Basta con aventurarse por los portales comerciales que flanquean la Plaza de Armas para llenarse la vista y el olfato con una colorida oferta de hot dogs gigantes, carteras chinas, mochilas felpudas y fabricantes de réplicas de llaves, separados por un estrecho pero significativo pasillo de tres metros de ancho, que marca el límite entre un mundo en retirada y otro de limpias, aunque no impecables, tiendas en remodelación.
Un choque de lo nuevo contra lo viejo, que deja algunos contusos, pero que también permite vislumbrar que la anunciada recuperación del centro histórico tiene visos de seriedad y que, tal como ocurriera antes con la renovada Galería Victoria de Huérfanos o con una parte del Pasaje Matte, implica que algunos de los tradicionales comerciantes ya no estarán más en el mismo lugar que ocuparon por décadas.
El ejercicio que hizo la municipalidad fue simple pero significativo: comenzó a cobrar precios de mercado por el arriendo de todas sus propiedades -incluidos los pequeños locales del Portal Bulnes-, lo que implicó que algunos tuvieran que emigrar de la zona, pero al mismo tiempo permitió a la alcaldía generar importantes ingresos adicionales. Tanto, que según el director comercial del municipio, Pelayo Covarrubias, los cambios que se hicieron en pos de rentabilizar esos activos permitieron que este año la comuna contara con el presupuesto más expansivo de su historia: $83 mil millones.
El ejemplo más clarificador de la irracional gestión que se hizo de los activos municipales durante administraciones anteriores lo presenta una antigua casona de Santa Isabel con San Isidro, que a pesar de sus 1.000 metros cuadrados era arrendada a una familia por $36 mil mensuales.
Luego de años, la alcaldía recuperó la vivienda y ahora en ese lugar se proyecta un nuevo parque para los vecinos del sector. Otro tanto ocurría con casi el 50% de las 168 propiedades municipales, cuyos arriendos -según Covarrubias- estaban muy por debajo del precio de mercado. "Estábamos subsidiando, entre otros, a los dueños de las carteras".
En el caso del Portal Bulnes, los arriendos empezaron a subir en 2005. Según la presidenta de los 28 locatarios que quedan, Alicia de Della Porta (tiene tres locales en esa zona), los arriendos pasaron de $133 mil a $351 mil en dos años lo que, dice, hace inviable el negocio.
Independientemente de lo que pase con los 28 locatarios que quedan en el "portal de las carteras", lo cierto es que el reemplazo de los comerciantes tradicionales del centro se inició hace años. De la mano de la guerra que libra el retail por apropiarse de las zonas más transitadas del centro, varias galerías han transformado su atomizada fisonomía.