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Un tesoro rural

sábado, 12 de mayo de 2018

Texto, María Cecilia de Frutos D. Producción, Paula Fernández T. Fotografías, José Luis Rissetti.
Patrimonio
El Mercurio

A 15 km al norte de San Vicente de Tagua Tagua, en la comuna del mismo nombre, está Zúñiga, un pueblo con un casco histórico patrimonial que se recorre transitando por una calle única entre una secuencia de casas de fachada continua de gran valor arquitectónico. Construcciones, la mayoría del siglo XIX, que nacieron a partir de un edificio fundacional: la iglesia que levantó el padre Antonio de Zúñiga en 1765.



En torno a una iglesia y a lo largo de una calle de casas de fachada continua se desarrolla el pueblo de Zúñiga. Esta encantadora localidad ubicada en la comuna de San Vicente de Tagua Tagua, con no más de 200 habitantes en el casco histórico, comienza a mostrar por estos días de otoño una de sus caras más lindas, con su característica alameda de Acer negundos volviéndose amarillos y transformando el paisaje en una atractiva postal rural.

Declarada Zona Típica en 2005 por constituir una unidad "arquitectónica, constructiva y estilística", y una de las expresiones más tradicionales de la arquitectura chilena de la zona central, Zúñiga es un pueblo chico que representa una experiencia urbana única. Nunca fue fundada, sino que surgió hacia 1765, cuando el padre Antonio de Zúñiga levantó una capilla en este poblado conocido hasta ese entonces como Toquigua. La iglesia sigue en pie -en 1924 fue erigida como Parroquia Nuestra Señora de la Merced-, y junto a ella también está la Casa Parroquial y al frente, una pequeña plaza que la comunidad utiliza hasta el día de hoy como punto de encuentro.

Y aunque tiene algunas callecitas laterales, Zúñiga puede entenderse como una avenida única -la llamada calle Principal- sobre la que se ordenan estas y otras construcciones hechas en albañilería de adobe, techumbre de tijerales de madera y tejas de arcilla coloniales. Ellas aparecen detrás de una ordenada línea de viejos Acer negundos, casi todas de un solo piso, bien conservadas y varias de ellas restauradas después de los daños que sufrieron con el terremoto de 2010, intercalando distintos tamaños, coloridos y usos: viviendas que se han mantenido en familias locales por décadas, casas de descanso de santiaguinos, restoranes, almacenes, cafeterías. Una variedad que no interrumpe la tranquilidad ni la identidad patrimonial del pueblo, sino que entrega agradables sorpresas, como la Hostería Santa Clara o el Jardín Goly, que tiene helechos maravillosos y es reconocido como uno de los mejores de la zona.

En el recorrido por esta calle Principal, que da una pronunciada curva justo frente a la iglesia, también se ven algunas casas en el suelo, que terminaron por caerse a causa del abandono, la falta de cuidados y los fuertes temblores de las últimas décadas, sobre todo por los terremotos de 1985 y 2010. Hacia 2012, el Comité de Reconstrucción y Conservación de la Zona Típica de Zúñiga, dirigido por Amanda Droguett, fue pionero en el proceso de reconstrucción al postular a subsidios del Estado, y así fue posible recuperar fachadas e inmuebles patrimoniales, entre ellos la Casa Parroquial, Monumento Histórico que recientemente completó sus obras de restauración. La iglesia, en cambio, que cuenta con esa misma denominación, todavía está a la espera de la ejecución de los trabajos para repararla; sin embargo, su fachada se pintó y su interior está en pleno uso.

Zúñiga se mantiene entonces como un lugar único, no solo para conocer sobre arquitectura tradicional chilena o la resistencia del adobe y la teja de barro, sino también para vivir un momento la tranquilidad que se encuentra solo en estos rincones del campo chileno, que siguen vivos gracias a la constancia de toda una comunidad.

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