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El cuestionado auge de las camisetas de Protesta

martes, 24 de abril de 2018


Contenido
El Mercurio

El nacimiento del siglo XXI trajo de vuelta a las poleras con textos de denuncia típicas de los años 70 y 80. Esta vez, con mensajes a favor del feminismo y en contra de las leyes antimigratorias. Pero, para muchos, su proliferación ha banalizado los mensajes, restándoles fuerza. "Ahora la búsqueda es qué texto vende más", denuncia la diseñadora chilena Juana Díaz.



Vivianne Westwood, la reina madre de la moda británica, siempre ha considerado que la ropa es un medio de comunicación; una manera de decir quién se es y en qué lugar del espectro político-social-ideológico se está.

Pero la manera más evidente en la que la diseñadora ha reafirmado esto es a través de camisetas con mensajes. "No soy un terrorista. Por favor no me arreste", decía -en inglés- una línea de poleras que creó en 2005, en una directa oposición a las políticas del gobierno que sugerían detener a los sospechosos de terrorismo por tres meses, en vez de los 14 días hasta entonces permitidos. Más tarde, en 2012, apareció al cierre de un desfile con una polera que decía, simplemente, "Climate Revolution" (revolución del clima). "El cambio climático, no la moda, es hoy mi prioridad", declaró entonces.

Vivianne se sumó así a una tradición que tiene fecha oficial de nacimiento: marzo de 1984. Por aquellos días, Margaret Thatcher convocó a una reunión con la industria de la moda. Una de las diseñadoras invitadas, Katherine Hamnett, entró con un abrigo y no aceptó dejarlo en la guardarropía: llevaba debajo una camiseta con un mensaje provocativo y temía que generara problemas. Además, quería mostrarlo apenas surgiera lo que ha calificado como "photo opportunity": el momento propicio para una foto que pase a la posteridad. Y lo logró. Hoy, no hay artículo sobre el uso de poleras con mensajes que no incluya la imagen donde se ve cómo la Thatcher queda atónita al leer, en la ropa de Hamnett, la frase "58% do not want Pershing". Katherine aludía a una encuesta de opinión en contra del uso de misiles Pershing, que entonces promovía el gobierno inglés.

"Apenas estreché la mano de Thatcher, abrí mi chaqueta para que el texto fuera completamente legible para los fotógrafos de la sala, que se volvieron locos con sus flashes. Ella me miró y me dijo: 'Al parecer tienes un mensaje bastante potente en tu camiseta'. Luego se agachó, lo leyó y soltó un graznido, como un pájaro. Después, durante el cóctel, la seguí porque quería hablar sobre el problema de la lluvia ácida en Escandinavia, pero siempre se las arreglaba para escabullirse. Viéndolo desde hoy, resulta divertido ese juego como de gato y ratón", apuntó la diseñadora en una columna publicada recientemente en The Guardian.

Luego del bullado encuentro con la primera ministra, Hamnett trabajó durante décadas en la creación de camisetas con mensajes. Suyas son, por ejemplo, las poleras inmortalizadas por el grupo Wham! en el video de la canción "Wake me up, before you go go", donde se podía leer "Choose life", un mensaje en contra de las drogas. Recientemente, se ha involucrado en temas políticos, con diseños en los que se lee "Stop war, Blair out" (contra Tony Blair) y "Second Referendum Now" (en relación al Brexit).

Aún así, hoy se declara más reticente.

"Un millón de poleras más tarde, he llegado a la conclusión de que para que las cosas realmente cambien, desde el calentamiento global hasta los derechos de las mujeres, necesitamos legislación. Las marchas, los petitorios y las declaraciones que se puedan hacer a través de la moda son geniales, pero no han funcionado. No tienen dientes. (...) Las camisetas de protesta que vemos hoy en la moda tienden a ser un poco ñoñas. Sus mensajes son aguados", reflexionó en The Guardian.

