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Desde el 14 de marzo de 2017 se encuentra viviendo en Estados Unidos:

La reinvención de Rodrigo Peñailillo en Washington D.C.

domingo, 15 de abril de 2018

Carlos Saldivia
Reportajes
El Mercurio

Por casi dos años se radicará en la capital de EE.UU., junto a su esposa e hijos, para hacer un magíster en políticas públicas. Sigue monitoreando la política chilena, pero tiene pocos amigos del PPD con los que habla. En Virginia, la primera ciudad donde vivió en Estados Unidos, no fue del todo fácil su estadía.



Viernes 15 de diciembre de 2017. De espaldas a La Moneda, en el Paseo Bulnes, se instala el escenario escogido por el comando del candidato Alejandro Guillier para el cierre de su campaña. Bajo cuatro torres de luces y dos cámaras con grúa, el ex Presidente de Uruguay José Mujica realiza una emotiva alocución. Al terminar su discurso, varios concurrentes se aproximan al escenario. Uno de ellos es el ex senador y ex presidente del PPD Sergio Bitar. A él, y no al ex Mandatario uruguayo, se acerca Rosa Briceño.

Se trataba de la madre de Rodrigo Peñailillo, con quien Bitar conversó animadamente durante unos instantes. Al final de la conversación le pidió retratarse juntos para mandarle fotografías a su hijo, quien desde el 14 de marzo de 2017 se encuentra viviendo en Virginia, Estados Unidos.

En el PPD no hay dudas de que Rosa Briceño votó por Guillier. No ocurre lo mismo con su hijo.

Los amigos del ex ministro del Interior de la administración de Michelle Bachelet, en cuya gestión se aprobó el nuevo sistema electoral, afirman que no habría sufragado ni en primera ni en segunda vuelta. Se trataría de un tema de trámites legales, que no alcanzó a realizar, pese a que se había aprobado el voto de los chilenos en el extranjero.

Entonces, estaba volcado a sus estudios de inglés en la Universidad de Carolina del Norte, los cuales concluyeron satisfactoriamente hace algún tiempo.

La mudanza a Washington D.C.

El ingeniero comercial ya rindió el Test of English as a Foreign Language (Toefl), una prueba estandarizada de dominio del inglés, orientada a extranjeros; y el Graduate Record Examinations (GRE), un test que es requisito de admisión en las escuelas de posgrado.

Con ambas pruebas aprobadas postuló a tres universidades estadounidenses, ubicadas en Chicago, Boston y Washington D.C. Fue admitido en las tres, dicen sus amigos.

Peñailillo decidió radicarse en Washington. El próximo miércoles, de hecho, se matricularía en su nueva casa de estudios, donde realizará un magíster en políticas públicas a partir del próximo mes.

Por ese motivo, por estos días se apronta a cambiarse de casa y de Estado. A fines de este mes deberá dejar su hogar en Virginia y trasladarse a la capital estadounidense junto a su familia, que componen su esposa Carolina Saldaña, y sus dos hijos.

El ex ministro del Interior, aseguran quienes se han comunicado desde Chile con él en las últimas semanas, se radicará en la ciudad hasta al menos el inicio de 2020. Ya tiene una casa alquilada donde residir con su núcleo familiar. Sus hijos, ya bilingües, están inscritos en un colegio de la ciudad, y su esposa, que permanece en la casa en Virginia, lo ha ayudado en varias tareas logísticas. Ambos suelen acudir juntos al gimnasio del barrio donde viven actualmente.

"Él tomó una decisión de vida de irse a vivir a Estados Unidos, decisión que en Madrid ya me lo comentaba. Quería seguir perfeccionándose y por eso viajó. Le servirá a él y también a su familia", ha dicho el ex subsecretario de Desarrollo Social Juan Eduardo Faúndez, quien vivió con Peñailillo en España mientras estudiaban otro posgrado.

Días de austeridad

Peñailillo debió abandonar La Moneda el 11 de mayo de 2015, golpeado por las investigaciones del caso SQM, los problemas con Sebastián Dávalos y por los cuestionamientos a los informes que realizó durante el período de la llamada precampaña presidencial de Bachelet. Dejaba así una ascendente carrera política, que había comenzado como jefe de gabinete del primer gobierno de la ex Presidenta, en el período 2006-2010.

