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Un Chile de escritores y lectores

lunes, 23 de abril de 2018

Sebastián Piñera Presidente de Chile
Opinión
El Mercurio

"... el profundo impacto de un libro, cómo puede cambiar la vida de una persona, la capacidad que tiene de marcar rumbo, definir el camino a seguir y expandir los horizontes, es esencial para que nuestro país alcance un verdadero desarrollo integral, material y espiritual....".



Este año se marchó Nicanor Parra, cuando ya había superado los cien años de vida. Fue, sin duda, una dolorosa pérdida: un gran poeta, reconocido en Chile y el extranjero; ganador de múltiples distinciones, incluyendo el Premio Cervantes 2011. Esta distinción, considerada el Premio Nobel de la Literatura en español, también la obtuvieron en su momento el novelista Jorge Edwards en 1999 y el poeta Gonzalo Rojas en 2003, lo que prueba la vitalidad de las letras chilenas. De hecho, nuestro país es el único en América Latina que ha logrado dos veces el Premio Nobel de Literatura, que distinguió a Gabriela Mistral en 1945 y a Pablo Neruda en 1971. Y hace casi un siglo, Vicente Huidobro estuvo en la lista de posibles galardonados de este importante reconocimiento. Y estoy convencido de que el Premio Nobel de Literatura se lo quedaron debiendo al gran Nicanor.

Todo esto es la representación de una tradición literaria muy bien asentada, que califica a Chile como un país cuna de escritores, poetas, novelistas, ensayistas, lo cual no es chauvinismo, sino un legítimo orgullo que es valorado en el mundo entero. Así como estos autores, hay muchos otros que han ganado concursos, cuentan con doctorados Honoris Causa en universidades extranjeras, publican en los más diversos idiomas y llevan con gran altura el nombre de Chile y nuestra cultura a los lugares más lejanos del mundo.

En este nuevo Día Internacional del Libro -fiesta mundial que recuerda la muerte de Miguel de Cervantes y William Shakespeare- es necesario reflexionar sobre la importancia de los escritores y sus libros, pero también sobre los lectores y sus hábitos, sus obras preferidas y el valor inmenso que puede tener acercarse a una novela, un poema o cualquier obra que nos permita inspirarnos y crecer como personas.

En este sentido, debemos reconocer que las cosas deberían estar mejor: los índices de lectura nacionales son, en perspectiva internacional, bajos, y muchas veces escuchamos voces escolares o en otros ambientes que expresan un desencanto con los libros, con las lecturas obligatorias y con alguna mala experiencia que ha alejado a la persona del hábito lector.

También influyen ciertas alternativas o competencias presuntamente más "entretenidas", como la televisión o las nuevas redes sociales, que desincentivan la lectura de libros. Frente a esta realidad, no debemos caer en la pasividad o en el pesimismo. Muy por el contrario, debe ser un estímulo para revertir estas tendencias y reivindicar el enorme valor de nuestra literatura, así como la literatura latinoamericana y universal, donde encontraremos obras que, estoy seguro, son tanto hoy como ayer, un patrimonio inmenso de cultura, aprendizaje, gozo e inspiración.

Tenía razón Antoine de Saint-Exupéry cuando decía en "El Principito" que "lo esencial es invisible a los ojos". Efectivamente, muchos aspectos del desarrollo de Chile se pueden ver fácilmente: los caminos, edificios, índices económicos y otros tantos temas visibles y medibles. Sin embargo, el profundo impacto de un libro -cómo puede cambiar la vida de una persona, la capacidad que tiene de marcar rumbo, definir el camino a seguir y expandir los horizontes- es algo que se descubre de manera más íntima y que, por lo mismo, no aparece en los rankings , pero es esencial para que nuestro país alcance un verdadero desarrollo integral, material y espiritual.

Y recordemos, volviendo a "El Principito", que "todos los hombres tienen estrellas, pero no significan lo mismo para todos. Para algunos, como los viajeros, las estrellas son guías. Para otros, no son más que pequeñas luces en el cielo. Para los estudiosos, son problemas. Para mi hombre de negocios significaban riquezas. Pero todas estas estrellas son silenciosas".

Lo mismo ocurre con los libros. Están en silencio hasta que, con nuestra lectura, les damos vida, incorporándolos a nuestras vidas, haciéndolos existir con y para nosotros. Y hay miles de estrellas que nos esperan, para iluminar nuestras vidas. Por eso, celebremos este día como se merece: leyendo un libro y compartiéndolo con nuestros seres queridos, para que enriquezca y dé mayor sentido a nuestras vidas.

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