Feminismo e inmigración

Hamnett ha vuelto a estar en el radar de la moda gracias a la exposición "T-Shirt: Cult-Culture- Subversion", que se puede ver hasta comienzos de mayo en el Fashion and Textile Museum, en Londres. Ahí está la foto de su encuentro con Thatcher. Pero hay mucho más. Con cerca de 200 ejemplos y 12 instalaciones, la muestra busca explorar cómo la camiseta sirvió durante todo el siglo XX como un lienzo para difundir afiliaciones políticas y sociales.

-La idea inicial fue enfocarse en camisetas de la era punk y su influencia en la moda, como herramientas de comunicación. Pero se hizo claro que las camisetas cubren hasta hoy tantos asuntos y tópicos que el espectro se fue ampliando -comenta desde Londres Jenna Rossi-Camus, una de las curadoras-. No sé si podría decir que alguna de las camisetas o tópicos abordados es la "estrella" de la exposición, pero claramente lo que más visitas convoca son las versiones tempranas de Westwood y McLaren y la más reciente de Dior, que dice (en inglés) "Todos debiéramos ser feministas".

La exposición no pretende ser una suerte de repaso histórico, pero permite tener una visión clara de la evolución de las camisetas y su vinculación con idearios cambiantes. Un fenómeno que tuvo fuerza en los años 70 y 80, luego de los cuales la camiseta contestataria fue perdiendo fuerza, para comenzar el siglo XXI con un regreso triunfal.

Protagonizado por creadores como Henry Holland, Alexander Wang o Prabal Gurung, este regreso está marcado por mensajes feministas: "We will not be silenced", de Gurung, alude a las denuncias de la violencia contra la mujer; en otras camisetas se puede leer "This is what a feminist looks like" o, simplemente, "Feminist".

También han surgido camisetas que se relacionan con el rechazo a leyes antimigratorias: la etiqueta estadounidense Boy Meets girls sacó una que reza "Inmigrants are us"; Gurung, una en la que se lee "I am an inmigrant". Esto, según el portal The Business of Fashion, se debe a que la industria de la moda no quiere perder a los inmigrantes que forman parte importante de su fuerza laboral, en la costura y en lo creativo. El propio Gurung, sin ir más lejos, nació en Singapur y es un nombre de peso en la moda neoyorquina.

"Si por algo se puede definir el 2017 es por el regreso de la camiseta de protesta", apunta la revista Glamour. La camiseta de Dior, esa que menciona la curadora del Fashion and Textile Museum, es quizás la gran responsable: fue la manera en la que, en su primera colección para la casa de modas francesa, en octubre de 2016, María Gracia Chiuri instaló el tema del feminismo en las pasarelas.

Su propuesta hizo arder las redes sociales con mensajes de apoyo a la causa, pero también de reprobación por su uso comercial. ¿Qué significa, para la industria de la moda y también para el feminismo, que una polera, la prenda por esencia más barata y accesible, pueda llegar a venderse por más de 500 mil pesos, solo porque una marca de lujo como Dior la vende, sumándole un mensaje a favor de los derechos de la mujer?

-Es otro ejercicio de apropiación cultural -opina Laura Novik, conocida consultora de moda, jefe del Diplomado UC de diseño estratégico de colecciones y directora de Blink Design Consulting-. Esto sucede cuando un grupo dominante hace uso de las ideas, los símbolos y las estéticas de grupos que fueron marginados por mucho tiempo, para beneficiarse o enriquecerse (...) Es un branding vacío de valores, poco creíble y hasta violento -acota.

Novik ve una gran diferencia entre las camisetas que en su minuto popularizó Katherine Hamnet y las que hoy inundan las pasarelas y vitrinas.

-En otros momentos de la historia, si llevabas una camiseta con una inscripción punk, algo en tu vida daba cuenta de que estabas alineado con su estética y su ética -acota-. Pero hoy las actitudes de consumo están desprendidas del plano ideológico. Por eso, una marca puede vender camisetas con eslóganes feministas, confeccionadas por mujeres explotadas y vendidas a través de imágenes de mujeres cosificadas, sin causar un daño en su capital de marca.

