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Pasando a la ofensiva en acciones de EE.UU.

viernes, 23 de febrero de 2018

Economía y Negocios Online


Axel Christensen Director de Estrategia de Inversiones para América Latina e Iberia de BlackRock

La decisión de tomar una mayor exposición a acciones de EE.UU. no deja de ser una sorpresa, luego de tanto tiempo que la recomendación era mantener una posición neutra (es decir, al mismo nivel de la cartera estratégica, de largo plazo, que se utiliza como referencia en decisiones de portafolio; en el caso de que la referencia fuese el índice accionario Global MSCI All Country World, ello implica que la exposición será mayor al 52.% que EE.UU. representa en la cartera). También es un paso en muchos aspectos hacia una posición de minoría o contraria, en contraste con una mayoría de propuestas de estrategia de inversión que aconsejan reducir exposiciones a las acciones de ese país.

Ya antes de la reducción de impuestos y otras medidas de estímulo fiscal anunciados en el presupuesto federal del 2018, las empresas norteamericanas estaban exhibiendo una aceleración en el crecimiento de sus utilidades, que a su vez alimentaba al alza las expectativas de futuros beneficios en las estimaciones llevadas a cabo por analistas financieros. De hecho, tan sólo en lo que lleva el 2018 la ratio entre el número de revisiones de esos analistas al alza en las utilidades de las empresas de mayor tamaño (capturados en el índice MSCI USA) al número de revisiones a la baja pasó a 2.1 veces, el mayor nivel desde que se empezó a registrar esta cifra (y subió considerablemente desde un valor apenas por sobre 1.0x a fines del 2017).

Desde un crecimiento efectivo de 15% de las utilidades corporativas de las empresas del S&P 500 durante el cuarto trimestre del año 2017, las estimaciones de analistas para el 2018 son un crecimiento aún mayor del 19%. En esta proyección ya se pueden vislumbrar el efecto combinado de una economía de EE.UU. que ya estaba entrando la etapa más tardía del ciclo económico, al cual se suma el impacto de estímulo fiscal.

Como se señala, esta posición no está exenta de controversia. Después de lo que técnicamente se consideró una corrección de mercado (es decir, cuando los indicadores bursátiles más representativos como el S&P 50 o el Dow Jones caen por más de 10% desde sus niveles máximos) a comienzos de febrero, los precios accionarios han recuperado parcialmente. Luego, las excesivas valorizaciones de las bolsas de EE.UU. respecto a tanto su propia historia como a las valuaciones de otras plazas bursátiles, siguen siendo un factor de preocupación. Sin embargo, en periodos más acotados de tiempo, existe sólida evidencia que las valorizaciones son menos relevantes que los fundamentos económicos o resultados corporativos al momento de explicar el retorno de los precios accionarios, al menos en esta etapa más avanzada en el ciclo de crecimiento económico –en el caso de EE.UU., entrando ya en su noveno año, haciéndolo inusualmente extendido.

Precisamente, es el crecimiento de resultados de las empresas y una mayor capacidad para pagar dividendos (o recomprar sus acciones) lo que definirá el resultado que esta clase de activos generará en los próximos años. La gran interrogante es cuál será la magnitud de la inversión corporativa. Ella permaneció muy baja por mucho tiempo, y sólo recientemente ha empezado a tomar mayor fuerza, primero motivado por mejores perspectivas de consumo y luego por incentivos que la reforma fiscal contempla para las empresas, como es el caso de la posibilidad de depreciar de inmediato todo lo invertido en maquinaria y equipamiento. Otra opción es que las empresas utilicen esos flujos para consolidar sus industrias, a través de fusiones y adquisiciones.

¿Cuáles son los riesgos de pasar a una estrategia ofensiva? Primordialmente el mayor riesgo es la inflación, que podría observarse acelerando en el escenario macroeconómico positivo descrito anteriormente, que a su vez modifique las decisiones de política monetaria de la Reserva Federal, que aumente en mayor magnitud y/o mayor frecuencia las tasas de interés. Una vez que las tasas lleguen a un nivel que hagan a los bonos atractivas alternativas de inversión en comparación a acciones (es decir, considerando tanto retornos como volatilidades esperadas), ese sí será el comienzo del fin para posiciones de mayor exposición en acciones. Sin embargo, en nuestra opinión ello tardará algún tiempo aún, por lo que una mayor exposición en acciones a nivel global, y desde ahora incluyendo también EE.UU., es la mejor manera de aprovechar estos entornos.

¿Se pueden producir eventos de alta volatilidad similares a los vistos en febrero? Po cierto que sí, particularmente por el potencial que tienen una cadena de eventos geopolíticos que han probado ser importantes fuentes de volatilidad en activos de mayor riesgo en los últimos dos años (por ejemplo, Brexit la elección de Trump el 2016 o el triunfo de Macri el 2017).

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