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Los desafíos internacionales del nuevo Presidente cubano:

Díaz-Canel se estrena al frente de Cuba recibiendo a Maduro

domingo, 22 de abril de 2018

Daniel Lozano Para ?El Mercurio?
Internacional
El Mercurio

La Habana En su primer encuentro oficial, el Mandatario venezolano pidió "renovar la esperanza" y "visualizar 10 años adelante" las estratégicas relaciones bilaterales.



El flamante Presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, estrenó su actividad internacional con un recibimiento con honores militares a su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, en el emblemático Palacio de la Revolución de La Habana.

Díaz-Canel, quien fue proclamado el jueves como nuevo Presidente en sucesión de Raúl Castro, sostuvo un encuentro privado con Maduro y no dio declaraciones públicas, pero el Mandatario venezolano se encargó de resaltar que seguirá vigente la alianza estratégica entre ambos países: "Venimos a renovar la esperanza, a renovar los sueños y apuntar hacia el futuro, sobre todo visualizar 10 años adelante, ver qué más se puede hacer".

Durante su estancia, Maduro también tenía previsto reunirse con Raúl Castro, quien se mantiene como primer secretario del Partido Comunista y -según destacó el Presidente venezolano- "sigue al frente de la vanguardia dirigiendo la batalla".

Después de este primer acto oficial con Maduro, está previsto que Díaz-Canel reciba el lunes en La Habana al Mandatario boliviano, Evo Morales.

El nuevo presidente del Consejo de Estado y de Ministros de Cuba parece tener muy clara su receta: continuismo político dentro y fuera, y profundizar "sin prisa pero sin pausa" las reformas económicas de su padrino político. Como si de un Deng Xiaoping a la cubana se tratase.

"Ratifico que la política exterior cubana se mantendrá inalterable y reiteramos que nadie logrará el propósito de debilitar a la revolución ni doblegar al pueblo cubano... Cuba no negociará principios ni aceptará condicionamientos", aseguró Díaz-Canel durante su primer discurso ante la nación, la confirmación de que mantiene el mismo programa exterior que Raúl Castro: alianza irrestricta con Venezuela; vínculos políticos y, sobre todo, económicos más estrechos con los aliados rusos y chinos; buenas relaciones con el resto del continente; profundizar la nueva luna de miel con la Unión Europea y afrontar el gran reto de EE.UU.

Los elegidos Maduro y Díaz-Canel han compartido un periplo político muy parecido, sobre todo desde 2013, cuando el primero accedió al poder presidencial, y el segundo, por entonces ministro de Educación, se alzó con la primera vicepresidencia del Consejo de Estado de Cuba.

¿Por qué una defensa tan estrecha entre las dos revoluciones? "La suerte de los dos regímenes está intrínsecamente unida, uno depende del otro: si cayera La Habana, Maduro caería relativamente rápido porque pierde su aparato de control. Y si Venezuela cae, Cuba se vería muy aislada, con menos riesgo que a la inversa, pero también en peligro. No creo que eso varíe fundamentalmente con Díaz-Canel", dice el historiador Armando Chaguaceda.

Un diseño muy revolucionario que ahora se acomoda en medio de un aluvión de críticas en Venezuela ante la convicción extendida de que su país es más "Cubazuela" que nunca: colas para comprar alimentos, transportes primitivos abarrotados, escasez de productos básicos y medicinas y emigración de jóvenes en busca de oportunidades.

Entre los asuntos a debatir no solo está cómo enfrentarse al Grupo de Lima o al abandono de Unasur (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú anunciaron su salida de la organización auspiciada por Hugo Chávez), sino también su grueso cordón umbilical económico, que ha perdido tamaño por culpa de la voraz crisis venezolana. El país sudamericano solo envía hoy 55.000 barriles de petróleo frente a los 120.000 de otras épocas. También suspendió el pago de US$ 9.000 millones anuales por el trabajo de los médicos cubanos.

"El comercio entre ambos países se sitúa en torno al 15% del PIB cubano", apunta el economista Pavel Vidal, antiguo funcionario del Banco Central de Cuba. Según estima, el PIB de su país puede caer entre 7 y 9% golpeado por la crisis venezolana, "aunque es verdad que el turismo, las remesas y el sector privado han amortiguado el shock ".

Las relaciones con EE.UU., en su peor momento desde la visita del ex Presidente Barack Obama a la isla, emergen como el gran reto diplomático para Díaz-Canel. Un reto muy cuesta arriba, tras el fuerte enfrentamiento durante la Cumbre de las Américas de Lima y el caso sin resolver de los "ataques sonoros" contra personal estadounidense en La Habana.

La nueva guerra fría entre ambos gobiernos dificulta la recuperación económica de la isla y la llegada de las imprescindibles inversiones extranjeras. "Si las medidas de Trump revierten las adoptadas por Obama pueden afectar seriamente a Cuba", predice el economista Mauricio de Miranda, quien ha investigado el flujo de capitales entre los países.

Como novedad protocolar, en los actos de ayer estuvo presente la esposa de Díaz-Canel, Lis Cuesta, quien ejerció como primera dama, una figura inédita en la Revolución cubana

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