También en Chile

El diseño nacional no ha estado ajeno al uso de textos en la ropa con fines de protesta. Y si hay una polera que lo grafica a cabalidad, esa es la que Natalia Valdebenito llevó sobre el escenario de la Quinta Vergara en febrero de 2016. Decía: "¿Y vo' crei que soy weona?", en una directa alusión al patriarcado.

Michelle Miguras, actriz de 32 años, y su pareja, Lucas Sanhueza, son los creadores de esta polera. Con su marca, Miguras, han desarrollado ropa y camisetas con textos que aluden a la cultura pop -como la chaqueta donde se lee Sarita Mellafe, nombre del personaje de la actriz Paulina Urrutia en "Fuera de Control"-, pero también muchas con mensajes contestatarios. "Inmigrants make America Great", clara crítica a las políticas contra la migración de Donald Trump, es una de ellas; "Las mujeres son el futuro", otra. También citan la definición que la Real Academia de la Lengua Española da para el concepto "feminismo".

Miguras es una marca pequeña, que recién está logrando abrir una tienda en Providencia y antes vendía sólo en línea o por dato. Muchas veces hacen poleras a pedido, con mensajes específicos que sus clientes desean transmitir en ocasiones puntuales. No sienten que sus poleras estén vacías de contenido real.

-Nos interesa decir cosas desde lo positivo. No haríamos una polera en contra de los hombres. Pero sí queremos hacer visible, normalizar, lo que significa el feminismo realmente -explica Michelle.

Para la actriz, este tipo de acciones rinde frutos aun cuando se trate solo de consumo.

-En algunos casos se nota que hacen poleras con textos solo para vender. Pero yo veo que sí sirven de algo. No es que pasemos todo el día hablando del feminismo, pero estas poleras van haciendo que te queden las ideas en el inconsciente. Mientras se visibilice un tema, mientras no se calle o se apague, para mí está bien -opina.

Antes, mucho antes de Miguras, la diseñadora Juana Díaz daba también sus primeros pasos en el uso de mensajes sobre la ropa. A comienzos de los años 2000, realizó lo que reconoce como su "primer acto de fashion terrorismo voluntario": en pleno Salón del Automóvil, una de sus modelos levantó el faldón de un traje para dejar ver una suerte de falda falsa donde se podía leer "El hambre es delito".

-Pensé que me iban a pifiar y saqué aplausos. Es una anécdota de mucho valor simbólico -recuerda.

Más tarde, trabajó con textos de poesía en los ruedos de faldas y vestidos e hizo poleras en las que se leen las palabras "hambre" y "sed". Hoy usa textos con contenidos políticos principalmente en etiquetas: "Arauco levántate", rezan las de una de sus últimas colecciones. Prefiere trabajar así, con textos sugerentes y no tan directos, porque no quiere ser "el walking advertisment de una idea".

Para Juana Díaz, el auge de las poleras con mensajes políticos o sociales en Chile puede explicarse por el fenómeno de la globalización.

-Nos ha hecho más abiertos de criterio y esto ha influido en que exista la necesidad de pelear más por los derechos civiles; de hacer notar más las causas, algo para lo que la ropa es un vehículo más -explica.

Pero la profundidad de la intención tras estos mensajes puede verse mermada por la industria.

-No es como en la época de los punks, donde estaba realmente la necesidad de decir algo y las camisetas eran como unas pancartas. Hoy se ha caído mucho en el producto de consumo; está la búsqueda de qué mensaje vende más, y vemos marcas apropiándose de los ideales de su época solo con fines comerciales -acusa. *

"Mientras se visibilice un tema, mientras no se calle o se apague, para mí está bien", opina Michelle, socia de la marca Miguras.

Por Sofía Beuchat.

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