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El delantero argentino falleció a los 64 años producto de un cáncer a la lengua:

Así fueron los inolvidables días del "Loco" Houseman en Colo Colo

viernes, 23 de marzo de 2018

Raúl Neira B.
Deportes
El Mercurio

A comienzos de 1982, el entrenador Pedro García y el directivo Naín Rostión viajaron a Buenos Aires para entrevistarse con el delantero. "Sabía de sus antecedentes y necesitaba aclararlos con él", recuerda el DT. El campeón del mundo lo convenció y se vino a Chile. Severino Vasconcelos y Leonel Herrera no lo olvidan: "Carismático, no parecía argentino", dicen. Una historia imperdible.



"¿René Houseman, el campeón del mundo con Argentina?"

Fue en los albores de 1982. Sorprendido y asombrado, Pedro García, entonces técnico de Colo Colo, no podía creer que Alejandro Ascuí, presidente del club, le estaba proponiendo el nombre del "Loco" para reforzar la delantera del equipo popular.

-"Sí, el mismo", le respondió el dirigente.

"Sabía que Houseman era desequilibrante y muy hábil, pero además sabía de sus problemas disciplinarios, que eran preocupantes", recuerda García.

Al delantero le precedía un envidiable historial deportivo, con títulos en Huracán y la selección de su país, pero también una conflictiva hoja de vida: el 22 de junio de 1975, por ejemplo, se presentó borracho en la concentración del "Globo" ("fue por la celebración del cumpleaños de mi hijo y casi me hacía pis encima", recordó en la revista El Gráfico) a solo horas de jugar con River Plate. Tras varias duchas de agua helada y muchos litros de café, salió a la cancha. Y anotó un gol. "Después pedí el cambio y me fui a dormir. No daba más", recordó. La barra de Huracán, en tanto, lo ovacionaba: "Y chupe , chupe , chupe , no deje de chupar , el 'Loco' es lo más grande del fútbol nacional... ".

Otra vez, horas antes de que Huracán visitara a Boca Juniors en La Bombonera, se arrancó de la concentración y provocó la angustia de César Luis Menotti, quien mandó a sus jugadores a buscarlo. Alfio Basile fue uno de ellos: "Si Houseman quería entrenar, entrenaba; si no, no importaba, total el domingo la rompía... Pero ese día no estaba, desapareció. 'Cagamos', pensé. El 'Flaco' tenía listo el equipo, íbamos a la cancha y apareció el 'Loco'. Se vistió y sin masajearse, sin canilleras, sin calentamiento entró a jugar. La descosió. Ganamos 5-1", dice la memoria del "Coco".

Por cuestiones así, es que García decidió actuar como nunca en su carrera de técnico: viajar, en este caso a Buenos Aires, para entrevistarse con su futuro delantero.

"Fui con Naín Rostión, presidente de la comisión fútbol, y nos encontramos en un restaurante. Ahí me di cuenta cómo era Houseman y le hablé claro. 'Sería bueno aclarar estos antecedentes', le dije. Le expliqué qué quería personal y deportivamente. Pasó un rato, me miró y sacó la voz: 'Me gustó como me habló; lléveme que le voy a cumplir'".

Un loco de blanco

"Sabía de él por sus partidos en Argentina y cuando lo vi entrenar, dije 'éste no es para Chile'. Era muy bueno, buena técnica. Me entendí muy bien con él dentro y fuera de la cancha; de hecho, lo llevaba en mi auto al Monumental, porque éramos vecinos en Las Condes", rememora Severino Vasconcelos.

Y agrega: "En el primer entrenamiento le dije: 'te vas a entender muy bien conmigo'. Así fue: ante la U me metió un centro maravilloso, maté la pelota con el pecho e hice el gol... Tenía cosas de Diego Maradona. Además, era muy agradable hablar con él; en las concentraciones compartíamos habitación. Jugábamos cartas, pool o ping pong... Era un argentino diferente, nada de agrandado".

Leonel Herrera, rudo zaguero blanco esa temporada, coincide. "Era carismático, siempre estaba riéndose. Muy bueno para la talla. No había cómo enojarse con él, era imposible. Y con la pelota hacía malabares, muy parecido a Ronaldinho. Todo le resultaba fácil. Como era titular y yo también, casi siempre entrenábamos en el mismo equipo. Pero a quienes lo marcaban no les gustaba mucho su habilidad y alguna patadita le daban...", detalla.

Sin anestesia, "Chuflinga" dice: "Tenía dos dificultades que lo llevaron a tener problemas...".

-¿Cuáles?

"Le gustaba mucho la cerveza y el cigarrillo. Fumaba antes de los entrenamientos, después de los entrenamientos, antes de los partidos, en el entretiempo y después de los partidos... Fácilmente dos cajetillas diarias. Nunca le dijimos nada porque como persona era espectacular, de pura risa, y el técnico lo autorizaba. Entonces, ¿qué podíamos hacer o decir nosotros? Además, rendía... Bueno, no rindió como se esperaba. Pensé que sería un gran aporte y si bien no fracasó, no era lo que esperábamos. Le gustaba la cerveza, pero jamás vi una botella en el camarín... Si todavía recuerdo la imagen: sentado en el camarín, al entretiempo, con un cigarrillo en la boca. Un personaje".

García dice que Houseman nunca le falló: "Nunca faltó a un entrenamiento, nunca se peleó con nadie y los compañeros lo quisieron mucho. Futbolísticamente repitió lo que hacía en los videos: hábil, inmensa calidad para controlar la pelota, encarar, desbordar. Mantuvo la sencillez y humildad".

De lo último da fe Naín Rostión hijo, quien pertenecía a la juvenil del Cacique. "Íbamos a Iquique a jugar la final nacional y, en esos tiempos, la indumentaria no era la mejor, había carencias. Y yo no tenía chaqueta de buzo. Se acercó Houseman, se sacó el suyo y me lo dio. Fue un gesto de una sencillez tremenda, pero tremenda", relata.

Al cabo de un año, 33 partidos y seis goles, el "Loco" dijo adiós al Monumental. "El contrato era por un año. Además extrañaba mucho su país, la familia le preocupaba mucho... Ni siquiera salía con el plantel", reflexiona García.

En 1985 colgó los botines defendiendo -solo un partido- la camiseta del Club Atlético Excursionistas. Y poco se supo de su vida hasta que el año pasado contó del cáncer.

Su cuerpo comenzó a deteriorarse. Se le veía flaco. "Murió en la pobreza", lamentaron en Argentina. "Fue un pájaro que solo quería volar", resumió Osvaldo Ardiles, compañero en la gloriosa selección trasandina de 1978.

HOUSEMAN ANOTÓ CUATRO GOLES EN LOS MUNDIALES: TRES EN 1974 (A ITALIA, HAITÍ Y LA REPÚBLICA DEMOCRÁTICA ALEMANA) Y UNO EN 1978 (A PERÚ, EN EL POLÉMICO 6 A 0).

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