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Crece fuga de mano de obra en campos frutícolas del norte

lunes, 12 de mayo de 2008

Claudia Ramírez Friderichsen
Economía y Negocios

Cada vez es más difícil reunir a la gente necesaria para los parronales. Empresarios agrícolas reconocen que no pueden competir con los sueldos de la minería y que las comodidades de trabajar "bajo techo", en locales comerciales, son insuperables.

Héctor Suazo (44) es de Vallenar, pero vivió tres veranos en pequeños pueblos de la Región de Atacama, lejos de su casa. Debido a la enfermedad de su padre no podía trabajar permanentemente, así es que aprovechaba los meses "peaks" de la cosecha de uva para ganar plata para el resto del año. Por eso, se trasladaba a trabajar al campo y pasaba casi seis meses lejos de Vallenar.

A pesar de que conocía el trabajo en el campo, y según él se paseó "por todos los procesos de la uva", en cuanto su padre mejoró, se decidió a buscar un trabajo permanente. Ahí fue cuando llegó al Sodimac de Vallenar, donde hoy se desempeña como encargado de control y despacho.

"Aunque el sol es el mismo, el trato es mucho mejor", dice sin pensarlo, y pone como ejemplo que sus jefes actuales se preocupan de tenerle un quitasol en el verano. Dice que ahora no gana más que en el campo, pero asegura que "la mejora radical" en la calidad de vida, lo compensa.

Los empresarios frutícolas del norte aseguran que cada vez es más difícil reclutar en su zona a los temporeros y al personal de planta que necesitan. Esto porque los trabajadores están siendo cada vez más tentados por proyectos mineros de la zona, y por trabajar en las grandes tiendas.

Y el personal que se necesita no es poco, porque en temporadas de cosecha de uva -de noviembre a marzo- los campos pueden ocupar hasta 15 veces más personal que el que mantienen en la planta. Por ejemplo, uno ubicado en Copiapó, que funciona con 50 trabajadores durante el año, según su gerente, en el verano llega a 650. Los reclutados son jóvenes que en su mayoría tienen entre 18 y 25 años, y mujeres que están dispuestas a trabajar por el verano en faenas como la poda de los parronales y el raleo o la selección de las uvas.

El imán del retail

Pero las cifras necesarias de empleados para enfrentar los "peaks" ya no se alcanzan sólo con personas de la Región de Atacama, sino que hace al menos tres años se está completando con temporeros que vienen del centro y el sur del país, y que en algunos casos incluso son extranjeros. ¿Por qué? La respuesta es diferente si se trata de un trabajador que se cambió a la minería o al retail.

Los empresarios agrícolas aseguran que los motivos del cambio a supermercados y locales comerciales son escapar de largas jornadas al sol, viajar menos horas todos los días al trabajo, o simplemente vestirse de terno y corbata. "Es un trabajo más limpio que el que se hace en la agricultura", explica Rodrigo Arévalo, gerente zonal de Río Blanco, empresa exportadora y productora de uva de mesa.

Por otro lado, está la distancia. Por ejemplo, los campos de Río Blanco se ubican desde 3 hasta 110 kilómetros distantes del centro de Copiapó, lo que obliga a los empleados a hacer todos los días viajes en bus que pueden durar hasta una hora. "La gente (que trabaja en el retail) tiene más comodidades porque llega a su casa a almorzar y a cenar. No a todo el mundo le gusta movilizarse una hora para llegar a su trabajo", reconoce Arévalo, quien es también miembro del directorio de la Asociación de Productores y Exportadores Agrícolas del Valle de Copiapó (Apeco).

Joseba Zugadi, presidente de la Apeco, resume la situación: "La gente prefiere trabajar menos, estar cerca de su casa, sin pasar frío ni calor y con más comodidades que, entre comillas, el sector minero y el agrícola no otorgan", asegura.

Otra complicación es el horario, ya que las actividades en el campo empiezan a las 8:30 de la mañana es decir, los empleados que viven a mayor distancia deben despertarse al menos dos horas antes para llegar. Sin embargo, cerca de las 5 de la tarde, se suspenden las labores para regresar a las casas.

