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Protestas argentinas revelan la molestia frente al manejo económico

jueves, 27 de marzo de 2008

FRANCO VERA y VALENTINA ÁLVAREZ
Economía y Negocios, El Mercurio

A los productores descontentos con el alza de cobros a las exportaciones agrarias se suma la falta de transparencia en otros ámbitos, como subsidios a ciertos sectores.

BUENOS AIRES.– Parece que al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se le acabó el tiempo para seguir ensayando una política económica que mantenga tranquilos a los argentinos, mientras el caos que paraliza al campo ya hace subir el precio de los alimentos.

"Estamos en los tiempos de conseguir: hay que conseguir nafta (bencina), hay que conseguir carne, hay que conseguir leche", enumeraba ayer, en su puesto de venta en el mercado porteño de San Telmo, un comerciante resignado a no tener carne para vender debido al desabastecimiento impuesto por la huelga agropecuaria.

El paro del sector agropecuario argentino -que ya cumple 15 días- parece haber excedido los límites de un reclamo sectorial. Argentina es el tercer mayor exportador de soja del mundo, pero el aumento de impuestos a la soja anunciado por el gobierno hace dos semanas (de 35 a 41% en promedio) generó una reacción contraria en toda la sociedad.

"Los exportadores están pagando US$ 50 mil por día por los barcos varados esperando las cargas, porque no hay negocios desde que comenzó el conflicto. Los que se benefician son nuestros competidores", asegura Ricardo Baccarin, especialista en comercio internacional de cereales.

El riesgo país se ha mantenido como el peor de la región, mientras el Instituto de Estadísticas y Censos (Indec) no logra generar confianza con su cálculo inflacionario, que se arrastra desde el gobierno anterior. Mediciones privadas ubicaron el IPC en torno al 25% en 2007, frente al 8,5% oficial y, en el caso de los subsidios a diversos sectores económicos, nadie puede decir a ciencia cierta cuáles son los aportes reales del gobierno a la empresa privada, y se acusa falta de transparencia.

Sebastián Briozzo, director de clasificación soberana para América Latina de Standard & Poor"s, no juzga los subsidios. Sin embargo, critica que en 2007 éstos prácticamente se triplicaran y se prevé que sigan aumentando durante este año: "Alrededor de 50% de éstos están orientados al sector energético, para solucionar problemas que se vienen sucediendo en ese sector", explica.

En el caso de las retenciones a las exportaciones, Briozzo destaca que además se sumará una nueva forma de cobro llamada "retención móvil". Esto implica que si sube el precio de los commodities, el cobro al exportador también sube.

Tras las fijaciones y las bandas de precios, el aumento en el cobro a las exportaciones vendría a ser la gota que rebasó el vaso de la política intervencionista de Kirchner, explica Andrés Neumeyer, profesor e investigador de la Universidad Torcuato di Tella.

"Esto es la acumulación de varias cosas. La gente que se está expresando ahora no son sólo los productores de soja", afirma.

Problemas en subsidios
La transparencia en materia de subsidios es uno de los grandes problemas que presenta la economía trasandina. Luciana Díaz Frers, directora del Programa de Política Fiscal de Cippec en Argentina, asegura que no es posible determinar a ciencia cierta cuál es la forma ni la cantidad de subsidios que el gobierno argentino entrega al sector privado. Sin embargo, se estima que los aportes más grandes se realizan al sector energético (gas y electricidad), además del sector transportes. Los subsidios se hacen por medio de exención de impuestos, por fondos fiduciarios no reflejados en el presupuesto, o bien por transferencias directas al sector privado.

Consecuencias en Chile
Según Luis Schmidt, presidente de la SNA, de alargarse el conflicto agrario en Argentina, podría haber problemas en los precios de ciertos alimentos en nuestro país. Hoy, Chile importa cerca del 30% de carne desde ese país, pero Paraguay y Brasil son la alternativa al suministro, en caso de que se generen problemas, asegura. Mayor problema habría en el caso de los productos lácteos, "pero no hay que anticiparse. Obviamente, hay preocupación", afirma Schmidt. En tanto, Felipe Asenjo, de Fit Research, dice que el problema podría influir los precios de las carnes de ave y cerdo, en caso de que subiera el precio de los granos que se importan desde ese país, debido a que éstos representan más del 20% del precio de producción.




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