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Audios estuvieron guardados por más de 40 años, desde su destitución de la Junta de Gobierno en 1978:

Viuda del general Leigh revela grabaciones ocultas que hizo el ex Cdte. FACh a Pinochet

domingo, 22 de abril de 2018

NIEVES ARAVENA E.
Política
El Mercurio

Los registros de tensos diálogos entre ambos generales se difunden en el libro "Leigh, el general republicano" que se lanza este miércoles bajo la autoría de Gabriela García de Leigh.



Gabriela García de Leigh (75) dice que hoy disfruta de la vida tranquila, de los nietos y de estar en su casa, con sus plantas y rodeada de las hermosas antigüedades que heredó de su padre.

La viuda del ex comandante en jefe de la Fuerza Aérea (FACh), Gustavo Leigh Guzmán, uno de los artífices del golpe de Estado de 1973, siempre ha cultivado un bajo perfil y admite que incluso se sintió "dichosa" el 24 de julio de 1978, cuando su marido fue destituido de la Junta de Gobierno por el general Augusto Pinochet. "Por fin se acabó esto", recuerda que se dijo, porque estaba forzada a cumplir tareas sociales.

No daba una entrevista desde 2003. Por eso, ahora dice estar "aterrada", justo a dos días del lanzamiento del libro "Leigh, el general republicano", bajo su autoría, que decidió elaborar con gran parte del material que su esposo le entregó días antes de fallecer en 1999.

Era una herencia documental, con un respaldo inédito: varios registros de audio que el propio Leigh hizo con una mini-grabadora oculta en un bolsillo de su uniforme, en reuniones privadas que sostuvo con Pinochet. Otras cintas (casetes) contienen relatos que él grabó encerrado en su escritorio una vez que dejó la Junta.

Gabriela de Leigh dice que no podía eludir esta obligación y difundir esos tensos diálogos que reflejan, según dice, la lucha del general Leigh por dar pasos hacia el retorno de la democracia.

Recuerda que el general Leigh era "hermético" en casa sobre temas de gobierno y por eso nunca estuvo al tanto de lo que ocurría entre 1973 y 1978.

"Enterarme ahora de todo lo que mi marido sufrió esos años fue difícil", dice. Y se sorprendió: "En los primeros años, yo los pensaba a todos felices, empujando el carro para el mismo lado, pero no era así".

Los registros

-Estas grabaciones estuvieron guardadas 40 años. ¿Desde cuándo grababa?

"Yo sabía que él estaba dejando sus memorias grabadas. Se contactó con una secretaria de confianza para que se las transcribiera. Están en papel y están los casetes con su voz".

-¿Cuándo las escucha por primera vez?

"Las empecé a escuchar hace un año y medio. Escuchar la voz de él me era imposible. Con su calma y contando que en tal fecha pasó esto. Sin transparentar en la voz la rabia que debió haber sentido en el momento".

-¿Y cuántas horas de grabación hay?

"Hay casetes de la Junta, pero la mayor parte son conversaciones de él con Pinochet a solas, porque llegó un momento en que él le dijo 'está bien dime lo que quieras, pero en privado' ".

-¿Con qué criterio hizo la selección de estos audios para el libro?

"No. Yo no hago ninguna selección. Yo le pasé todo el material a un escritor historiador (cuya identidad es reservada). Eso, más la documentación de 1973 a 1978 que estaba por ahí guardada".

Pasar a la historia

-¿Cómo cree usted que el general Leigh pasó a la historia?

"A él no le importaba cómo pasara a la historia. Ni yo sé cómo ha pasado, porque en todos estos años, pensaba, ya se calmará esto. Pero resulta que el odio sigue hoy día igual. Mire lo que pasó en el Congreso (con el incidente entre los diputados Urrutia y Jiles).

-¿Este libro puede cambiar en algo la versión que se tiene del papel del general Leigh en la Junta Militar?

"Por lo menos que se sepa lo que él trató de hacer y los puntos que le causaron su salida de la Junta. No fue porque él aspirara a reemplazar a Pinochet, si no que solamente por defender sus principios, sus puntos de vista, que creía que eran los correctos para Chile".

-En el mundo, el general Leigh pasó a la historia como el que ordenó el bombardeo a La Moneda

"Y de eso no se arrepintió nunca".

-¿Y cuando usted mira hacia atrás ese momento, qué piensa?

"Ojalá no lo hubieran tenido que hacer. En ese momento se planteó que era necesario. Previo a esto, hacía meses se hablaba de los cordones industriales, de las armas que tenían, de la organización que tenían y que no se hiciera nada que perjudicara el camino que el gobierno se había impuesto. El camino del gobierno de Allende estaba errado y él se lo dijo".