Los empresarios agrícolas cuentan que la fuga de trabajadores se ha traducido, en los casos más extremos, hasta en retrasos de la producción. Un ejemplo de la escasez de mano de obra actual, lo aporta Ronald Bown, presidente de la Asociación de Exportadores, quien asegura que en el último "Expediente Exportador" (2007) de Asoex, se puede apreciar "una baja en el aporte del sector exportador en el empleo nacional; del 14,6% que representaba en 2004 se reduce al 12% en 2006, rompiendo la tendencia creciente desde fines de los "90", explica.

Tractores por camiones

Distinto es en la minería. En Atacama, una zona eminentemente minera, los recientes proyectos han vuelto cada vez más atractivo el trabajo en el sector.

Aunque los empresarios agrícolas aseguran que la migración no es masiva, ya que por una parte las mujeres no se desempeñan en esas labores, y se requiere capacitación para desempeñarse en las minas, sí reconocen la escasez de los más capacitados.

"Con el "boom" de la minería, el principal éxodo de trabajadores al sector está en los más calificados, como prevencionistas de riesgos, tractoristas y los que tienen algún tipo de habilidad. Claramente, el sector minero está pagando sueldos más favorables que la agricultura", aclara Zugabi.

Efectivamente hay coincidencia entre los empresarios en que es muy difícil competir con los sueldos de la minería. Según datos de las fruteras, mientras un operador de maquinaria pesada en la mina puede superar un el millón mensual, los de "packings" en época de cosecha pueden llegar sólo a $600 mil.

Ante este panorama, los agricultores han hecho todo lo posible por atraer a la mano de obra. Empresarios reconocen que cuando se les han ido trabajadores muy capacitados, como los "tractoreros", que se van como choferes de camiones a las minas, les han ofrecido pagar por anticipado la mitad de un sueldo con tal que regresen.

Rodrigo Echeverría, presidente de la Federación de Productores de Fruta, hace una autocrítica: "Lo que ha faltado en el sector es reencantar a los trabajadores, de manera de involucrarlos en los resultados, generando incentivos y mejorando también las remuneraciones", asegura.

El diputado de la Región de Atacama, Antonio Leal, coincide en la autocrítica. "Hay un conjunto de fenómenos que explican que hoy haya menos mano de obra para las frutas, pero uno de los factores es que es poco atractivo", asegura.

Infraestructura y transporte: Empresarios

La mayoría de las empresas agrícolas de Atacama tienen comodidades para los trabajadores como el transporte y el alojamiento. De hecho, hay infraestructura especial para los que no pueden regresar todos los días a sus casas como casinos, habitaciones de juego y piezas para el alojamiento.

Otra ventaja de trabajar en el campo, según Rodrigo Echeverría de Fedefruta, es el ambiente. "Es un entorno natural, tranquilo, apto para el desarrollo de la familia".

Pero, a pesar de las comodidades, hay algunas empresas que no cumplen con normas básicas. "Yo mismo he tenido que venir a La Moneda con un grupo de temporeros que venían de otras regiones, que reclamaban por alojamiento y condiciones laborales de empresas no afiliadas a Apeco", cuenta el diputado Antonio Leal.

Es más, el parlamentario es contrario al reclutamiento de extranjeros para estas labores, porque "en la mayoría de los casos, se transforma en una actividad ilegal, donde el empresario paga menos, se aumenta la delincuencia, y el ingreso ilegal a Chile", señala.

Por su parte, en Asoex defiende la posibilidad de incorporar a extranjeros a las actividades. "El tema de la contratación de trabajadores extranjeros fue precisamente colocado en la agenda pública por Asoex , no para perjudicar a la fuerza de trabajo chilena, sino que muy por el contrario, para afrontar la evidente escasez de mano de obra en nuestro sector", afirma Bown.

"Aunque el sol es el mismo, el trato es mucho mejor", dice Héctor Suazo, ex temporero que ahora trabaja en una cadena de productos de construcción.

"Lo que ha faltado en el sector es reencantar a los trabajadores de manera de involucrarlos en los resultados generando incentivos", asegura Echeverría.

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