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Ministro de la Secretaría General de la Presidencia, Gonzalo Blumel:

"En los próximos 90 días vamos a desplegar del orden de 25 proyectos que marcan la hoja de ruta"

domingo, 22 de abril de 2018

María Soledad Vial
Reportajes
El Mercurio

La reforma tributaria, la de pensiones, fármacos para bajar los precios de los medicamentos, la polémica ley de pesca, entre otros proyectos, serán las principales medidas que estamparán el sello del gobierno de Sebastián Piñera.



No fue un día cualquiera en palacio. No lo son en La Moneda; por lo general, comienzan tranquilos y nunca se sabe cómo ni cuándo terminan... Llegamos cuando el monitoreo de la primera marcha que desafió a este segundo gobierno de Piñera había cedido paso a la molestia por las "crueles" declaraciones del diputado UDI Ignacio Urrutia, celebrando el retiro del proyecto de reparación a víctimas de derechos humanos.

No solo llegó el ministro de Justicia, Hernán Larraín, y algunos asesores, pasados algunos minutos se abrió la puerta y con un "buenos días", general, el propio Presidente entró a la oficina de su ministro secretario general de la Presidencia. Ambos ya habían compartido varios telefonazos.

"No viene mucho, una o dos veces al mes", nos comenta un rato después el propio Gonzalo Blumel, habiendo ya fijado públicamente la posición del Gobierno en el agraviante episodio. "Al Presidente le gusta visitar a los ministros en sus oficinas", agrega, y estaba a dos pasos, en el Patio de las Camelias, saludando a los funcionarios en una feria de servicios. "Que sea lo que sea", dice, comenzando esta, su primera entrevista, y haciendo un guiño a Jorge Drexel, el compositor uruguayo que ganó un Oscar y tanto le gusta a este ministro fanático de la música.

A un mes de cumplir 40 años, le ha cambiado la vida al ingeniero civil de la UC, que estudió Economía en Birmingham, Inglaterra, y que es el más joven y, dicen, uno de los ministros más queridos y cercanos de Sebastián Piñera. Blumel pasó los últimos cuatro años en su fundación, Avanza Chile, los anteriores cuatro en su gobierno, como jefe de gabinete del ex ministro Cristián Larroulet, primero, y luego, a cargo de su segundo piso. Ahora pasa gran parte de sus días en el Congreso, martes y miércoles, porque la prioridad que se fijó es definir "esos compromisos por los que la ciudadanía nos respaldó", y para eso, empujar las leyes necesarias para concretar el programa, también modernizar y transformar el Estado chileno.

-¿Su juventud ha significado una debilidad política o una oportunidad, en un Congreso más joven?

-Tiene ventajas y desventajas. Al final, tampoco soy tan joven, se ríe, y la experiencia de haber partido desde abajo, trabajando en una municipalidad, enfrentando un concejo municipal o al gobierno regional, en este ministerio en el gobierno anterior, cuatro años en la fundación Avanza Chile, coordinando el programa de gobierno, son experiencias que me han enseñado mucho. Nadie está libre de cometer errores, pero el trabajo riguroso todo lo suple, me siento muy acompañado y apoyado por los ministros más experimentados y por el Presidente.

-Aún no le han tocado votaciones importantes en un Congreso donde son minoría, ¿cree que le darán su voto parlamentarios opositores?

-Estamos conscientes de que no será una legislatura sencilla, no tenemos mayoría en ninguna de las dos cámaras y, además, tenemos que convencer a nuestra coalición. Vamos a tener que trabajar mucho. La ciudadanía mandó un mensaje potente al darnos un respaldo tan contundente en la elección presidencial, casi 5 millones de votos y un 55%, y no darnos mayoría en el Congreso. Escuchamos su mandato en la campaña: "Pónganse de acuerdo". Hemos dialogado con todas las bancadas de Chile Vamos y la ex Nueva Mayoría, el Frente Amplio, para escuchar. Veo señales muy positivas, como el proyecto de resolución de la DC, que busca establecer mecanismos para los acuerdos nacionales a que ha convocado el Presidente Piñera; también una oposición constructiva, republicana, en la bancada DC y el Partido Radical. Valoro la disposición de sectores del Frente Amplio, pese a las diferencias.

-La oposición dice que la relación "se quebró", que no hubo consistencia entre sus conversaciones y el retiro del proyecto para compensar a víctimas de torturas, ¿se acabó la luna de miel, ministro?

-No hay ninguna inconsistencia, el ministro y la subsecretaria de Justicia explicaron en la comisión de DD.HH. que debemos reestudiar y reevaluar el proyecto para hacer una propuesta a la luz de las disponibilidades fiscales y los compromisos que hay. El proyecto se presentó cinco días antes de que finalizara el anterior gobierno, no está financiado, cuesta más de $ 90 mil millones, 10 veces el aumento de las subvenciones del Sename, queremos hacer una propuesta seria.

-¿No se enrareció el ambiente en el Congreso después de este agresivo episodio?

