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ENTREVISTA

Miguel Laborde: "Los extranjeros me abrieron los ojos sobre Chile"

domingo, 22 de abril de 2018

ELENA IRARRÁZABAL SÁNCHEZ
Artes y Letras
El Mercurio

Temas como nuestra identidad y culturas matrices, las ciudades y la geografía de Chile han perseguido al investigador Miguel Laborde. Recién premiado por el Instituto de Conmemoración Histórica, el académico se refiere a su personal búsqueda de la identidad chilena, la situación de nuestro patrimonio, sus esperanzas y sus angustias.



Hace 51 años, en 1967, un joven estudiante de Derecho recogía a grupos de extranjeros que llegaban al aeropuerto Cerrillos. En los 20 minutos que duraba el trayecto hasta el Hotel Carrera -sin tráfico, sin tags , sin Transantiago- tenía que "presentar Chile" a franceses, australianos, alemanes, estadounidenses. A veces también los acompañaba a Portillo, Valparaíso y Pomaire. "Sus miradas eran muy distintas. Con ellos fui descubriendo la originalidad de este país, algo que viviendo de la cultura chilena nunca había percibido. Fueron extranjeros los que me abrieron los ojos sobre Chile".

Miguel Laborde Duronea (1949) tenía, además, cuatro abuelos inmigrantes de origen vasco-francés. "Vivía en Chile, estaba en un entorno de vascos franceses y en un colegio norteamericano. Fue natural que el tema identitario surgiera como problemática. Además fui muy nadador en ríos y mar y eso me acercó a la geografía. También fue clave un viaje por Latinoamérica durante un año y medio, en el que me impresionó mucho Tiahuanaco. Ese paisaje, esa arquitectura, esa atmósfera me marcaron".

Hace unos años, a Laborde lo invitaron a integrar el Instituto Mundial de Geopoética, fundado por un profesor de La Sorbonne. "Sin darme cuenta, era eso lo que andaba buscando, el estudio de aquello que los griegos llamaban 'el espíritu del lugar', en una lectura asociada al arte y la cultura. Partiendo de las visiones que forjaron los pueblos originarios y que dieron origen a la primera poesía".

Autor de numerosas publicaciones sobre arquitectura, historia y urbanismo, columnista de "El Mercurio" sobre la ciudad de Santiago, director de la revista Universitaria de la UC y profesor de la UDP, cuesta encasillar a Miguel Laborde. Él nos ayuda: "Yo diría que escribo y hago clases sobre relatos e imaginarios de Chile. Cultivo la geopoética y lo identitario de nuestro país". Hace unos días, estas múltiples aristas lo hicieron merecedor de la "Orden de don Pedro de Valdivia" en el grado de caballero comendador, otorgada por el Instituto de Conmemoración Histórica, dirigido por Sergio Martínez Baeza.

- Tuvo una preocupación temprana por nuestra cultura y patrimonio. Hoy, ¿cuál siente que ha sido el mayor avance en todos estos años?

"En la década de los 60, Chile tenía una muy baja autoestima de sí mismo, en todo sentido. Y por lo tanto había mucha indiferencia y desinterés por el patrimonio . En esos años recuerdo que tras un viaje por América llegué a Arica. Pregunté qué había interesante de ver y me contestaron 'nada, mejor vaya a las playas de Brasil'. Y casi por casualidad divisé un letrero que ofrecía viajes al Altiplano. Me embarqué y me encontré ¡con ese prodigio que es el lago Chungará! Nadie lo conocía".

"Respecto de esa ignorancia total hemos avanzado mucho. Lugares como la Patagonia, Chiloé, la Araucanía y el Valle del Elqui se han llenado de connotaciones. Pero eso no se ha traducido en un compromiso con el patrimonio, aunque creo que las nuevas generaciones sí lo valoran y eso se va a traducir, ojalá más temprano que tarde, en un cambio de la sociedad".

- ¿Y el mayor retroceso?

"La destrucción ha sido pavorosa. Yo renuncié a la comisión de Patrimonio del Colegio de Arquitectos porque era un obituario permanente. En cada reunión se oía de la destrucción de dos o tres patrimonios valiosos. Hoy, ya un poco tarde, hay que decirlo".

- Al recibir el premio se refirió a las miradas fragmentadas de nuestra historia, que dificultan la conmemoración del patrimonio común.

"En la medida en que no hay relato e imaginarios inclusivos, empiezan 'los patrimonios tuyos' y los 'patrimonios míos'. Y esos sesgos generan diferencias. Una vez oí en una reunión que quienes se preocupaban del patrimonio en realidad defendían 'las casas de los tatas'. Esta fragmentación de los relatos es muy nociva cuando los recursos son escasos. Se pierden patrimonios que, si hubiese ciertos consensos, se podrían salvar".

No a la idealización

"Hay países que han renegado de una cultura matriz, pero nosotros hemos renegado de nuestras dos culturas matrices: la española y la mapuche", reflexiona Miguel Laborde sobre la falta de una base sobre la que reflexionar en torno a nuestra identidad.

-Y piensa que es peligroso tanto ese rechazo como idealizar las culturas.