Guardando un bajo perfil público, entre septiembre de 2015 y noviembre de 2016 se mantuvo trabajando en Flacso. Se trataba de la realización de una investigación titulada "Descentralización: Impactos y desafíos en la competitividad nacional y regional".

El devenir del otrora poderoso ministro del Interior tendría un giro después del 25 de febrero del año pasado, luego de casarse. Quien se había encumbrado como el líder de la G-90 del PPD partió solo a Estados Unidos. Su presupuesto no era alto y llegó a una pieza que le facilitaba el centro de estudios en Carolina del Norte.

Desde el PPD explican que su esposa y sus hijos viajaron a mediados de ese mismo año a Estados Unidos. Antes hablaban a diario por WhatsApp o vía Skype. También se comunicaba con algunos amigos de la G-90, cuya red estuvo en diversos cargos de confianza durante su paso por el Gobierno.

En su familia explican que ahora le costó decidir dónde radicarse. Lo primero que descartó fue ir a Chicago, debido a que el costo de la vida y del transporte encarecían su presupuesto. Boston también tenía dificultades: las distancias que debería recorrer en bus -no tiene automóvil- para ir al colegio de los hijos y luego a la sede universitaria no eran del todo simples.

Finalmente, optó por estar cerca del Capitolio y la Casa Blanca. El lugar le era funcional en lo cotidiano, además de que potencialmente podría alimentar una significativa red de contactos políticos internacionales, y de organismos de ONGs.

Los pocos amigos que conocen bien al ex jefe de gabinete afirman que durante sus 14 meses en La Moneda ahorró parte de su sueldo y vendió un terreno en Limache. En su declaración de patrimonio figuran tres propiedades que al momento de dejar el Ministerio ya no aparecen. También habría conseguido una beca estadounidense, que lo ayuda.

Heraldo y Ley Antiterrorista, en la mira

Desde Estados Unidos, Peñailillo suele monitorear la coyuntura política, aunque hoy mantiene comunicación esporádica con sus amigos del PPD en Chile. Entre ellos, el ex subsecretario Faúndez; el ex administrador de La Moneda Cristián Riquelme y Héctor Cucumides. En menor medida, con Rodrigo González, el ex jefe de la división jurídica que jugó un rol clave en la redacción de la Ley Antiterrorista que el ingeniero PPD ingresó al Congreso en noviembre de 2014 y de la que la administración del Presidente Sebastián Piñera hizo modificaciones.

El entonces jefe del Interior se reunió con la Comisión de Constitución, que presidía el senador Felipe Harboe (PPD), y acordó no darle urgencia con el fin de buscar consensos en un plazo de un año. Viajó a España y Francia para recoger experiencias. Tras su abrupta salida del Gobierno, ha comentado, la ley quedó botada.

Con menos frecuencia, Peñailillo ha mantenido comunicación con Flavio Candia, el coautor del libro que publicaron en 2017 en Flacso sobre regionalización, y del cual no pudieron efectuar un lanzamiento por viajar ambos fuera de Chile. Mientras Peñailillo se fue a EE.UU; Candia partió a Holanda.

La política interna también la sigue. Según habría comentado, la figura del ex canciller Heraldo Muñoz le resulta interesante para dirigir la futura directiva del PPD. Ambos tuvieron una buena relación de trabajo en el gabinete saliente. Peñailillo, al igual que buena parte de los dirigentes del partido, estimaría que la colectividad atraviesa por una debacle que puede poner en riesgo su capacidad de supervivencia.

Con quien no se habría comunicado, al menos desde que se fue a Estados Unidos, es con la ex Presidenta Bachelet. Con ella, dicen sus cercanos, nunca más volvió a hablar.

Los cercanos de Peñailillo dicen que no votó ni en primera ni en segunda vuelta en las últimas elecciones presidenciales. Se lo atribuye a trámites legales que no habría alcanzado a realizar.

En principio, el ex ministro partió sin su familia a Estados Unidos. Su presupuesto no era alto: llegó a una pieza que le facilitaba el centro de estudios en Carolina del Norte.

El ex jefe de gabinete de Bachelet ha comentado a sus cercanos que mantuvo una buena relación con la entonces oposición. Algunos recuerdan que tenía un alto grado de entendimiento con los senadores Hernán Larraín (UDI) y Lily Pérez (Amplitud). Desde su quiebre, no ha vuelto a hablar con Bachelet.

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