-La posición del Gobierno fue muy clara, no compartimos la forma ni el fondo, nos pareció cruel lo que dijo y les pedimos a todos los parlamentarios que sean cuidadosos. Mantener una buena relación con el Congreso es un desafío de todos los días, no se puede dar por sentada, pero la voluntad del Presidente, de este ministerio y del Gobierno es mantenerla más allá de las dificultades y estar siempre disponibles para conversar.

-¿También será un desafío permanente la relación con los estudiantes, que marcharon nuevamente esta semana y que fueron tan decisivos en el primer gobierno de Piñera?, ¿aportan los dichos del ministro de Educación, Gerardo Varela?

-Hubo marchas en el primer y segundo gobierno de la Presidenta Bachelet, en el primero del Presidente Piñera y vamos a tener en este segundo gobierno. Son expresiones legítimas de los movimientos sociales, lo importante es que sean con respeto, dentro de un marco democrático e institucional y por las razones que la sociedad demanda, como la calidad en la educación.

Que el Frente Amplio haya llegado al Congreso es una buena noticia, sus diputados tienen mucha identificación y sensibilidad con el movimiento estudiantil y eso permite un diálogo más institucional, como ha ocurrido durante este primer mes de gobierno.

-No me respondió sobre los "campeones" y otras frases del ministro Varela. ¿No terminó fortaleciendo la primera marcha contra Piñera?

-No creo que haya sido sustantivo. Los ministros tenemos que ser muy responsables en la forma en que actuamos y ceñirnos al mandato que nos da el Presidente y cada ministerio. Más allá de la anécdota, el fondo es que tenemos una institucionalidad que nos permitirá hacer cumplir la prohibición del lucro en la educación superior, con una nueva superintendencia y nuevas sanciones.

-A propósito de Varela, de cambios en seremis y gobernadores, del retiro de la terna para el directorio de TVN, ¿ha sido más difícil la instalación de lo previsto?

-Ha sido una buena instalación, respaldada por la ciudadanía con su apoyo al Presidente y al Gobierno, entendiendo que es una foto del momento. Ningún gobierno está libre de tener contratiempos, dificultades e incluso errores; ni el Presidente ni los ministros ni nadie en el Gobierno tenemos problemas en reconocer cuando se cometen errores y corregirlos rápidamente, el problema sería perseverar en ellos.

-En ese sentido, se critica la designación del hermano del Presidente como embajador en Argentina y se habla de "nepotismo", ¿no es un error?

-Lo fundamental es evaluar a las personas por sus capacidades, más que por su parentesco. El parentesco no puede ser un factor que impida participar en el servicio público y, en este caso, estamos hablando de un distinguido servidor público que fue director de la Cancillería, de la Academia Diplomática, ministro, vicepresidente del Banco Central y tiene más de 40 años en la DC.

"Lo importante no es la competencia por quien hace más proyectos, sino hacer buenos proyectos"

-Mientras la oposición intenta rearmarse, este primer mes, los errores han venido del propio oficialismo, también se ha visto lenta la designación en embajadas, empresas públicas...

-Tenemos prácticamente la totalidad de los cargos nombrados. Cuando se hace esa crítica, pienso que hay una cierta confusión, el Estado no es un botín ni se cuotea, tienen que estar los mejores servidores públicos y no significa necesariamente que cada gobierno cambie a la totalidad. El Presidente ha promovido la estabilidad de los funcionarios de carrera en las embajadas, hoy tenemos otro marco regulatorio en la Alta Dirección Pública, como país hemos avanzado en un mayor profesionalismo en el servicio civil, lo natural es una transición fluida en el tiempo, que los equipos de gobierno se instalen sin caer en un frenesí. No hay que llegar con el botón de pánico, con el reseteo del Estado cada vez que cambia un gobierno.

El Presidente ha llegado a tomar decisiones muy concretas en temas importantes para los chilenos, como inmigración, Sename, seguridad, La Araucanía, con acuerdos y diálogo.

-Los gobiernos tienen casi el primer año para sacar su agenda y el Congreso se queja de "sequía legislativa", ¿van a legislar menos dada su minoría parlamentaria?

-Nosotros tenemos una lógica absolutamente distinta del frenesí legislativo de los últimos tiempos, creemos en un reformismo responsable, que recupere la calidad de las políticas públicas que se ha deteriorado enormemente en los últimos años en Chile, con reformas parche, que buscan ciertos objetivos pero están mal elaboradas, como la tributaria o la educacional. Lo importante no es la competencia por quién hace más proyectos, sino hacer buenos proyectos. En un mes y una semana tenemos 30 proyectos con urgencias legislativas compatibles con nuestro programa, como la nueva ley de adopciones, las reformas a la Onemi y las notarías, y otros que vienen del gobierno anterior, como el que termina con el Sename. El Congreso ya tramita proyectos muy importantes de este gobierno, como la nueva ley de migraciones, la ampliación de la gratuidad a IP y CFT, la nueva subvención del Sename, la reforma a la Ley Antiterrorista, la propuesta que hicimos en identidad de género.

