Para una mejor comprensión del Sistema de Pensiones, es importante conocer qué sucede laboralmente entre los jóvenes (menores de 25 años) y su comportamiento de ahorro previsional. El análisis de este segmento, que representa el 12% del total de cotizantes del país, arroja resultados que vale la pena destacar.
De acuerdo a las cifras entregadas por la OCDE, en Chile la mitad de los jóvenes entre 18 y 24 años estudia, 1/3 de ellos trabaja y el 21% restante no estudia ni trabaja, cifra que está por sobre el promedio de los países OCDE (15%). Según las estadísticas del INE, el 38,2% de los jóvenes menores de 24 que trabaja lo hace de manera informal.
Los datos de la Superintendencia de Pensiones, muestran que los jóvenes están comenzando a cotizar cada vez más tarde. Si en la década de los 80 lo hacían a los 20 años, actualmente empiezan a los 27. Este hecho tiene dos implicancias en materia previsional. Por una parte, el retraso en el ingreso asociado al logro de niveles educacionales superiores se traduce eventualmente en un mayor nivel de ingreso (que conlleva más ahorro previsional) y en menores lagunas en las cotizaciones. Sin embargo, por otro lado, se pierden valiosos años de capitalización de los ahorros previsionales, dado que los primeros 10 años de cotizaciones representan cerca del 40% de la pensión futura.
Las mujeres jóvenes, se ven aún más perjudicadas, en tanto que además del ingreso tardío al Sistema de Pensiones, enfrentan una desfavorable brecha salarial respecto de los hombres. Las cifras muestran que las mujeres cotizantes menores de 20 años parten ganando en promedio 58 mil pesos menos que los hombres; brecha que se reduce a 42 mil pesos en el tramo 20 a 25 años.
Por defecto, los jóvenes son asignados al Fondo B al ingresar al Sistema. El 85% de estos, permanece en este Fondo y solo el 15% restante ha realizado una elección diferente, lo que podría evidenciar cierta pasividad en materia de ahorro previsional en este segmento. Cabe destacar que el 3,4% de jóvenes menores de 25 años optó voluntariamente por el fondo E, asumiendo menores niveles de riesgo, pero también de rentabilidad.
Por último, hay 17 mil cuentas de Ahorro Previsional Voluntario que son propiedad de jóvenes menores de 25 años, lo que equivale al 5,5% del total de cuentas APV existentes en el Sistema. De éstas, la mitad está en el Fondo E y el 35% nunca ha tenido abonos.
Las cifras revelan tendencias en el mercado del trabajo propias del desarrollo de los países, las cuales se consideran exógenas en lo que se refiere al diseño de medidas que apunten a mejorar las pensiones. Sobre lo que podemos incidir (y no solamente contrarrestar) es el bajo nivel de involucramiento de los jóvenes en el ahorro previsional, que, en el actual contexto, debiera ser aún más activo de lo que tradicionalmente ha sido.