La idea de seguir en un escenario de inestabilidad poco común en Alemania tiene bajo presión a la Canciller Angela Merkel y la ha llevado a aceptar que necesita hacer "compromisos dolorosos" para salir del estancamiento político, a través de una "gran coalición" de gobierno con los socialdemócratas (SPD). Desde hace cuatro meses administra el Ejecutivo, pero interinamente, sin poder tomar las decisiones clave en la primera economía de la Unión Europea (UE). "Cada uno de nosotros debe asumir compromisos dolorosos. Estoy dispuesta a ello si podemos garantizar que, al final, las ventajas predominan sobre las desventajas", dijo Merkel, líder de la Democracia Cristiana (CDU), quien ha visto caer su nivel de respaldo, por la falta de resultados en las extensas negociaciones. Incluso el apoyo a su partido cayó a 30,5%, menos de lo que logró que en las elecciones de septiembre, según un último sondeo de la firma INSA. De acuerdo con analistas, deberá ceder en políticas sociales, que en gran medida se han visto afectadas por sus políticas de austeridad. El líder socialdemócrata, Martin Schulz, dijo estar confiado de poder alcanzar un acuerdo, que ya se negociaba en tiempo de descuento: los conservadores (que también involucran a la CSU, la socia bávara de la CDU) y los socialdemócratas se habían dado plazo hasta el pasado domingo para pactar la reedición de la "gran coalición" que ya gobernó Alemania durante los últimos cuatro años. Sin embargo, sus marcadas diferencias, especialmente en temas de salud y contrato laboral, los llevaron a retrasar las negociaciones. Schulz celebró en la noche del lunes que ambos partidos concluyeron ese día sus negociaciones sobre Europa. En Twitter escribió que el acuerdo incluiría "más inversión, un presupuesto de inversión para la Zona Euro y el final de la austeridad forzada". En todo este tiempo, la imposibilidad de la Canciller para formar un gobierno ha generado preocupación entre los inversores y el resto de Europa en un momento en el que la región se enfrenta a múltiples desafíos, entre ellos la reforma de la Zona Euro y la salida de Reino Unido de la Unión Europea. Las dos principales trabas que marcaron la última jornada de diálogo fueron las demandas socialdemócratas de poner fin a los contratos laborales temporales injustificados y la de reducir las desigualdades entre los seguros médicos privados y públicos. En política de Defensa, aún se mantenían algunas diferencias, como la exportación de armas y el presupuesto militar. Las elecciones legislativas del 24 de septiembre, marcadas por la caída de los partidos tradicionales y el avance de la extrema derecha, no permitieron establecer una mayoría clara en la Cámara de Diputados. La CDU logró convertirse en la primera mayoría pero con el peor resultado desde 1949 (33%). Merkel intentó al principio alcanzar un acuerdo de gobierno con los liberales y los ecologistas, pero fracasó. Entonces los socialdemócratas, que se habían negado en un principio a reeditar la "gran coalición" -luego que su partido sufriera la peor derrota de su historia en las elecciones (20,8%), debilitado como socio minoritario del último Ejecutivo-, se vieron obligados a sentarse a negociar con la Canciller, desde principios de enero. La Jefa de Gobierno, en tanto, buscaba la forma de mantenerse al frente del país por un cuarto mandato (sin tener que gobernar en minoría) y evitar convocar a elecciones anticipadas. "Se trata de alcanzar las condiciones previas para poner en marcha un gobierno estable para que el día de mañana también podamos vivir en una situación de prosperidad y seguridad", comentó ayer Merkel sobre la necesidad de alcanzar acuerdo. Inquietud El problema es que los 463 mil miembros del SPD tendrán la última palabra sobre si aprobar o no los acuerdos alcanzados y reeditar la gran coalición. Si el pacto logrado entre socialdemócratas y conservadores es rechazado, Alemania podría tener que volver a celebrar elecciones o Merkel deberá gobernar en minoría. "Aún no está claro si los miembros del SPD aceptarán el acuerdo de coalición (¡de más de 167 páginas!). Este proceso de votación tomará un mes más. La buena noticia es que si hay luz verde, la gran coalición puede ser más fuerte que nunca, porque ambos socios tienen mucho que perder", explicó a "El Mercurio" Weronika Priesmeyer-Tkocz, directora de programa de la Europäische Akademie Berlin. "El SPD tendrá la oportunidad de establecer algunas reformas importantes en asuntos internos (sistema de salud, asuntos laborales, cohesión social) como siempre lo hizo. La CDU probablemente prevalecerá en asuntos europeos, en política exterior y de seguridad. Finalmente, Alemania podrá enfrentar la visión francesa de la integración europea (que impulsa el Presidente Emmanuel Macron), establecerle límites y enriquecer el debate con sus propias ideas".