-Retiraron decenas de decretos del gobierno anterior desde la Contraloría, ¿no es otro camino para descomponer proyectos de Bachelet?

-Al contrario, forma parte de la responsabilidad pública revisar la potestad reglamentaria del gobierno, lo hizo el gobierno anterior y estaba en su derecho. De los 191.000 decretos que ingresaron el 2017 a toma de razón en la Contraloría, retiramos 405, el 0,2%; queremos revisarlos y reingresarlos si no hay mayores observaciones, así ha sido con la gran mayoría.

Debates valóricos: "No vamos a poder estar todos de acuerdo en todas las materias"

-¿Persiste un déficit político, pese a la intención de fortalecer la gestión política en este segundo gobierno de Chile Vamos?

-Este es un gobierno mucho más político que el anterior, hay un componente de experiencia mayor en el gabinete, en los gobiernos regionales, pero el desafío de hacer política es diario, y hay días buenos y otros no tan buenos. Invertimos mucho tiempo y esfuerzo en tener una buena relación con nuestra coalición, en un diálogo republicano con la oposición, y somos muy conscientes de que junto con buenas políticas públicas, es fundamental hacer buena política.

-¿Qué balance hace, en ese sentido, del funcionamiento del comité político?, ¿han conseguido un diseño que les permita marcar la agenda, desarrollar el plan de gobierno?

-Es un equipo que lleva un buen tiempo trabajando juntos bajo el liderazgo del Presidente Piñera, y tenemos una buena forma de trabajo, donde cada uno aporta lo suyo, siento además una visión muy compartida respecto del mandato. Eso explica decisiones tan rápidas e importantes y claras, como la reestructuración del Alto Mando de Carabineros, la nueva política de migraciones, el viaje a La Araucanía, la visita del Presidente al Sename.

Lo segundo es mantener una hoja de ruta y una quilla muy clara, el compromiso de llevar a Chile al desarrollo integral, recuperando la capacidad de crecer y crear empleo; el impulso social a la infancia, los adultos y la red clase media protegida, y modernizar las instituciones y el Estado.

En los próximos 60 a 90 días vamos a desplegar del orden de 25 proyectos que marcan la hoja de ruta de esta primera etapa; la reforma tributaria y la de pensiones, ley de fármacos para bajar los precios de los medicamentos, ley de pesca, entre ellos.

-Sin embargo, ¿no faltó haber diseñado un foco propio para no terminar hablando de la eutanasia, tema que les puso el Frente Amplio y que divide a Chile Vamos?

-No veo complicación, es un tema donde la coalición tiene una posición muy clara; hemos dicho que en materias valóricas respetamos la libertad de acción y cada uno tiene que revisarlas a la luz de sus convicciones.

-El proyecto de identidad de género sigue dividiendo al oficialismo, la UDI amenaza con ir al Tribunal Constitucional, ¿fue un error mantener su urgencia?

-Al contrario, este tema estaba en la comisión mixta, iba a ser ley con o sin nosotros, tomar una posición muestra la responsabilidad y seriedad con que actúan el Presidente y el Gobierno. Es un tema muy relevante, muy complejo y de debate no solo en Chile sino en todo el mundo, habría sido poco responsable restarse. Hemos planteado una postura clara, moderada, que se hace cargo de la situación de las personas transexuales, busca darles una respuesta más digna y respetuosa.

No vamos a poder estar todos de acuerdo en todas las materias, tenemos un marco común, que es el programa y el Gobierno quiere dar respuesta a los temas importantes, no tomar palco. En la medida en que este debate se dé con argumentos, de frente, con lealtad, no hay ningún problema en tener diferencias. Hoy somos una coalición más diversa, con liberales, conservadores, socialcristianos, que está aprendiendo a procesar mejor sus diferencias. La Concertación supo hacerlo muy bien y la Nueva Mayoría lo extravió completamente, nosotros tenemos que cuidar como hueso de santo la unidad, que es fundamental para el éxito del Gobierno y también para su proyección.

-Para proyectarse, ¿la centroderecha debe sacudirse de conservadores y pinochetistas, como recomiendan algunos?

-Chile es hoy una sociedad mucho más abierta, plural, tolerante, y si queremos aspirar a representar a una gran mayoría tenemos que ser una coalición más abierta, diversa, más tolerante.

La mejor estrategia para la centroderecha es hacer un buen gobierno, no hay ninguna posibilidad de proyectarse en el tiempo sin un buen gobierno. Eso significa actuar unidos, atender los problemas de los chilenos y cumplir los compromisos del programa de gobierno, el principal es encaminar a Chile hacia el desarrollo humano integral.

"No hay que llegar con el botón de pánico, con el reseteo del Estado cada vez que cambia un gobierno".

"Tenemos una lógica absolutamente distinta del frenesí legislativo de los últimos tiempos, creemos en un reformismo responsable".

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