonces, ¿vale la pena atormentarse por algunas cosas cuando uno ha pasado por momentos así? Eso te da la dimensión de que en verdad nada es terrible. Con el tiempo he llegado a esa conclusión. De ahí para adelante, es difícil que encuentre algo que lo supere. 

Al regresar a Chile, Gloria Hutt retomó su carrera. En paralelo, su marido seguía con complicaciones, tenía que cuidar a su hija y además trabajaba en la universidad, armando el nuevo sistema de bibliotecas de la UC, en San Joaquín, además de hacer varias ayudantías. Hasta que finalmente, luego de diez años desde que dio la Prueba de Aptitud Académica, terminó ingeniera.

-Fue en 1983. Ese año fue como liberarnos de una mochila de piedras en la espalda. Me titulé, mi marido se sano bien e incluso egresó de la Academia de Guerra. -Usted pasó todo el gobierno militar siendo hija y esposa de militares. ¿Su padre y su marido tuvieron participación?

-Mi papá se retiró el año 75. Cuando volvió de Brasil salió a retiro. Mi marido sí estaba, pero hacía vida militar y no estuvo en cargos de gobierno. Después su formación en la Academia de Guerra, hizo mucha vida de tropa, pasó su carrera en regimientos, y en formación de la gente.Cuando su marido egresó de la Academia de Guerra, dejó atrás también las complicaciones respiratorias que le había dejado el cáncer. Solo una de las secuelas fue permanente: la infertilidad.La posibilidad de adoptar era un tema que el matrimonio Cossio Hutt había conversado, pero solo hasta noviembre de 1987 lo decidieron. A través de la Fundación Chilena de la Adopción, fueron a Valdivia a buscar a Teresita, una niña que nació en Futrono, y que ellos adoptaron. -Siempre habíamos querido tener más niños, y por el tratamiento de mi marido no podíamos. 

La familia partió a Washington nuevamente, esta vez porque Cossio asumía como secretario de la misión militar en la embajada de Chile en Estados Unidos. Vivieron un año allá, donde ella estudió administración financiera en la Universidad de Georgetown.

De regreso a Chile, Cossio fue destinado a Arica. Allá Gloria Hutt hizo clases en la Universidad de Tarapacá y trabajó en la industria pesquera, por lo que le tocó ir varias veces a dar declaraciones a un canal de televisión local por problemas con el olor de la harina de pescado. Lo hizo tan bien, que le ofrecieron un espacio en el matinal para hablar de medioambiente. Estuvo dos años en eso y se convirtió en un rostro conocido: los televidentes escribían al canal para agradecer la sección. Entonces, el director de la estación le ofreció un programa.

-Era estelar-estelar: los lunes a las diez de la noche, una serie de seis programas en que daba las noticias, hacía una entrevista a un personaje local y después un reportaje a alguna cosa interesante de la zona, porque yo notaba que la gente era medio depre y había cosas tan entretenidas en Arica, así que cerraba con alguna entrevista a una mujer que se destacara.  

Fue un período, explica Gloria Hutt, en el que se pudo dedicar con más calma a la crianza de sus hijas. Decidieron entonces adoptar por segunda vez, a su hijo Felipe, hoy de 25 años.  Con él siguieron la itinerancia de la vida militar y partieron a Bonn, Alemania, por un año. -Después de Alemania, Felipe se retiró del Ejército. Siempre le di prioridad a su carrera. Nunca lo dudé, tal vez por que soy hija de militar y sabía a lo que iba. Y decidimos que nos dedicaríamos a mi carrera de ahí en adelante, para que yo pudiera desarrollarme también. Y así ocurrió.Ya sin uniforme, Felipe Cossio se dedicó a los negocios y hoy administra una estación de servicio. Gloria Hutt, en tanto, entró a la consultora Steer Davis que realizaba asesorías en temas de transporte. Poco después la llamaron del primer gobierno de Sebastián Piñera.

Pesadilla en el Transantiago
-Siempre en el ojo del huracán -dice Gloria Hutt cuando comenta que su cartera, al igual que la de Salud y Educación, son las que enfrentan la mayor cantidad de conflictos. Al respecto, recuerda una anécdota:-La otra vez estábamos los tres ministros sentados juntos en el Consejo de Gabinete, y yo les decía que deberíamos ponernos de acuerdo para que mientras uno está en crisis, los otros dos descansen, y nos vamos rotando.-El Transantiago siempre ha sido polémico y criticado.

-Sí, el origen del diseño tiene errores estructurales importantes. Pero más allá de eso, lo que recojo como aprendizaje del proceso es cómo se tomaron las decisiones para instalar un sistema que ha producido tanto impacto sin los filtros necesarios, con poco contraste entre grupos técnicos, con muy poca disposición a escuchar opiniones de advertencia. Me consta, porque en 2006, mientras estaba en la consultora Steer Davir, yo misma las planteé, y no fueron acogidas.-Pero cuando usted estuvo en la subsecretaría tampoco hubo cambios.

-Tampoco se podía hacer mucho, porque cuando tienes el modelo en que el operador tiene un contrato a diez años, y tiene que financiar los buses y los terminales, no le puedes caducar el contrato, porque tiene un compromiso económico. Lo que hicimos fue cambiar los incentivos que tenían los contratos y también cambiar la ley, de manera que el Estado pudiera tener atribuciones para expropiar un contrato de un operador que funcionara mal.-¿Qué cambios traerá la nueva licitación?
-Yo espero que sea una transición ordenada, que parta por la interacción de las persona con buses de muy buen estándar, porque es verdad: dentro del bus uno lo pasa mal, no es una experiencia grata. No solo porque en hora punta se viaje más apretado, sino porque incluso fuera del horario peak la disposición interior de los asientos es incómoda. 


-Las calles esta semana fueron tomadas por mujeres con la consigna de no más acosos ni impunidad para los responsables, ¿usted apoya esa causa?-Nuestra sociedad está viviendo un fenómeno sociocultural que estaba dormido y que ya era previsible que despertara. Diversas situaciones que diariamente viven las mujeres no pueden ser vistas como algo normal, en circunstancias de que se trata de abuso o acoso. Más allá de la forma de visibilizar las demandas, no hay pretexto para la impunidad frente a los actos de violencia contra la mujer. No se trata solo de violencia física o psicológica. Hay brechas salariales, discriminación en los planes de salud y en otros ámbitos que debemos solucionar. -Como miembro de Evópoli, ¿cómo ve los casos de nepotismo en el gobierno, considerando que su partido ha sido crítico?

-Creo que todos estamos de acuerdo en que no es deseable que ocurra. Pero también creo que el país tiene que aprovechar los talentos de las personas. En ese sentido, me parece que hay reacciones que exageran respecto al potencial beneficio que podría estar generándose hacia alguna persona que objetivamente tiene las competencias para desempeñar el cargo para el cual se la está proponiendo.-¿Ve a Felipe Kast como candidato para suceder al Presidente Piñera?
-Cada día que pasa, aparecen más candidatos y Felipe Kast sin duda es uno de los más reconocidos. Le tengo un gran cariño, porque he trabajado con él. Veo que el escenario está muy favorable para que podamos tener una continuidad del gobierno. 
Un mecanismo de funcionamiento vital en mi ha sido que no le puedo hacer la pelea a la vida: si mi marido está enfermo, no puedo desgastarme en lamentaciones

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