-¿Por qué escogieron el título con el adjetivo de republicano?

"A través de sus acciones, su espíritu era republicano. Él buscaba retornar a la democracia y recuperar la República".

-Desde otra perspectiva, algunos dirán que un general republicano no bombardea La Moneda...

"Yo conocí a Gustavo y él no iba a hacer algo por que sí. La razón era que con la amenaza de estos cordones industriales y que Allende los llamó ese día en la mañana...Van a venir a protegerlo los trabajadores con o sin armas y se va a producir una mortandad de lado y lado, que no es lo que buscamos. Lo que buscamos es un "párenle"; esto va en serio. Él (Leigh) estaba convencido de que en ese minuto era lo que había que hacer para evitar lo otro".

La relación con Pinochet

-En el libro se refleja que hubo una relación conflictiva con Pinochet cuando le plantea suspender el estado de sitio o no llevar más presos a isla Dawson. ¿Por cree que él decide grabar esto?

"Con la intención de que se publicaran algún día para que se conociera la verdad de lo que había pasado al interior de la Junta. Que él no estaba en desacuerdo con ninguna de estas medidas al principio, pero dilatarlas por años y años... No pensaba en quedarse ni 5 años, sino seguir los postulados de la Junta, estabilizar la economía y entregar el gobierno.

-¿ Tenía algún temor cuando empezó a grabar?

"No. Nunca le tuvo miedo a que atentaran contra él".

-¿Qué efecto cree que tuvo esta actitud de "díscolo", como él se define?

"Él era el único que se le oponía a Pinochet. Merino y Mendoza firmaban todo. No sirvió de nada. Sirvió para que lo echaran con 19 generales más y Pinochet tuviera el camino libre para seguir haciendo en los años restantes lo que quiso sin contrapeso".

"Eso, teniendo presente, hoy después de 40 años, que Gustavo no tenía idea de lo que hacía la DINA, porque cada vez que a él le llegaba una denuncia, él le preguntaba directamente a Pinochet, y él decía; "No, hombre, cómo se te ocurre, esto es parte de la campaña".

-Pero en este libro, él habla de las ejecuciones en una entrevista al TIME y dice que no se tocó a un político

"Por supuesto que se sabía que había terroristas que disparaban contra o que atentaban contra una patrulla o un cuartel de Carabineros o tratando de poner bombas. Ese tipo de gente, pero no un político por sus ideas".

-También dice el libro que Pinochet le pidió 300 hombres para la DINA

"Creo que fueron más en un principio y luego empezó a retirarlos".

-¿Él prestaba gente sin saber qué hacía la DINA? ¿Cree que eso era posible?

"Conociendo la institución, sí. El que mandaba era Pinochet. Si Pinochet decía que él estaba al tanto de todo, que esto era una campaña izquierdista".

-Pero algo sospecharía el general Leigh, porque en la entrevista al Corriere della Sera desliza que si el gobierno estuviera involucrado en la muerte de Letelier, él saldría de la Junta

"Eso es porque ya había recibido una carta (de Mariana Callejas) y ya sabía. O por lo menos estaba la duda... Un compañero de armas es leal siempre. Gustavo iba y le preguntaba siempre".

-Cuando él sale de la Junta, se dijo que él ambicionaba ser Presidente...

"Bonito habría sido que se rotara año a año cada uno, pero había más problemas que beneficio en eso. Él se quedó porque pensó que desde adentro podría corregir el rumbo".

-¿Cuál es el peor momento que recuerda para él en el período militar?

"Su mayor dolor fue haber firmado ese decreto en que Pinochet se nombraba como Presidente. A lo mejor para Chile lo mejor habría sido quebrar la Junta en ese momento, pero no se puede saber qué habría pasado de hacer cosas distintas 40 años atrás. Gustavo no habría enfrentado una fuerza contra otra".

-¿Una vez que salió, cómo fue la vida?

"Le grababan las llamadas, le abrían la correspondencia, pero él lo sabía".

Derechos humanos

-En sus registros no se toca el tema de los derechos humanos.

"Porque él no quiere decir: "yo no tenía idea". Los hechos se fueron confirmando de a poco con los años y ya una vez en retiro empieza la campaña más incontrarrestable, en que uno empieza a decir bueno, parece que es cierto, que no es la propaganda en el exterior".

-Por haber sido comandante en jefe él fue procesado en algunos casos.

"Claro y él dijo yo soy responsable durante mis 4 años de mando. Con o sin saber, un jefe es responsable. La ignorancia no es disculpa, entonces él no lo sabía, pero por la responsabilidad del mando, asume.

-¿Cómo fue la relación del general Leigh con el general Bachelet?

