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Habla su autora, la historiadora y periodista Rosario Moreno:

El libro que se transformó en un "manual" de la niñez para el Gobierno: "Huellas imborrables"

martes, 24 de abril de 2018

Lilian Olivares
Nacional
El Mercurio

Lo usan como referencia el Presidente Sebastián Piñera; el ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno y la subsecretaria de la Infancia, Carol Bown.



Su hija única, Rosarito, tenía 10 años cuando en abril de 2016 murió Lissette Villa, la niña del Hogar Galvarino de la Región Metropolitana.

A Rosario Moreno Concha, que no suele andar con la sensibilidad a flor de piel, le impactó la noticia porque imaginó que Lissette (11) pudo haber sido como su hija.

Por ese tiempo, la historiadora y periodista estaba conociendo a fondo el estilo de la Premio Nobel de Literatura 2015, Svetlana Aleksiévich. Quería escribir algo en ese estilo, un relato en primera persona, donde cada testimonio usara su propia voz.

Y le surgió la idea de escribir lo que ahora, a dos meses de su publicación, se ha transformado en una especie de "manual" para quienes trabajan en el tema de la infancia en este Gobierno: "Huellas Imborrables".

"Hubiese preferido seguir ahí..."

El Presidente de la República, el ministro de Desarrollo Social y la subsecretaria de la Infancia han aludido públicamente al texto.

Primero lo hizo Alfredo Moreno, que escribió una columna publicada en "El Mercurio" titulada "Los niños primero". Ahí reprodujo uno de los 80 testimonios del libro: el de Francisca, una chica que hoy tiene 18 años y que cuenta:

"Vivía con mi abuela porque a los seis meses mi mamá me trató de matar... a mis hermanas y a mí nos internaron porque la pareja de mi abuela violó a mis hermanas y abusó de mí... Si tengo en frente a ese viejo, lo mato. Pero, sinceramente, hubiese preferido seguir ahí, aunque me abusaran...".

Después lo hizo el Presidente Sebastián Piñera, cuando en el Patio de Las Camelias, en La Moneda, firmó la promulgación de la ley que crea la Subsecretaría de la Infancia. Ahí recordó el testimonio de María (16):

"Le pido al Estado que haga las cosas bien, que hable con nosotros. Deben fortalecer la familia. A uno lo mandan al Sename porque está mal con la mamá, pero por qué está mal con la mamá. Deben preguntarse más allá".

Piñera le prometió a María que la había escuchado.

Y en el mismo acto, la autora del libro se encontró con el ministro Moreno, quien le contó que el día en que sesionó por primera vez la Comisión Nacional para la Infancia les regaló un ejemplar de su obra a los participantes.

La subsecretaria Carol Bown, en tanto, en una entrevista reparó en el testimonio de un juez que decía que le daban ganas de bajar del estrado y conversar con los niños a su misma altura, para que le dijeran lo que realmente sentían

Once meses para 80 entrevistas

Si el libro caló hondo en las autoridades de Gobierno, más impactó a los 12 alumnos que seleccionó Rosario Moreno para que trabajaran con ella (cinco de ellos se transformaron en sus coautores).

Durante 11 meses se dedicaron a ir a caletas a buscar niños que pasaron por un centro del Sename o que huyeron de alguno. Estuvieron en las salidas de los centros, se contactaron con organizaciones de funcionarios, fueron a los tribunales de familia y hablaron con adolescentes, padres, jueces y trabajadores de los hogares de menores. Se quedaron con 80 testimonios que remecen. "El Sename de la administración anterior no nos ayudó en nada. Así que lo hicimos infiltrándonos".

Al Cread Galvarino, donde murió Lissette, entraron haciendo un voluntariado. "Estaban hartas tías con los niños y había una en un rincón. Me acerqué y le pregunté por qué no estaba con las otras educadoras de trato directo. Me contestó que había entrado a trabajar hacía tres meses y el bullying que le hacían por ser profesora (tenía un título; no como las demás, a quienes se les exige cuarto medio) era espantoso. Adentro, el ambiente es casi mafioso. Si pones ahí a un profesional lo terminan aislando", dice Moreno.

Pero más le impactó el relato del "tío nazi":

"Estoy arrepentido. Sename sacó lo peor de mí. Me da miedo desdoblarme y verme, porque yo mismo me daría miedo. Fui tan maldito que no me gusta esa imagen mía, siento vergüenza de reconocer lo que hice pudiendo haber actuado distinto. Me da pena cómo los traté, me da pena haber hecho tan poco; me da rabia que me hayan convencido de hacer cosas que, por principios, yo nunca habría hecho. Siento remordimiento. Por eso, antes de irme del Sename denuncié a mi director, al jefe técnico, a los coordinadores, a los compañeros y a mí mismo".

La autora cuenta que el "tío nazi" relató "cosas espantosas de lo que él hacía. Por ejemplo, quebrarle la cabeza a un niño, o entre dos tíos patear a un chico de 8 años en el suelo, hasta dejarlo moribundo. Él entró con muchas ganas de hacer algo positivo y te das cuenta que el clima lo fue transformando en un "no-ser-humano". Uno, estando adentro, en los centros, entiende lo que pasó. Porque los niños son conflictivos. Es muy difícil mantener la paciencia, para los cuidadores de trato directo. Y más encima trabajan hasta 36 o 48 horas seguidas porque los turnos son muy bien pagados".

"Me di cuenta de que los primeros responsables son los papás"

Rosario Moreno confiesa que ella tenía el prejuicio de que el Sename hacía todo mal. "Pero me di cuenta de que los primeros responsables son los papás. Y detrás de todo eso está el tema de la pobreza. Pero también hay papás que son pobres y tratan bien a sus hijos. Lo que ocurre hoy es que hay mucha droga en las poblaciones y eso está dañando mucho a los padres. Una mamá testimonia que consumió pasta base durante los 9 meses de embarazo. Y se enojaba con sus niñitas porque no le daban espacio para drogarse tranquila".

-¿Qué le parece que las autoridades de Gobierno estén usando su libro prácticamente como un "manual" en el tema de los niños vulnerados?

-Lo han tomado como una herramienta de diagnóstico que complementa los estudios teóricos. Y, para mí, siempre los estudios prácticos tienen más valor que la cifra fría entre cuatro paredes.

-¿Y que el Presidente, el ministro Moreno y la subsecretaria Bown lo hayan citado en sus discursos públicos?

-Ahí uno dice: "¡Qué bueno que esto llegue a las autoridades!", porque ellos son los que toman las decisiones. Y sé que en la Subsecretaría de la Infancia han comprado muchos libros para que lo lean los funcionarios.

3 mil ejemplares
El libro salió a fines de febrero y en marzo se agotó la primera edición de 2 mil ejemplares. Ahora sacaron una segunda edición.

''Las cifras no revelan tan descarnadamente la cloaca que son los centros, donde no solo los niños son víctimas, también entre los funcionarios hay víctimas y victimarios". ROSARIO MORENO Autora del libro

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