"A veces falta rigor. Con las mejores intenciones se producen idealizaciones que no son verdad. Como la descripción de un mundo indígena que no tenía propiedad privada, que vivía en contacto y armonía total con la naturaleza. Idealizar con códigos actuales resulta atractivo y la gente lo incorpora, pero no es cierto. Estas culturas eran de verdad y como toda sociedad real tenían luces y sombras. Eran humanas, no angelicales".

"También culpar de todo mal al español invasor significa cegarnos al hecho de que España haya sido capaz, con sus variantes regionales, de generar una riqueza cultural que nos ha nutrido y de la que hacemos uso hasta hoy. En la medida en que cubrimos todo bajo la pantalla del saqueo y la violación, ya no podemos ver. Y obviamente el relato del indio ladrón y borracho frente a los 'buenos colonos' también ciega la posibilidad de conocer ese mundo. Por tanto, estamos casi en el punto de partida. Ojalá haya más rigor en lo que se dice y enseña".

- En este plano usted destaca la mirada de Vicuña Mackenna.

"En una época en que se importaban árboles europeos para los parques, Vicuña Mackenna habla del bosque nativo; en un tiempo en que se despreciaba a los indígenas, él los reivindica. Y no se confunde, dice que venimos de España, no conozco a nadie que haya visto todo eso tan claro. Tenía además una gran conexión con la cultura y el humor popular. Uno lo lee y él es totalmente chileno, es un mestizo cultural cabal. Como intendente, su visión para ampliar Santiago hacia el sur olvidado, con su paseo y teatro popular, es muy significativa. Como todo personaje, ha recibido críticas, entre otras por su visión 'afrancesada' de la ciudad. Pero lo he estudiado, lo he leído y creo que en él se puede reconocer a un chileno, un contemporáneo nuestro".

Sin investigación no hay rescate

A finales de los 60, el joven guía turístico se sentía cada día más lejano del Derecho. "Me incorporé a la UC y su área de Comunicaciones. Y poco a poco comencé a descubrir las ciudades chilenas, desde su marco geográfico hasta su orden. En otras urbes de América Latina había un urbanismo indígena previo que fue aprovechado por españoles, pero en Chile, en general eso no ocurrió. Tuvimos una pureza geométrica excepcional, que al mismo tiempo fue dialogante con el paisaje. Me fascinó ver cómo lo filosófico, lo religioso, lo político se iba sintetizando en una obra que es la ciudad y su arquitectura".

- Hoy, en materia arquitectónica, ¿le preocupa Santiago? ¿O más bien las regiones?

"Me inquietan más las regiones. Cada una posee desafíos y requiere respuestas propias. No puede haber una dinámica desde Santiago, son búsquedas que necesitan una sensibilidad y conocimiento del lugar que involucre al sector privado, público y la academia. En Arica, por ejemplo, el nuevo mall ha puesto en crisis el paseo céntrico. La inmigración en Antofagasta ha generado zonas de enorme precariedad. En Santiago, en cambio, hemos avanzado en catastros e investigación académica y la sociedad civil está más empoderada. En provincia falta, con excepción de Valparaíso y Concepción, que tienen academia y militancia.

"El mundo universitario cumple un rol importante en lo urbano. Ha ido inventariando y poniendo en valor el patrimonio. Donde no hay catastro es fácil que desaparezca todo. El desguace de las ciudades salitreras en los años 60 para sacar el pino oregón a nadie le importó, no había investigación que lo hubiese puesto en valor ese patrimonio.

- Y en el caso de Santiago, ¿piensa que hace falta un alcalde mayor?

"Sí. Los grandes proyectos urbanos requieren mucho más que un alcalde. Hay desafíos de transporte, medioambientales, sociales, que requieren grandes respuestas".

- Qué nadie hoy plantea.

"Yo he celebrado el proyecto del ex intendente Orrego en torno al eje Alameda-Providencia. Es un plan a largo plazo, pero que es decisivo. Lo mismo pienso del proyecto sobre los 26 'cerros-isla'. Tendríamos otra ciudad con 26 cerros forestados que además se concentran en las comunas más necesitadas de áreas verdes. Son proyectos muy a largo plazo. Ojalá podamos tener otro intendente impulsando proyectos que no va a inaugurar y que no le van a dar popularidad".

- ¿Qué otros proyectos rescata?

"Una experiencia que me resultó sobrecogedora fue el Hotel Singular de Patagonia. Poder ver el frigorífico Bories, una construcción fundacional de Puerto Natales, abierto al turismo con la posibilidad de entrar al mundo ganadero con sus espacios magníficos. También me resulta esperanzadora la transformación de Providencia. Le habría rescatado algún sector de mansiones o grandes casas, como se hizo en Bogotá, transformado en polo gastronómico y peatonal. Pero en general se salva el ambiente arbolado y ajardinado y unos ambientes que han permitido una vida muy urbana, de cafés, ciclovías, plazas, librerías, restaurantes, teatros, que se proyecta con barrios muy residenciales o temáticos muy diversos".

- Finalmente, ¿la creación de una subsecretaría del patrimonio le parece una buena idea?

"Creo que debe haber alguna institucionalidad responsable de empujar el carro, la gestión es muy importante. Que haya un líder oficial dentro del sector público es de celebrar. Antes de que se acabe el patrimonio..."

"Si no hay relato e imaginarios inclusivos empiezan 'los patrimonios tuyos' y los 'patrimonios míos' Y esos sesgos generan diferencias".

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