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Espiral de violencia en Nicaragua:

Ortega deroga reforma, acosado por protestas que dejan unos 30 muertos

lunes, 23 de abril de 2018

María Paz Fernández Álvarez
Internacional
El Mercurio

En medio de bloqueos de calles y saqueos a comercios en todo el país, el Presidente se vio obligado a revertir su política del seguro social para contener la peor crisis de su mandato.



Arrinconado por violentas protestas, barricadas callejeras y saqueos a comercios que -estiman distintas ONG- desde el miércoles han dejado cerca de 30 muertos en varias localidades de Nicaragua, el Presidente Daniel Ortega se vio obligado ayer a dar marcha atrás a su controvertida reforma al seguro social, que detonó originalmente las manifestaciones. Sin embargo, no estaba claro que la medida lograse contener la peor crisis de su mandato, en la medida que muchos manifestantes apuntan ahora contra la represión de la fuerza pública y su motivación parece ser cada vez más una rebelión general en contra del régimen sandinista.

Las protestas estallaron en rechazo a la reforma del seguro social, que contemplaba el aumento del aporte de trabajadores y empleadores hasta en un 22,5% y la reducción de un 5% las futuras pensiones de los jubilados.

En una inédita decisión, bajo la presión internacional que hacía un llamado al cese de la violencia y la búsqueda de diálogo, Ortega anunció ayer la revocatoria de la reforma al seguro social. El Consejo Directivo del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) acordó derogar las dos resoluciones que sirvieron como "detonante para que se iniciara esta situación", dijo el Mandatario en un mensaje a la nación.

Sin embargo, la cifra de muertos seguía aumentando en la más profunda crisis para Ortega desde que regresó al poder hace más de una década. Hasta el viernes el gobierno había informado de "casi 10" fallecidos -cifra que oficialmente se mantiene-, pero que aumentó el sábado con la muerte del periodista Miguel Gahona, quien recibió un disparo en la ciudad de Bluefields mientras transmitía por Facebook Live un choque entre manifestantes y fuerzas del orden.

El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) confirmó a "El Mercurio" la muerte de "al menos 24 personas con nombre, 64 lesionados con dificultades de atención en hospitales públicos, y un indeterminado número de presos y desaparecidos" desde que estallaron las protestas. "Estamos completamente desbordados tratando de documentar lo más exactamente posible la información que estamos comprobando o que nos están transmitiendo", dijo a este diario Vilma Núñez, presidenta del Cenidh.

Las víctimas incluyen estudiantes que iniciaron el movimiento, agentes de policía y jóvenes simpatizantes del gobernante Frente Sandinista, acusados de atacar a los manifestantes.

En medio del clima crispado, pobladores abarrotaron supermercados y tiendas en busca de víveres, y se reportaron saqueos en varios establecimientos comerciales. Cerca de Managua, la capital nicaragüense, las gasolineras presentaban largas filas de automóviles y motocicletas en busca de combustible, y personas tratando de sacar dinero de cajeros automáticos, en medio de temores de desabastecimiento.

Bloqueos y saqueos se registraron también en distintos puntos del país. En Managua, las calles estaban llenas de escombros, mientras varias marchas iban hacia la Universidad Politécnica, epicentro de las protestas y donde todavía había estudiantes atrincherados en la institución. En las ciudades de León y Masaya hubo "quema de vehículos particulares, saqueo y destrucción de edificios públicos", así como robos en centros comerciales, informó el gobierno.

La crisis ya captó la atención internacional: la Unión Europea calificó como "inaceptable" la violencia y cuestionó los ataques a la libertad de expresión y prensa, mientras que el departamento de Estado de EE.UU. conenó la "fuerza excesiva" del gobierno y llamó a un "diálogo amplio que involucre a todos los sectores de la sociedad". El Papa Francisco también dijo estar "preocupado" por el clima de tensión y pidió "que cese toda violencia y se evite un derramamiento inútil de sangre".

Vilma Núñez explica que las protestas "van más allá de la reforma" de Ortega: "Esto fue el detonante de un descontento no solo de estudiantes, sino de un país que está exigiendo más democracia y libertad de expresión marcada por la censura a los medios", afirmó.

Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Paraguay y Perú demandaron deponer la confrontación y cesar los actos de fuerza en las violentas manifestaciones según un comunicado de la Cancillería chilena.

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