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Hay 3.500 pacientes con trasplantes de órganos en el país:

Sin diálisis ni medicinas, venezolanos trasplantados luchan por sus vidas

miércoles, 21 de febrero de 2018

Alexandra Ulmer/ Reuters
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

La escasez de elementos básicos como catéteres, el deterioro de la infraestructura hospitalaria y el éxodo de médicos han empeorado la situación de salud en Venezuela.



Yasmira Castaño sintió que había recibido una nueva oportunidad cuando se sometió a un trasplante de riñón hace casi dos décadas. La entonces joven venezolana terminó la secundaria y comenzó a trabajar como manicurista.

Pero desde fines de 2017, la mujer de 40 años no pudo encontrar los inmunosupresores, medicamentos necesarios para evitar que su cuerpo rechazara el órgano, en un país alguna vez orgulloso de su sistema de salud, pero ahora sumergido en una crisis tras varios años de inestabilidad económica.

La noche de Navidad, Castaño fue llevada a un desvencijado hospital estatal. Su sistema inmune estaba atacando al riñón y poco después lo perdió.

Ahora debe someterse a diálisis tres veces por semana , pero el hospital adscrito a la Universidad Central de Venezuela -alguna vez uno de los mejores de Sudamérica-, sufre frecuentes cortes de agua y a menudo carece de materiales para dializar.

Castaño pesa unos 35 kilos y está tendida en la vieja cama de la habitación del hospital. Su compañera de pieza Lismar Castellanos es clara: "Lamentablemente puedo fallecer", dice la joven, quien perdió su riñón trasplantado el año pasado luego de contraer Zika.

Las mujeres son dos de los aproximadamente 3.500 receptores de trasplantes en el país.

En el último mes, unos 31 venezolanos han visto cómo sus cuerpos comienzan a rechazar órganos trasplantados ante la falta de medicinas, según Codevida, una organización no gubernamental. Al menos siete han muerto debido a complicaciones derivadas de fallas orgánicas en los últimos tres meses.

Otros 16.000 venezolanos, muchos de ellos esperando un trasplante, dependen de la diálisis para limpiar su sangre, pero también en este caso los recursos y los materiales son escasos. El desabastecimiento de insumos médicos alcanza 85%, de acuerdo con varias ONG, que piden al gobierno acudir a la Organización Panamericana de la Salud en busca de ayuda.

Casi la mitad de las unidades de diálisis del país están fuera de servicio, según el diputado opositor José Manuel Olivares, uno de los principales denunciantes sobre la crisis de salud y que ha recorrido las unidades de diálisis para determinar la envergadura del problema.

Solo en las tres últimas semanas, siete personas han muerto por falta de diálisis, dijo Codevida, que organizó en Caracas una protesta por la falta de medicamentos.

En medio de la escasez de elementos básicos como catéteres, el deterioro de la infraestructura hospitalaria y el éxodo de médicos, los profesionales de la salud que quedan en Venezuela intentan hacer lo imposible con cada vez menos recursos.

"Es mucho estrés. Se hace el pedido, no nos llega, se vuelve a llamar, no nos llega. Y ahí vemos que no hay material", dice un residente de nefrología de un hospital público, quien pidió el anonimato. Los profesionales del sector de salud estatal no pueden hablar con los medios sobre la situación.

Ayer, una veintena de padres de niños con trasplantes y en diálisis se encadenaron frente al hospital JM de los Ríos, de Caracas, para exigir al gobierno medicinas para sus hijos.

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