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NEGOCIOS

Mujeres:¿Cómo agilizar el ecosistema de emprendimiento?

domingo, 18 de marzo de 2018


Ediciones Especiales
El Mercurio

Según el GEM, hay 7 mujeres por cada 10 hombres emprendedores. Disminuye la brecha, pero hay diferencias marcadas por sector.



Solo la mitad de los expertos encuestados está de acuerdo con que las mujeres tienen igual acceso a buenas oportunidades para crear una empresa.

Retroalimentando a un grupo de actores y factores

Un ecosistema de emprendimiento se define como "un grupo de actores y factores interdependientes, coordinados de manera tal que promuevan el emprendimiento de alto impacto". En particular, la literatura sobre los ecosistemas de emprendimiento se centra en los elementos que lo constituyen. Estos elementos no son solo las condiciones del contexto para emprender, entendidas estas como las instituciones e infraestructura disponible en el entorno, sino también las condiciones sistémicas que le dan dinamismo al ecosistema como el talento, las redes y el financiamiento.

Este enfoque no ve al emprendedor y a su emprendimiento solo como su resultado, sino que lo integra como el actor central en la creación del ecosistema, retroalimentándolo y manteniéndolo saludable.

Un emprendedor que está comprometido con el ecosistema lo retroalimenta a través de su interacción con los distintos elementos del mismo.

Un ejemplo concreto son las redes que existen entre emprendedores, las que permiten el flujo de información dentro del ecosistema, mejorando así la asignación efectiva de los recursos. La asociación entre emprendedores permite reunir información sobre los mercados, tecnologías y financiamiento.

A su vez, la información desmitifica las percepciones que tienen los individuos sobre la actividad emprendedora, mientras que las redes de conversación y apoyo allanan el camino hacia la construcción de emprendimientos capaces de generar valor. Pero para que las redes se generen es necesario que exista un liderazgo visible y comprometido.

 Existe evidencia que muestra que los efectos positivos del capital social y las redes de un determinado ecosistema varían en función del género, tipo de emprendimiento, raza y etnias. Esto lleva a que se formen límites sociales, que hacen que un mismo ecosistema genere diferencias en términos de impacto sobre sus participantes.

Neumayer et al (2018) confirma en un reciente estudio que efectivamente existen diferencias en la distribución del capital social y la conectividad de las redes entre emprendedores hombres y mujeres dentro de un ecosistema, pero que estas diferencias se ven matizadas por el sector o industrias en que desarrollan sus emprendimientos y también por la experiencia que tienen en emprendimientos anteriores.

Ecosistema saludable: ¿Qué tan dinámico y vibrante es?

Según la Fundación Kauffman (2015), la densidad, fluidez, conectividad y diversidad, son los indicadores que se utilizan para medir que tan "vibrante" o "sano" se encuentra un ecosistema de emprendimiento. Para comprender cómo las mujeres emprendedoras contribuyen y también se benefician de un ecosistema vibrante y dinámico, usaremos este marco conceptual para analizarlo.

1. Densidad

En el centro de cualquier ecosistema de emprendimiento se encuentran los emprendedores, por lo que naturalmente la densidad relativa de emprendedores se incluye en la medición de la salud de un ecosistema.  Densidad no es solo el número de emprendedores como porcentaje de la población total, sino también el porcentaje de empleos que generan y la densidad de start-ups en sectores que tienen un mayor nivel de complejidad e innovación.

En Chile, según los datos del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), el año 2017 hay 7 mujeres emprendedoras por cada 10 hombres emprendedores. La brecha de género se ha ido acortando en el tiempo, pero sigue existiendo una diferencia marcada si vemos los sectores en los que desarrollan sus negocios o en las expectativas de crecimiento en términos del número de empleados que esperan contratar.

2. Fluidez

La fluidez del ecosistema se refiere a la facilidad que otorga a los emprendedores para adaptarse y reaccionar ante un entorno cambiante. Una forma de medir fluidez es a través de la densidad de los emprendimientos con alto potencial de crecimiento.

Un ecosistema con alta fluidez permite a los emprendedores asignar recursos a actividades más productivas y capitalizar rápidamente los resultados en ese proceso. El reporte del GEM Global con foco en género, lanzado el año pasado, muestra que en el mundo las mujeres tienen una menor propensión a participar en el sector de TIC: menos de un 2% de las emprendedoras en etapas iniciales están en este sector, en promedio un poco más de un cuarto de la proporción de hombres emprendedores. En el caso particular de Chile, un 1,2% de las emprendedoras en etapas iniciales están en ese sector y el porcentaje asciende a un 5% en el caso de los emprendedores.

 

3. Conectividad

Esta dimensión está asociada a la conexión entre los elementos que componen el ecosistema. Se refiere a la densidad de las redes entre los programas, individuos y organizaciones. Según Brush (2014) las mujeres emprendedoras tienden a tener un rol más activo en mentorías a otras mujeres. Esta autora argumenta que las mujeres se ven enfrentadas a la necesidad de generar asociaciones y redes propias, ya que las instancias de interacción del ecosistema son bastante masculinas (horarios, intereses, etc.). Otro estudio de Sperber y Linder (2018), muestra que las mujeres emprendedoras solicitan apoyo adicional y validación, aun cuando perciban que su entorno sí les entrega apoyo, esto no resulta relevante en los hombres emprendedores.

 

4. Diversidad

Una diversidad de orígenes, experiencias y perspectivas fomenta la generación de ideas innovadoras. Stangler y Bell (2015) proponen una medición en tres dimensiones: diversificación económica, atracción e inserción de inmigrantes y diversificación de las oportunidades. La participación de mujeres en el ecosistema enriquece la capacidad de resiliencia de estos. Al igual que en ecosistemas tradicionales, es a través de la diversidad y la coherente interrelación entre los distintos organismos lo que fortalece el ecosistema de emprendimiento.

En la encuesta a expertos que realiza el GEM respecto a las condiciones del contexto para emprender en el país, el año 2017 se les preguntó sobre su percepción respecto a si las mujeres en Chile tienen igual acceso a buenas oportunidades para crear una empresa que los hombres. El 50% de los encuestados estuvieron a favor de tal aseveración, siendo las mujeres quienes se muestran levemente más positivas que los hombres.

La generación de ecosistemas de emprendimiento que favorezcan una mayor participación de sectores rezagados, requiere condiciones de densidad, fluidez, conectividad y diversidad que, muchas veces, no surgen espontáneamente. Se necesitan políticas públicas que los incentiven.

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