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Clubes cannábicos: el creciente negocio de la venta de marihuana que apela ser consumo medicinal

domingo, 04 de febrero de 2018

Eliana Alvarado y Cristóbal Arriagada. UNIDAD DE INVESTIGACIÓN
El_Mercurio

Más de 20 en todo Chile Venta de recetas por internet, catálogos de distintas cepas y hasta entrega a domicilio de marihuana son algunos de los servicios que ofrecen los clubes cannábicos, agrupaciones que sin autorización venden esta droga para consumo directo, amparados en lo que ellos interpretan como un

En pleno centro de Santiago, en la entrada de una galería de la calle San Antonio, hay un afiche grande que informa: "Dr. Cannabis. Local 9. Promoción $10.000". El local es un growshop , donde venden utensilios para consumir marihuana. Pero en el mismo recinto, detrás de un estante está CCM Dispensary, un club cannábico que tiene 400 socios y 3.500 solicitudes pendientes de personas que quieren ingresar a él.

En el lugar atiende una mujer extranjera. Ella explica a quienes quieren ser miembros de esta agrupación que deben tener una receta médica con prescripción de marihuana, llenar un formulario tipo con datos personales y pagar una cuota semestral de $50 mil. Al entrar a CCM Dispensary se obtiene el derecho a comprar marihuana y "dispensarse" -es decir, abastecerse- por $8 mil el gramo.

El "dispensario" (bodega) del club se encuentra en una galería de la calle Huérfanos. Allí, en una vitrina, hay por lo menos diez frascos grandes llenos con distintas cepas de marihuana para los socios.

En la entrada hay un letrero de advertencia: "La dispensación es solo lo indicado en su receta, máximo para una semana de tratamiento".

Este grupo es uno de los 23 clubes cannábicos que "El Mercurio" detectó tras entrevistas con usuarios frecuentes, una revisión de páginas web y redes sociales y visitas a diversos lugares que son promocionados a través de publicidad en las calles y folletos.

La información obtenida permite establecer que funcionan bajo el supuesto de apoyo a usuarios medicinales de la planta, pero en realidad actúan como clubes exclusivos que cobran una cuota semestral que bordea los $50 mil y venden a sus socios.

El requisito común para entrar es tener una receta de consumo medicinal de cannabis, que puede ser por diversas patologías como estrés, ansiedad o insomnio. Algunos clubes tienen consultorios médicos y otros recomiendan dónde acceder a profesionales que dan recetas.

La mayoría (16) se ubica en la Región Metropolitana, pero en los últimos dos años también han surgido nuevos clubes en Arica, Viña del Mar, Valparaíso, Cañete, Puerto Montt, Valdivia y Temuco, entre otros.

Los clubes señalan que tienen sus propios cultivos de marihuana para satisfacer las necesidades de sus clientes.

La ley 20.000 establece que para sembrar, plantar, cultivar o cosechar especies del género cannabis se debe contar con la autorización del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG). Sin embargo, ninguno de estos clubes tiene autorización de este organismo.

Desde el SAG explican que entre 2013 y 2017 se recibieron 42 solicitudes de autorización de plantaciones de cannabis. Del total en los cinco años, la institución otorgó siete permisos, cuatro de ellos a Fundación Daya (actualmente Dayacann SpA) y el resto a Alef Biotechnology, Agrícola Fina y Sociedad Agrofuturo Limitada.

Cómo funcionan los clubes cannábicos

CCM Dispensary, cuyo nombre oficial es Club Cannábico Maconha, es administrado por Marceux Jauffret, chileno (37), quien junto a su padre tiene 4 negocios relacionados con la marihuana (3 growshops y el dispensario).

Reconoce a "El Mercurio" la venta de marihuana, aunque dice que es sin fines de lucro y es diferente del tráfico de drogas.

"El valor de la cannabis en el club es de 8 mil pesos por gramo, mientras que en el mercado negro está entre 10 y 15 mil pesos, por eso que ponemos filtros (...) Si necesitas 21 gramos para una semana, tienes que hacer una donación al club de 168 mil pesos. Esta donación es en pro de los pacientes, por ayudar a las personas. El dinero que queda en el club es para invertir en infraestructura, en cultivos y en accesorios para cultivos y para pagar los sueldos de quienes trabajan en el club".

En enero, la Municipalidad de Santiago fiscalizó las oficinas de CCM para ver si cumplían con los requisitos para funcionar de acuerdo a su patente, con giro de oficina administrativa. Según la oficina jurídica del municipio, ellos exceden las funciones de su giro, por lo cual interpondrán una denuncia ante el Juzgado de Policía Local. Además, tras las consultas de "El Mercurio", se presentó una denuncia ante fiscalía "para determinar si la actividad realizada constituye un delito", comunicó la municipalidad.

