Diez meses alcanzó a estar el diputado de 52 años, Francisco Undurraga, a la cabeza de Evópoli. Un puesto que ocupó de manera sorpresiva cuando en julio del año pasado, Jorge Saint-Jean decidió dar un paso al costado. "He tomado la decisión de dejar el cargo de presidente de Evópoli por razones de carácter personal y laboral", dijo a principios de julio de 2017. Al día siguiente y sin buscarlo -pese a ser secretario general-, se encontró con una batahola de elecciones y decisiones que tomar. Primero fueron las complejas negociaciones parlamentarias con los partidos de Chile Vamos por los ansiados cupos; después, defender el rol del partido -el tercero más pequeño del bloque antes del PRI- en la toma de decisiones de la campaña presidencial y, para rematar, incorporar nombres de sus filas para el nuevo gobierno. De ese proceso, dice en tono reflexivo y casi como mensaje a los suyos, "aprendí que esto se hace de la humildad y no de la soberbia". -¿Cuál es el sello que dejó durante la presidencia de Evópoli? -El que yo haya sido primero secretario general y después presidente del partido fue motivo de mucha emoción. Diría que nuestro sello fue proyectar una cosa cariñosa y amable de la política. También un rasgo de inclusividad muy característico de nuestro partido. -¿Cuán "Kastenizado" (por Felipe Kast) deja a Evópoli? -Eso es lo más injusto que se puede decir. Es una buena frase para nuestros adversarios, más que al interior de Evópoli. Y lo digo porque o si no yo no estaría dando esta entrevista, yo no estaría concluyendo un proceso de secretario general y luego de presidente. Cuando la gente me pregunta si este es el partido de Felipe Kast, sí, efectivamente es nuestro líder y ¿cuál es el problema? -¿Pero qué le falta a Evópoli? -Nos falta aprender más de política. A hacer política. Creemos que debemos estar más atentos a las cosas que están sucediendo y a ser intérpretes de la realidad de la ciudadanía. -¿A qué se refiere con "aprender a hacer política"? -Es aprender a escuchar. Aprender a no creerse el hoyo del queque. Lecciones para el Presidente -¿En un momento en que la política está desprestigiada, qué aprendió siendo presidente de Evópoli? -Aprendí que la gente es mejor de lo que uno piensa, que el mundo político es más preparado que la caricatura que se hace y que, a pesar de tener legítimas diferencias con socios y adversarios, siempre es importante conversar y generar lazos. Aprendí que esto se hace de la humildad y no de la soberbia. -En un minuto, usted dijo que estaba en reflexión para continuar a cargo de Evópoli. ¿Le hubiera gustado estar un período más? -Llegué a la conclusión de que tenía que aportar, en primer lugar como vicepresidente, porque voy a estar en la lista de Hernán Larraín y de Luz Poblete, pero por sobre todo como diputado. Tengo la profunda convicción de que la mejor decisión es que Hernán sea el próximo presidente de Evópoli. Se va a dedicar full time al partido, va a sembrar una base que ya se cimentó, va a hacer crecer esta casa y va a contar con mi decidido y leal apoyo. -¿Cree que Evópoli tiene opciones de crecimiento teniendo a RN y a la UDI al frente? -Estamos trabajando para ser un actor importante en política. Evidentemente, somos una alternativa a RN y la UDI y al PRI. Pero eso no es malo. En esto, la oferta genera demanda. Que existan tres partidos con representación parlamentaria, genera que más gente se interese por la política y eso es una buena noticia para nuestro sector y para Chile. -Cuando el Presidente fijó su postura de incluir a los menores de 18 años en el proyecto de ley de identidad de género usted dijo: "Ganamos en la confrontación de ideas". ¿Se puede inferir que uno de los objetivos de Evópoli es posicionar sus ideas valóricas en el Gobierno? -Eso es connatural a cualquier partido político, nosotros estamos para transformar la sociedad. Ahora bien, la frase fue mal dicha. Creo profundamente en las convicciones de Evópoli. Es un honor que el Presidente haya tomado esas banderas, pero aquí ganan los menores, gana la sociedad. Fue una niñería tratar de tocarles la oreja a mis socios porque hay que reconocer que si ellos no hubiesen trabajado igual que nosotros en el triunfo de Chile Vamos, estas ideas no estarían en el tapete. -¿Se quiso dar un gusto? -Un gustillo que en política no suma. -¿Qué le falta a la centroderecha? -Ser más innovadora, nos falta ser más audaces. El mundo empresarial de centroderecha es mucho más creativo en su acción de negocios que lo que nosotros somos en nuestra acción política. -¿Cómo se traduce eso en política? -Tenemos que ser capaces de salir de nuestra zona de confort. Tenemos que ir a las universidades, tenemos que ir a los sindicatos, tenemos que ir a las poblaciones, tenemos que estar con la gente. El proyecto que regula a los familiares -¿Era necesario plantear el tema del nepotismo? -Es un proyecto que se viene desarrollando por el partido hace mucho tiempo. No se genera por una situación puntual y en ese contexto. Nosotros estamos trabajando en el proyecto, recabando información y lo vamos a socializar. Y una vez que lo tengamos listo lo vamos a presentar. -¿Considera que fue un error político haber designado a Pablo Piñera como embajador en Argentina, como aseguró Felipe Kast antes de que el Presidente revirtiera su nombramiento? -Ya me pronuncié en relación con ese tema y creo que no vale la pena seguir marcando diferencias. Con Felipe hay mucho más cosas que nos unen que las que nos desunen. Este caso ya está conversado. - Respecto de la relación con Chile Vamos, ¿se han sentido cuestionados por parte de sus pares? Los acusan de pedir más espacios de los que les corresponden, lo mismo que con los cargos, de desmarcarse de las políticas de centroderecha... -Nosotros hemos hecho bien la pega, es una pega colectiva. Entiendo la preocupación del resto de los partidos, porque finalmente este es un espacio que no es infinito y, además, entiendo el desacomodo que existe en RN y la UDI, que han estado acostumbrados a dialogar entre ellos sin que nadie más participe de ese diálogo. - En los temas valóricos, ¿hasta dónde están dispuestos a llegar? -Esto es bastante más dinámico de lo que uno puede pensar. Lo planificado en términos valóricos de repente se queda en la planificación y uno choca con la realidad. La prueba de esto es lo que nosotros no teníamos pensado -porque no estaba en los planes de gobierno-, promover el proyecto de ley de identidad de género. Nos encontramos con ese tema y tuvimos que enfrentarlo asumiendo los costos internos. -¿Pero hasta dónde se llega? -Se llega hasta donde la sociedad esté preparada o estemos preparados en términos de potenciar la vida de cada uno de los seres humanos desde un punto de vista liberal. Para nosotros, es desde ahí donde se puede desarrollar de la mejor forma posible la libertad, sin entorpecer la vida de la persona que está al lado. Cuando me preguntan por la adopción homoparental, ahí la pregunta es qué estamos haciendo por nuestros niños a través del Estado. Si hay gente que quiere efectivamente adoptar y concurre con los mismos requisitos que una pareja heterosexual yo, en lo personal, no le veo problema. Al contrario. Lo que estamos viviendo es una vergüenza. "Estamos trabajando para ser un actor importante en política. Evidentemente, somos una alternativa a RN y la UDI".
"El mundo empresarial de centroderecha es mucho más creativo en su acción de negocios que lo que nosotros somos en nuestra acción política".