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Olivier Oullier, doctor en neurociencias:

"La herramienta educativa que estamos subutilizando es el cuerpo"

lunes, 16 de abril de 2018

Margherita Cordano
Educación
El Mercurio

Las personas tienden a retener más conceptos cuando involucran a su organismo en el proceso, explica este académico francés; desde contar con los dedos hasta aprender movimientos asociados con un país para entender mejor su idioma.



Durante los últimos años, gran parte del trabajo de Olivier Oullier se ha centrado en hacer cada vez menos notorios los dispositivos que pone en la cabeza de los escolares: los que en un principio eran enormes cascos, actualmente son unos pequeños cintillos, muy similares a los auriculares de manos libres que utilizan los teleoperadores. Con ellos, este doctor en neurociencias francés se dedica a medir la actividad cerebral de niños.

Su objetivo es monitorear qué cosas provocan que los escolares se distraigan, o cuáles otras ayudan a captar su atención. La idea final es que, al tener esto más claro, el tiempo que se destina a educar se aprovecha de mucho mejor forma.

El movimiento es la clave

"Algunos profesores pueden estar preguntándose si son aburridos porque sus alumnos los miran con cara de fatiga. Pero puede que eso no tenga que ver con su manera de hacer clases, sino que con el sistema digestivo de esos niños", explicó Oullier durante su presentación sobre neurociencias y aprendizaje en el Foro Global de Educación y Habilidades que se celebró en Dubái. Si los datos, por ejemplo, muestran que la mayoría de los niños se distrae un poco antes de las dos de la tarde, es probable que eso tenga que ver con que están hambrientos.

En su exposición, el francés -quien preside la compañía tecnológica Emotiv, es académico de las universidades de Aix-Marseille y Oxford, además de asesor del gobierno de Francia en temas de ciencias y políticas públicas- destacó que una de las cosas más entretenidas que se han ido descubriendo es que las personas tienden a aprender mejor cuando están en movimiento.

"Un cerebro por sí mismo es poco útil. Si tomas el casi kilo y medio de materia cerebral y lo pones sobre una mesa, nada va a pasar. Para que un cerebro sea útil hay que estudiar y comprender cómo se conecta con su entorno, siendo el primero de ellos el cuerpo. El cuerpo importa tanto, que hay estudios que muestran lo importante que es enseñar movimientos asociados con un idioma extranjero cuando se está aprendiendo sobre él".

Oullier puso como ejemplo a sus vecinos al otro lado de los Alpes, quienes tienen la tendencia de hablar moviendo las manos. "Si uno hace este tipo de gestos al hablar italiano, las otras personas sienten que a uno se le entiende mejor", indicó. "Eso hace sentido si pensamos que los seres humanos somos más que solo cerebros, sino también cuerpos que interactúan con otros cuerpos y con otros ambientes".

En 2017, la revista Frontiers in Human Neuroscience publicó un estudio de la U. de Copenhague que demostró que en educación básica los alumnos retienen más conceptos matemáticos cuando involucran su cuerpo en el aprendizaje: aplaudiendo para entender secuencias, empleando brazos y piernas para aprender sobre longitudes o moviéndose entre las baldosas del suelo para captar mejor los conceptos de traslación y rotación.

"La herramienta educativa que estamos subutilizando es nuestro cuerpo. Los datos dicen que aprendemos mejor haciendo uso del tacto, y no solo en cosas obvias como al aprender sobre anatomía. Por supuesto que un hueso plástico que se puede manipular va a ayudar a una persona a entender mejor su función. Pero también pasa que en matemáticas, en los países occidentales se ha visto que algunos de los mejores estudiantes cuentan haciendo uso de sus dedos".

Esto no significa que tengamos que enseñar a todos de esta manera, puntualizó Oullier. Lo que sí implica -indicó- es que se debe dar la oportunidad a niños y jóvenes de hacerlo de esta forma si es que les acomoda.

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