A dos cuadras de CCM Dispensary, en una oficina en la Plaza de Armas existe otro club cannábico con dispensario de marihuana: la Asociación Cultural Cannabis Integral (ACCI). Ellos pertenecen a la Federación Nacional de Asociaciones Cannábicas (Fenac), que está conformada por cuatro organizaciones que tienen personalidad jurídica y se declaran sin fines de lucro.

Esta federación dice avalar solo el consumo medicinal. "Los clubes ahora nos estamos federando, porque sabemos que hay varios clubes cannábicos que no son clubes, que no tienen ningún tipo de marco regulatorio interno y están dispensando. Ese tipo de asociaciones están infringiendo la ley. Podríamos decir que están incurriendo en narcotráfico", comenta Enrique Cáceres, presidente de la Fenac.

ACCI cobra una cuota anual de $15 mil y pide una receta médica, que se puede obtener con profesionales que ellos mismos recomiendan.

Lo distinto es que venden tres tipos de membresía: con $50 mil se obtienen 8 gramos, con $100 mil se venden 16 gramos y con $250 mil, 40 gramos. También está la posibilidad de comprar aceites a base de marihuana. En la misma oficina los socios retiran su compra.

Los médicos que recomiendan en el lugar son Sergio Sánchez y Pedro Musalem, respectivamente director y jefe de integración del Hospital de Urgencia Asistencia Pública (ex Posta Central), y ambos son parte de la Fundación Latinoamérica Reforma, que promueve un cambio en la política de drogas en Chile.

Otro médico recomendado por los clubes cannábicos es Matías House, quien pertenece a Receta Cannabis Chile y ofrece consultas presenciales ($35 mil); por Skype, que duran alrededor de 15 minutos, o visitas a domicilio.

También hay clubes que usan esta última modalidad para sus entregas. Por ejemplo, Fundación Dispensario Chile y también el Dispensario Nacional. Contactados, ninguno de los dos clubes quiso entregar su versión.

Las interpretaciones de la ley

Para Carabineros, "el hecho de tener una receta médica no quita el carácter de que sea de todas maneras un cultivo ilegal que se encuentra en un recinto privado o al interior de un domicilio", dice el capitán Alejandro Molt, vocero del Departamento Antidrogas OS-7.

Molt explica que cuando se detecta una plantación o cultivo de cannabis sin que exista un permiso del SAG, el procedimiento es el mismo, aun cuando sí haya una prescripción médica: se incautan las plantas y se da aviso a la fiscalía.

De acuerdo con el capitán Molt, existe desinformación sobre la ilegalidad del autocultivo. Pero añade que las personas que cultivan en grandes cantidades "están en pleno conocimiento de que es un acto ilegal y por eso también ocultan las plantaciones por medio de invernaderos o de corrales o al interior del domicilio en la modalidad in door ".

Juan José Rondón, abogado penalista, dice que la creación de estos clubes se da en condiciones "un tanto erradas", gracias a vacíos en la ley o formas de interpretarla. Una organización, explica, no puede actuar como un interlocutor entre el médico y los socios.

Agrega que en medio del debate por la autorización terapéutica de la planta, los clubes "claramente están lucrando con esta situación, no existe un ánimo altruista ni mucho menos, detrás hay un alto grado de utilidades respecto a la venta de cannabis".

Ximena Marcazzolo, abogada penalista y ex subdirectora de la Unidad Especializada de Tráfico Ilícito de Drogas de la Fiscalía Nacional, plantea que hay que analizar caso a caso, pero "la interpretación que se ha dado a la ley de cultivos masivos representa un riesgo inherente".

"¿Quién controla? Porque tampoco es que exista una autorización aquí del SAG o de otra autoridad pública que esté controlando quiénes son los destinatarios finales de esta sustancia", advierte.

El Colegio Médico y el Ministerio de Salud fueron consultados para este reportaje. En el primero señalaron que aún no tienen definida una postura gremial, mientras que en Salud optaron por no entregar una versión.

El martes 16 de enero, la comisión de Salud de la Cámara de Diputados aprobó de forma unánime el primer trámite del proyecto de ley que regula el uso medicinal de la marihuana.

Esta iniciativa agrega al Código Sanitario que la receta médica constituirá autorización suficiente para plantar, "cuando especifique las dosis necesarias, el tiempo de duración del tratamiento y corresponda a alguna de las enfermedades susceptibles de ser tratadas mediante estos productos". El proyecto no menciona enfermedades, pero según su autora, la diputada PC Karol Cariola, la idea es que haya un reglamento del Ministerio de Salud que las especifique.

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