"Eran muy buenos amigos. Tanto, que cuando mi marido estaba en el extranjero en una misión, su hijo que estaba en la Escuela de Aviación tuvo como apoderado a Bachelet para que viera los temas de notas y cosas económicas".

-En este libro, él dice: "soy el responsable de la detención del general Bachelet, pero no lo soy de la causa de su muerte y dice que no hubo tortura.

"Gustavo no sabía que hubiese tortura en la Academia de Guerra, no solo de Bachelet, de nadie".

- Pero la justicia lo investigó como un caso de tortura. ¿Cree que fue torturado el general Bachelet?

"No sé. Apremios físicos no, pero para un general estar preso ya es una tortura más que suficiente, que sus subalternos lo interroguen, eso es tortura psicológica, es sufrimiento de la persona y tenía una enfermedad congénita. Hasta su muerte, Gustavo estaba seguro de que no torturaban en la Academia".

-¿Y usted prefiere creer esa versión a pesar de los procesamientos?

"Va cambiando la realidad de lo que pasó. Yo creo que la DINA hizo barbaridades que no debió haber realizado".

El general Matthei

-El libro reproduce una carta del general Atala, que habla del general Matthei como un "traidor".

"Esa era la opinión que tenían todos los 19 generales que se fueron. A ninguno lo obligaron. Los más antiguos tenían que irse. Los que continuaban fueron renunciando por su voluntad, pese a que Gustavo les dijo que no lo hicieran, que no pensaba dividir a la FACh".

-¿Se temía una intervención del Ejército en la FACh?

"Eran las amenazas de Pinochet".

-¿El general Leigh no le reconoció nada positivo a la gestión de Matthei?

"Cosas positivas hizo, indudablemente que sí, pero no le perdonó nunca el silencio en esas circunstancias. No haberle dicho que lo llamó el general Pinochet y le ha ofrecido la comandancia. Cualquier otro general lo habría hecho, en ese tiempo sí, no sé si hoy día".

¿Para qué este libro?

-¿Para qué cree que va a servir este libro 40 años después de la salida de su marido de la Junta de Gobierno?

"Yo espero que contribuya para la historia de Chile, para aclarar la verdad. No todos estuvieron de acuerdo, no los cuatro, con la cantidad de años que se mantuvo la Junta en el poder. No todos estaban de acuerdo con la DINA.

La idea de Gustavo era sacar para afuera a los terroristas, pero esa idea vino cuando empezaron a acusar de tortura al gobierno afuera.

-Él no habla del trato a prisioneros, según tratados internacionales.

"En ese momento no habían pensado en tratados internacionales. Había que tratar que el país volviera a la concordia y se acabaran estas balaceras. Y en tiempos de guerra, el que dispara contra un soldado si lo pillan lo matan".

-¿Cree que en todos los casos fue así y que no hubo desaparecidos como se estableció en las investigaciones, o que los lanzaron desde el aire al mar?

"De tanta cosa, no sé. Yo hablo del conocimiento de mi marido y que él no habría autorizado eso. De repente se dispara la gente, pero eso cae en la responsabilidad del mando".

"Péndulo en la izquierda"

-En 2003, usted dijo en una entrevista que había un péndulo que estuvo en un lado, de apoyo al gobierno militar, y luego en el otro lado, a la izquierda.

"Esa era una opinión de mi marido. Ahora está en la izquierda y se mantiene ahí. Mire lo que está pasando con este gobierno. Los estudiantes vuelven a salir a la calle. Si quieren marchar que lo hagan, pero sin llegar a la violencia".

"Ahora los militares no tienen derechos humanos. Estamos llegando a lo mismo, ¿cómo no me va a desesperar?".

"La violencia está ahora del lado de la izquierda, antes era de los militares. Pero han pasado 40 años y no le pueden seguir inculcando a la gente el odio".

-¿Cerraría Punta Peuco?

"No hay nada que lo justifique. La justicia discrimina; debieran tener los mismos beneficios, ¡si son gente de más de 90 años! Yo conocí el caso de César Ruiz Bunger (ex socio de su marido, también herido en el atentado a Leigh) que murió hace dos semanas y él estaba enfermo, ya tenía 93 años, no quería más. Se declaró culpable en casos, como responsable".

-¿Cree que su marido habría corrido igual suerte?

"No me cabe duda de que si Gustavo viviera estaría allá, porque él asumió la responsabilidad del mando, lo haya sabido o no. Lo que hizo Ruiz fue eso".

-¿Cuál es su mirada del país hoy?

"De a poco se ha llegado hasta lo que estamos ahora. Ojalá todos los gobiernos hubiesen seguido con la orientación del Presidente Aylwin. Él trató de hacer lo mejor que pudo con Pinochet al lado, lo cual era muy difícil".

CONTINÚA EN C 4

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