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La receta de Zuckerberg

viernes, 06 de abril de 2018

Economía y Negocios


Claudia Marfin
Socia VirtusPartners

“Esto fue un abuso de confianza y lo lamento”. Uno de los hombres más ricos y poderosos del mundo, Mark Zuckerberg, líder de 19.000 de colaboradores, el milennial más exitoso de la historia, daba la cara al mundo ante el escándalo que involucra a Facebook por el traspaso de información de sus usuarios una empresa de investigación política.

Es duro ser líder en el mundo actual de los negocios.

Si antes bastaba con hacer los números eficientes; hoy el entorno exige empresas transparentes, creíbles, respetadas. De hecho, en la primera semana desde que estalló este escándalo, Facebook perdió más de 100 mil millones de dólares en los mercados bursátiles, dañada por la desconfianza de sus usuarios y los inversionistas.

Es posible que la compañía supere esta crisis profunda y en unos años vuelva a estar en la cima de los negocios mundiales. Y si lo hace, tendrá que ver en gran medida con las decisiones que su creador tome en este período. Una enorme gama de posibilidades, que de seguro este joven pelirrojo nunca imaginó cuando creó esta empresa, en su dormitorio como estudiante de la Universidad de Harvard. “Creo que estamos haciendo algo sin precedentes, en términos de construir una comunidad para que la gente en todo el mundo sea capaz de compartir lo que le importa y pueda conectarse a través de las fronteras. Creo que estamos viviendo nuevos desafíos que nadie había anticipado antes”, comentó en la primera entrevista que dio una vez que había explotado el escándalo.

Efectivamente, el líder de hoy tiene, una serie de desafíos no imaginados hace una década. Para mi, hay cuatro que son muy relevantes:

1. Consolidar un propósito corporativo

2. Socializar ese propósito en las distintas capas de la empresa

3. Preparar a los equipos para los fuertes cambios en la tecnología que se avecinan

4. Lograr colaboración en los distintos niveles de la organización como fuente de mayor productividad

Con este tipo de logros, la productividad será alta y con ello, los buenos resultados llegarán como una guinda a una hermosa torta.

El problema es que los líderes en su mayoría son hombres -que ocupan mucho más el hemisferio izquierdo que el derecho-; en su mayoría son ingenieros –o sea con una fuerte orientación a lo cuantitativo versus lo cualitativo-; en su mayoría tienen entre 40 y 50 -por lo cual no tuvieron una formación fuerte en liderazgo adaptativo-. O sea, todas estas nuevas métricas les son una compleja novedad.

Estos desafíos ya imperan en los mercados desarrollados, no sólo en los emergentes. Sin ir más lejos, en EE.UU. la gran mayoría de los empleados corporativos se siente poco comprometido con su empresa "activamente desconectado", según una encuesta reciente de Gallup. Claro, eso preocupa a los líderes, muchos de los cuales están buscando soluciones: beneficios materiales (los bonus, las salas de juegos, la comida gratis), con la esperanza de aumentar la felicidad de sus empleados. Sin embargo, las investigaciones sugieren que, aunque estos esfuerzos se agradecen, no sirven para impulsar el bienestar a largo plazo de forma eficaz. Y sin bienestar, no se avanza.
Los estudios internacionales muestran que los líderes deben dar, en vez de beneficios materiales a sus equipos, grandes beneficios no materiales, como inspiración, autocuidado, amabilidad.

Estudios como estos abundan. Los líderes empresariales pueden ser una gran fuente de inspiración para los empleados: las universidades mas prestigiosas han demostrado que cuando éstos se comportan de manera altruista y demuestran que les importa más el grupo que ellos mismos, los trabajadores confían más, son más cooperativos, dedicados, leales, colaboradores y comprometidos.

El estilo Zuckerberg de ser líder ha sido ampliamente comentado en el mundo. Invitaciones a los empleados nuevos a comer a su casa, “puerta abierta” a plantear ideas; horarios flexibles, todos los empleados pueden trabajar desde su casa un día a la semana. Estas son algunas de las acciones que lo han distinguido del resto. Como resultado, Facebook es una de las compañías más valoradas para trabajar en el mundo, o al menos lo era hasta antes del escándalo.

Zuckerberg está empeñado en estar cerca de la gente, de su entorno. Cada cierto tiempo pasa un par de horas contestando todas las preguntas que le hagan las personas a su perfil personal.

Es posible que toda esa cercanía haga que sus seguidores, inversionistas y colaboradores le perdonen este tremendo escándalo. Habrá demostrado que la consistencia en un líder es una tremenda inversión

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